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Por fin había llegado a mi nuevo destino: Nueva York.
-Lléveme a Grace Gallagher College, por favor. -pedí amablemente.
-Claro señorita. -accedió el taxista.
El taxi avanzó rápido, iba de calle en calle con la finalidad de llegar más rápido. Mi vista estaba centrada hacia afuera de la ventana del taxi, miraba todos los puestos, las tiendas, a los chicos, a las chicas y a las bonitas parejas que paseaban por ahí. Me sentía absolutamente vacía.
-Llegamos señorita. -avisó el taxista.
Lo ignoré un momento y segundos después reaccioné.
- ¿Mande? -pregunté parpadeando un par de veces.
-Dije hace un instante que hemos llegado. -repitió en seco.
- ¡Oh! -exclamé-. Lo siento.
Pagué y después bajé del taxi con todo y mi equipaje, le di las gracias y luego se marchó. Observé con sumo detenimiento la institución por fuera, era enorme, en bonitas letras de tono dorado decía “Grace Gallagher College”, decidí entrar para más o menos conocer un poco de lo que estaré viendo durante dos años; tenía un jardín hermoso lleno de preciosas rosas rojas, madre mía, daba tentación tremenda de querer arrancar una.
Estando dentro de la universidad, era muy distinto, había una buena cantidad de alumnos y alumnas caminando de un lado a otro, entrando y saliendo de salones, tan sólo posaron su mirada en mí y las cosas cambiaron, me miraban como si fuese esa clase de típico bicho raro cuando se es nuevo y vienes de otro lugar.
Había casilleros de un bonito tono azul marino, el piso de mármol, había porristas con trajes de tono morado con detalles en plateado y claro, pero claro que se veían muy putas, ni crean que voy a querer formar parte de ellas. Eg.
Decidí caminar a paso libre hacia la dirección para que me brindasen de buenas indicaciones y estar actualizada, no quiero que al momento de empezar con mis estudios, me vean como una tarada que no sabe nada.
Todos me miraban con el ceño fruncido pero yo sólo rodaba los ojos con frustración, par de idiotas ¿acaso nunca en su puta vida habían visto a una mexicana en su ciudad? Qué pena, deberían de. Miraba hacia ambos lados buscando la dirección y por descuidada, choqué con alguien ¿quién? Ni idea, sólo sé que dolió un chingo, además de que hace un frío muy culero y lo que acaba de pasar es muy cliché, es de eso que siempre sucede en las películas americanas de amor ó en aquellas novelas que se encuentran en internet y no me lo vayan a negar hijos de puta, porque es cierto.
-Lo siento. -escuché disculparse a una bonita voz varonil.
-Ugh, deberías de fijarte ¿no crees? -refunfuñé al momento que me sacudía la ropa.
-Um, creo que te equivocas, tú eres la despistada que no se fijó. -me dice.
Ah, el cabrón me está retando.
-Eso no es… -no terminé mi oración ya que me encontré con unos chulos ojos marrones y el chico ni se diga, tan guapo el hijo de puta- …cierto. -finalicé.
-Mi nombre es Germán Collins. -se presentó amablemente.
-Y yo soy ____ Gutiérrez. -sonreí.
Esto me recuerda exactamente a aquella vez en la que conocí a quien quizá si no hubiese cometido la estupidez de haber aceptado estudiar acá, sería mi chico, y sí, estoy hablando de pepe.
“-Mi nombre es José Salazar. -Se presentó él, su voz era tan sensual para mí, que podría jurar que hasta la piel se me erizó y junto conmigo se estremeció. Me desmayo Yisus.
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Cien inviernos. [2da. Temporada]
Fanfiction"Cuando lees esta novela simplemente no puedes parar. Tiene ese toque realista que hace que realmente te sitúes donde quiere que estés". -Caralmer. "Es una historia muy original que te da la libertad de ser el personaje principal junto a José Salaza...