Limpió sus labios después de haber tomado otro bocado de pan francés, mientras mirada a su alrededor en ese gran departamento, vacío salvo por él.
JiHoon desayunaba lo que SeungCheol había dejado para él, de nuevo por su cuenta, pues ese moreno había salido temprano a hacer su acostumbrada rutina de ejercicio, pero nunca olvidaba dejarle algo para comer, y el castaño tampoco se negaba ya a ingerir lo que él cocinaba.
Días habían pasado desde que SeungCheol le ayudó a curar su herida, y habían mantenido un ambiente bastante tranquilo en la casa. No se evitaban con tanto afán como antes, e incluso había compartido la mesa durante un par de comidas, lo que era un logro considerable para ambos. Y en ese tiempo de paz, JiHoon se había puesto a analizar cuántas cosas su alma gemela hacía por él, incluso cuando no estaba obligado a ello.
SeungCheol preparaba las comidas, ayudaba con la lavandería, se aseguraba de que no faltaran provisiones, e incluso había acatado el no fumar en cualquier lugar de la casa y siempre mantenía sus espacios impecables. Eso era algo que JiHoon agradecía mucho, pues el desorden le ponía de mal humor, y no quería continuar provocando a su destinado cuando éste también estaba comprometido a comportarse. Porque, aunque el nerviosismo y ansiedad no se hubieran esfumado de la mirada y los movimientos de SeungCheol, por lo menor podía ocultarlos mejor y mantenerse bajo control. El menor suponía que se debía a todo el estrés que se había quitado de encima al no tener que vigilarle y controlarle para que evitara hacer alguna estupidez.
Sin embargo, JiHoon todavía se quedaba encerrado cuando su destinado no se encontraba en casa, y la llave de la puerta principal aún era escondida. Pero lo entendía, él tampoco confiaría en SeungCheol si éste hubiera tenido arrebatos impulsivos en sus primeros días de estancia, así que aceptaba su error y se disponía a actuar más como un adulto.
JiHoon dio un suspiro mientras masticaba otro bocado de la comida, que sabía mucho mejor de lo que hubiera pensado.
SeungCheol cocinaba bien, tenía que admitirlo. En realidad, parecía que todas las tareas del hogar se le daban muy bien, y no podía evitar preguntarse en dónde habría aprendido todas las cosas que sabía hacer, o si se debían a que vivía solo. Pero teniendo aquel joven tanto dinero, por qué no habría de poder pagar por que alguien mantuviera el orden y comida en la mesa mientras él hacía desastre en las calles. Aunque, pensando en lo introvertido y hasta gruñón que ese hombre podía ser, probablemente trabajar con él sería un infierno, y por ello él mismo tendría que hacer todos los deberes del hogar. Mas después de haber visto un lado mucho más tranquilo y comprensivo por parte de SeungCheol, tenía una perspectiva un poco diferente de él.
Todavía podía recordar el gentil toque de ese azabache al revisar su herida. Lo cuidadoso que fue al retirar el vendaje y limpiar los sitios dañados. JiHoon tenía bien grabado en la memoria la forma en que esos ojos oscuros, enmarcados por largas pestañas, recorrían su piel para examinar que todo estaba bien; los hoyuelos que se formaban en esas mejillas blancas cuando SeungCheol esbozaba esas sonrisas que no sabía descifrar como sinceras o sarcásticas.
Choi SeungCheol podía portarse como un maldito, pero de no haberlo conocido en circunstancias tan malas, quizá habría pensado hasta que era agradable y guapo. No podían ignorarse fácilmente esos fuertes brazos ni la manera en que sus cabellos cabían sobre su rostro, delimitando una expresión seria.
Sin quererlo, JiHoon mordió su labio inferior al pensar en la forma en que los músculos del mayor se delineaban bajo la ropa cuando le vio ejercitarse en su habitación. La forma en que apretaba los dientes cuando estaba llegando a su límite y en que despeinaba sus cabellos al tomar un descanso.
El sonido de la puerta principal abriéndose le hizo dar un respingo, y se sintió avergonzado por sus pensamientos mientras veía a su alma gemela ingresar. Vestía una sudadera holgada y de color oscuro, y su cabello se encontraba húmedo por el sudor.

ESTÁS LEYENDO
Red lights
FanfictionDonde una luz se enciende en las personas al encontrar a su destinado. En un mundo donde la sociedad está en crisis debido a las almas gemelas, un estudiante de medicina enciende La Luz en la persona menos esperada.