El teléfono de Jimin no paraba de sonar, pero él no pensaba atenderlo. Apenas si lo escuchaba, de hecho, completamente volado en sus pensamientos. Acostado en el sofá y tapado con una manta, sin haber podido pegar ojo en toda la noche, Jimin no paraba de repasar lo que había sucedido una y otra vez en su cabeza. La luz de la mañana entraba a raudales por la ventana y le escocía en la cara, pero no pensaba moverse ni un centímetro. Las lágrimas se le habían secado en la cara, y ya no tenía ni una más para dar. Ahora mismo, se sentía como un zombie. Un zombie que repasaba toda su relación, toda completa, una y otra vez. Le dolía el pecho pensar en los primeros momentos, le sacudía por dentro; y luego recordaba todo lo demás y ya no podía saber por qué exactamente lloraba.
Yoongi se había ido, por su culpa, y Jimin ya no sabía qué hacer.
El dolor era tan intenso que le costaba respirar, se le entumecía el cuerpo y ya no podía llorar. Era tan, tan terrible, que no podía moverse ni un centímetro de su lugar. No podía aceptar lo que había pasado, no podía ser real. Era tan doloroso que simplemente no podía aceptarlo.
Y el maldito teléfono que no dejaba de sonar.
Alargó la mano, furioso, y descorrió la manta de su cuerpo para sentarse y llevárselo a la oreja.
-¿¡QUÉ!?
-¿Jimin?
Escuchar la voz de Jiyong del otro lado le hizo sentir un golpe de realidad en el estómago. Ahí estaba, su error, llamándole por teléfono. Era increíble cómo todo lo que había sentido momentáneamente, y volando por los efectos del alcohol, ahora se habían esfumado casi por completo. Y es que aunque Jiyong le gustaba... no era comparación por Yoongi. Para Jimin, Yoongi era una especie de Dios griego inalcanzable, era un hombre que jamás llegaría a comprender del todo. Un chico misterioso, problemático y que siempre parecía no estar del todo con Jimin, siempre con un pie afuera. Y a Jimin le encantaba. Por Dios, le encantaba. Y nadie, ni siquiera Jiyong, iban a poder reemplazar eso.
-Lo siento... -se tocó la frente.
-Jimin, estoy llamándote hace horas...
-Sí, lo sé.
-... Como no viniste a trabajar asumí que te había pasado algo o...
-Jiyong...
-... O también pensé que tal vez fue por el beso de anoche que... Es decir, no quiero que se pongan raras las cosas por ello. Sé que tal vez fue incorrecto, y que tal vez ahora te arrepientes mortalmente, pero no quiero que te alejes y ya no hablemos porque... No vale la pena.
-No sé si es posible olvidarlo -murmuró Jimin, mordiéndose una uña y viendo a su alrededor. Viendo todo lo que había cambiado y lo difícil que sería olvidarlo.
-Pues... Pues no, obviamente. Pero tú me besaste Jimin. ¡Tú me...! -oyó un resoplido-. Lo siento, es que me confundes. Quiero tratar de entenderte, ¿si? Pero no puedo. ¿Todo lo que dije anoche? Fue real, ¿si? Me gustas muchísimo. Pero si eso significa que te vayas y nunca más te vuelva a ver entonces pues haré como si no. Te prometo que no volveré a sacar el tema nunca más.
-Yo... -Jimin suspiró. Jiyong tenía razón, no era justo que se ocultara. Tenía que asumir sus acciónes-. Pues sí me gustas, Jiyong, pero ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza y necesito... Necesito descansae. ¿Te molesta si hoy no voy a la panadería?
-No, no, está bien. Tú... Llámame si necesitas algo, ¿sí?
Jimin sonrió con tristeza, completamente ido. Fuera de su cuerpo.
-Está bien -dijo, y colgó.
Se levantó y cerró las cortinas, para luego volver a envolverse en las mantas y acostarse en el sofá.
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You Never Walk Alone [Namjin// Yoonmin// Vhope]©
Fanfic[SEGUNDA PARTE DE MY SWEET PRINCE] ©Obra Registrada 2020 Eunice Balbi Se prohíbe la copia total o parcial de la novela, como también adaptaciónes.