El primer ajuste

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Después de aquella noche la convivencia entre los dos fue más llevadera y se les facilitó mucho fingir su matrimonio ante los demás, y aunque ambos tenían claro que no había compromiso alguno de por medio no fue la última vez que despertaron en la misma cama. Se respiraba tanta paz en esa casa que parecía demasiado bueno para ser cierto y efectivamente no se equivocaban; una tarde, mientras ella en su habitación enviaba mensajes a su grupo de amigos, los tres mercenarios llegaron a la casa después de una reunión en un bar de la capital y se instalaron en la sala para seguir conversando sobre algunos asuntos pendientes haciendo que María los escuchara sin querer.

— ¡¿En verdad le pedirás eso?! —cuestionó Eddie con cierta preocupación— no cruces los límites, Max.

— ¿Límites? ¡Eddie, por favor! —vociferó el contratista— Todos tenemos un precio y yo tengo el dinero suficiente para pagarlo. Además me lo debe, ese incidente no será gratis.

— Quedamos en que no la involucraríamos más de lo que ya está —dijo Alejandro con cierto enfado.

— ¡Tranquilo! Todo estará bajo control —respondió su mejor amigo.

La joven escuchó unos pasos que se aproximaban cada vez más a su puerta y un brusco golpeteo en la misma seguido de la molesta voz de Max llamándola por su nombre a gritos la asustó tanto que soltó su celular, salió y lo vio ahí frente a ella de pie y con una sonrisa maliciosa en su rostro mientras las miradas de los demás se posaban en su persona.

— Ven, María, siéntate —le dijo el norteamericano con una amabilidad bastante sospechosa señalándole uno de los sillones y caminando junto a ella— ¿Ya has pensado en cómo me vas a pedir disculpas?

— ¡¿Disculpas?! —preguntó con enfado mientras se sentaba— ¿Y a ti quién te dijo que yo quiero disculparme?

— Nadie —sonrió— Pero luego de aquel desafortunado evento en la ciudad que tuve que resolver sé que quieres hacerlo, ¿Y sabes? Tengo la manera indicada para que me lo compenses y que ambos resultemos beneficiados. Dime; ¿Quieres ganarte un poco de dinero extra?

— No, no quiero —dijo con firmeza cruzándose de brazos.

— ¿Segura? ¿Ni siquiera triplicando tu paga?

La oferta del sujeto fue agradable para los oídos de la mexicana quien poco a poco bajó sus brazos posándolos sobre sus piernas dispuesta a escuchar más.

— ¿Lo ves? —agregó él sonriendo— Sabía que te gustaría mi propuesta. Te necesito este fin de semana para que nos ayudes a cobrar una deuda.

— ¿Una deuda? ¿Qué tipo de deuda?

— Verás; se trata de un antiguo y muy mal cliente mío, es un empresario de Monterrey que solicitó mis servicios hace un tiempo para rescatar a su padre de un secuestro tradicional en el extranjero. Todo salió a la perfección como ya es costumbre de mi equipo, pero tuve que viajar de emergencia a medio oriente después de eso y el bastardo jamás de reportó con la otra mitad de mi pago. Está en la capital por una reunión de negocios; mi equipo de inteligencia lo localizó y tiene una reservación en un exclusivo club nocturno, tú eres el anzuelo perfecto para que se confíe y salga de ahí sin protección alguna. Cuando eso ocurra nosotros entraremos en acción y haremos el resto, tú solo tienes que seducirlo y sacarlo del club.

— ¡¿Y si me matan?! —lo cuestionó preocupada.

— Eso no pasará porque estarás cien por ciento protegida y respaldada por nosotros; Eddie te guiará por medio de un auricular que te proporcionará para asegurarnos de que todo salga bien mientras nosotros estaremos listos para intervenir en cualquier momento si la situación lo requiere. ¿Qué dices?

Una Segunda Oportunidad (Editada y extendida) +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora