Capítulo 14

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—No, espera —SeungCheol tomó el cañón del arma y lo dirigió al suelo, mirando con seriedad a JiHoon—. Si en verdad no quieres matar a nadie inocente, debes dirigir el arma al suelo mientras la cargas.

—Tú no eres inocente —replicó JiHoon con una sonrisita maliciosa, y más que molestar a SeungCheol, le hizo pensar en lo desvergonzado que era a veces ese joven.

Y pensar que lo tomó por serio la primera vez que le conoció.

—Sí, muy divertido. Ya lo hablamos, diriges esto todo el tiempo al suelo —volvió a explicar, tomando el arma y haciendo las cosas por su cuenta—, la cargas, y quitas el seguro. No es complicado, JiHoon.

El moreno volvió a colocar el seguro y a quitar el cargador de la pistola antes de volver a entregársela a su destinado, quien la tomó a regañadientes y procuró hacer las cosas que le habían sido demostradas, sintiéndose extraño y temeroso de equivocarse en algo.

Quizá su alma gemela no era la mejor persona del mundo, pero no por ello quería matarlo de un disparo o hacerle daño. Además, JiHoon pensaba que debía confiar más en sus conocimientos. SeungCheol se había molestado en darle un par de clases sobre los componentes de un arma, la forma en que debía manejarla y cómo evitar hacerse daño a sí mismo o a otros en el proceso, lo que el menor agradecía bastante, incluso si no lo decía en voz alta. Aprender sobre armas como si se encontrara en una clase más de la universidad le facilitaba absorber la información, mas no por ello hacía menos preocupante para él el tener que aprender a utilizarla en la vida real.

Se tomó su tiempo para repetir el proceso que había visto a SeungCheol llevar a cabo, mientras éste le miraba, siempre con el rostro impasible y los brazos cruzados.

Finalmente, y luego de unos minutos, logró realizar cada uno de los pasos sin cometer un error, y observó la expresión del azabache en búsqueda de su aprobación o rechazo, pero SeungCheol sólo asintió. No era alguien muy expresivo, pero al menos JiHoon tampoco se sentía considerablemente intimidado al tenerlo como profesor.

El castaño continuó con su tarea y se colocó los protectores para oídos, tomando luego un largo respiro para mirar hacia la diana que tenía frente a él. Se encontraba a varios metros de distancia, y dudaba que pudiera acertar sin fallo alguno. Su puntería no era considerable, puesto que todo el trabajo que realizaba como médico exigía que tuviera cercano contacto con su paciente. Pero debía por lo menos intentarlo, como se lo había dicho SeungCheol. Quizá podría encontrarle gusto a esa situación en algún momento.

JiHoon hizo lo que le fue indicado en sus pequeñas clases, luego de memorizar paso a paso cómo es que se disparaba aquel artefacto. Tomó el arma, percibió esta entre sus manos y respiró profundamente. Sin embargo, le fue inevitable el sentir temor al saber que errar en algún aspecto podía causar daño a una persona cuando se encontraran fuera de ahí; aunque la sala vacía no le brindaba mucho mayor seguridad en ese instante. Por lo que, al apretar el gatillo, cerró los ojos inconscientemente y disparó dos balas, las cuales no estuvieron ni siquiera cerca de dar en el blanco.

SeungCheol reprimió una sonrisa divertida mientras aquel chico dejaba el arma y se quitaba los protectores de los oídos, girándose a mirarle con el miedo dibujado en el rostro.

—No puedo, no sirvo para esto —negó JiHoon, temblando ligeramente y uniendo sus manos para estrujar sus falanges, un gesto que solía realizar cuando se sentía inseguro.

El azabache asintió y caminó hasta él, sin poder evitar molestarle al menos un poco.

—Sabes, Hoon, algunas personas pueden acertar mejor cuando tienen los ojos abiertos —dijo, una sonrisilla dibujándose en sus labios.

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