SeungCheol agitó con fastidió el cigarrillo que sujetaba entre sus dedos, mientras el viento entraba en su habitación a través del balcón y revolvía algunas cosas, lo que poco le importaba, si era honesto.
Era el segundo día que había estado encerrado en su cuarto desde la salida con JiHoon, desde que vio a ese tipo ebrio y desagradable sujetarle y observarle como si fuera un objeto, y no un joven que sólo parecía esforzarse por huir de donde se encontraba.
Supo un poco más de lo que ocurrió mientras volvían a casa. JiHoon había insistido en que esperaran a que las cosas se calmaran, pero SeungCheol se lo había negado rotundamente. Estaba seguro de que si se quedaba quieto en el asiento del copiloto no podría hacer mucho para contener el enojo que sentía, así que el menor se limitó a callar y a colocarse el cinturón de seguridad, antes de comenzar un pequeño interrogatorio para saber cómo habían ocurrido las cosas, mientras recorrían el camino de regreso al departamento.
JiHoon le explicó cómo había iniciado todo, que había visto a ese hombre ingresar al baño, pero que no pensó que le estuviera siguiendo. El castaño sólo supo que algo estaba verdaderamente mal cuando aquel sujeto comenzó a dedicarle palabras y miradas desagradables. JiHoon había intentado mentirle diciéndole que tenía novio y que iría a buscarle en cualquier momento cuando él le tomó por la muñeca una primera vez. Para cuando SeungCheol ingresó en el baño, el menor había logrado zafarse, más el dolor en su pierna, que había aparecido y crecido desde hacía algunos días, no le permitió apresurarse tanto como hubiera querido, así que fue atrapado de nuevo.
JiHoon no lloró y su voz era casi monótona, pero su miedo era perceptible, y era ese asunto el que tenía a SeungCheol dando vueltas en su habitación como un animal. Se había preocupado por su alma gemela, había odiado a ese tipo, pero no sabía si era por ser un cerdo o porque atosigó a la persona que el destino había designado para él. Todas esas preguntas sin respuesta molestaban tanto al moreno, y todo lo que rondaba por su cabeza era el recuerdo de JiHoon leyendo, aquel momento donde había pensado que él era lindo, y que quería tanto olvidar.
Luego de haber llegado a casa esa noche, SeungCheol se recluyó en su pieza, y sólo salía durante las noches o en los momentos en que sabía que no encontraría a JiHoon merodeando por la casa para cocinar y dejarle la comida caliente. Después de todo, no por tener algunos días de calma las cosas debían cambiar entre ellos, ¿no?
Estaba evadiendo a su destinado, pero no sabía por qué. Todo lo que sabía era que se sentía estúpido por haber salvado a JiHoon cuando bien éste pudo haberse hecho cargo por su cuenta. ¿Qué clase de debilidad era aquella?
Y mientras él se debatía consigo mismo, intentando encontrar sentido a sus pensamientos y pensando en si debería contarle a Mingyu sobre lo que estaba ocurriendo, un silencioso JiHoon se escabullía a través del pasillo y observaba un reto en cuanto llegó a las escaleras.
Su pierna continuaba doliendo, y sabiendo que no podía seguir tomando analgésicos como si de dulces se tratara, intentaba contenerlo tanto como podía.
Frente a SeungCheol fingía que nada ocurría, pero lo cierto era que pequeños esfuerzos como bajar o subir las escaleras en la librería, o caminar hasta el café donde cenaron, le suponían una molestia, y durante el último par de días apenas había podido dormir sin sentir que algo iba mal con su herida, por lo que se había mantenido tan alejado de su destinado como le había sido posible. Era una suerte que el más alto tampoco hubiera abandonado su habitación con tanta frecuencia. Fuera de casa todo parecía ir bien, pero en cuanto habían vuelto las cosas regresaron a lo que solían ser, ambos manteniendo distancia e ignorándose tanto como era posible.
Antes, la tensión era lo que habría predominado en la casa. Mas ahora, JiHoon debía admitir que había comenzado a ocultarse de su protegido más por miedo que por sentir el profundo desprecio que solía. Luego de lo ocurrido en la salida que tuvieron, estaba convencido de que no podía mostrar debilidad alguna, de que no podría ver esos ojos sin sentir que moría de vergüenza. Choi SeungCheol le había salvado de una situación horrible que nunca antes había experimentado, y le había visto en la forma más vulnerable posible. ¿Cómo podía JiHoon continuar luciendo atemorizante si temblaba como un cachorro en cuanto estuvieron juntos en el auto otra vez?

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Red lights
FanfictionDonde una luz se enciende en las personas al encontrar a su destinado. En un mundo donde la sociedad está en crisis debido a las almas gemelas, un estudiante de medicina enciende La Luz en la persona menos esperada.