JiHoon abrió lentamente los ojos, observando un paisaje que no le era en absoluto familiar.
Se encontraba envuelto en una cálida manta, y al estirarse levemente, recordó que se encontraba en el asiento del auto, mientras el amanecer recién comenzaba a iluminar el cielo, que era recorrido por algunas nubes.
Se giró a mirar a SeungCheol, quien mantenía la vista fija en el camino. Ahora recordaba que habían salido de casa hacía algunas horas; que el moreno ni siquiera le había dicho todavía a dónde se dirigían, y que era la mañana de la víspera de navidad. El azabache había sugerido que viajaran durante la noche para evitar algún peligro, además de que sabía que el castañito no soportaría demasiado y caería rendido en poco tiempo, cosa que acertó.
—Buenos días, Cheol —saludó JiHoon con voz adormilada, acurrucándose más en la suave manta que SeungCheol le había entregado antes de partir, para evitar que tuviera frío—. ¿Dónde estamos?
El mayor sonrió y señaló con la barbilla.
—Míralo tú mismo —dijo al más bajo, quien volvió a mirar a través de la ventanilla del auto.
JiHoon se incorporó rápidamente al observar el océano más allá, las olas rizando la arena y el aroma del agua llenando sus fosas nasales en cuanto hubo bajado el cristal. El agua todavía lucía un poco sombría debido a la ausencia de luz, además de que el cielo se encontraba levemente encapotado, por lo que podía ver. Pero, aun así, no podía evitar sentirse emocionado al saber que estaban verdaderamente lejos de la ciudad, que iban a pasar la navidad en ese lugar.
Miró entonces con una enorme sonrisa al mayor, quien no podía reprimir su propia felicidad al ver a su destinado emocionarse.
—Es muy bonito —exclamó JiHoon, mientras el viento despeinaba su cabellera galleta.
—Lo sé, no será tan cálido como sería normalmente por la época, pero al menos podremos disfrutar de estar afuera sin tantos problemas —aseguró SeungCheol, desviándose de la carretera para tomar un largo camino bordeado por árboles, rumbo al hotel que había reservado.
JiHoon se mantuvo a la expectativa, observando todo a su alrededor hasta que el azabache hubiera estacionado. Bajaron del auto llevando el poco equipaje que tenían consigo, puesto que sólo podrían quedarse un par de días, pero ese era tiempo suficiente para ambos. Era un pequeño secreto que ambos podrían mantener.
El castañito se quedó sentado en uno de los sofás de la recepción cuando SeungCheol se encargaba del registro. Mientras se encontraba solo, tomó la cámara y la encendió, observando las distintas fotografías que había tomado durante el paso de los días. La mayoría eran sólo del moreno realizando distintas acciones, en algunas imágenes dormía, en otras cocinaba, en ocasiones aparecía leyendo. JiHoon no había reparado en capturar pequeños momentos de ese hombre para sí; pero definitivamente, las imágenes que más le gustaban era aquellas donde estaba junto a su alma gemela. No eran demasiadas, puesto que era complicado para SeungCheol comportarse libremente ante una cámara, pero se esforzaba, y el menor adoraba todas y cada una de las fotografías que atesoraba junto a su destinado.
Miró a su alrededor y observó la tienda de regalos del lugar, terminando de idear su plan.
SeungCheol le llamó luego de algunos minutos y se dirigieron al ascensor, el azabache bostezaba a pequeños momentos y JiHoon tampoco se sentía mucho más enérgico todavía. Si él, habiendo dormido en el auto varias horas, todavía se sentía cansado, no imaginaba cómo debía encontrarse su destinado.
—¿Por qué no dormimos un poco antes del desayuno? —sugirió el más bajo mientras subían en el ascensor.
—Es buena idea —concordó SeungCheol.
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Red lights
FanfictionDonde una luz se enciende en las personas al encontrar a su destinado. En un mundo donde la sociedad está en crisis debido a las almas gemelas, un estudiante de medicina enciende La Luz en la persona menos esperada.