21. ¿Amigos? ¡Ni madres!

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Maratón 2/5.

-Sí, te he mentido todo éste tiempo, tú y yo jamás en la vida hemos sido novios, lo único que hemos sido es ser mejor amigos, nada más. -confiesa cabizbaja.

-Germán ¿cómo pudiste?

-Lo que pasa es que, tuviste un accidente automovilístico, ibas tú, Greg y Cameron, es claro que no lo recuerdas pero, esa es la verdad, Greg murió, Cameron sólo tuvo fracturas pero tú tuviste un fuerte golpe en la cabeza que te ocasionó que perdieras la memoria temporalmente, todas éstas personas, tu hermano, sus amigos y mejor amiga, son importantes en tu vida, tú misma me lo contaste, incluso que no podías olvidarte de pepe, éste chico con el que acabo de pelear. -lo señaló con su dedo índice.

De acuerdo, me está revolviendo la cabeza.

-N-No comprendo, no entiendo. -lo miré, él mostraba una cara de preocupación.

-B-Bueno, luego de ese accidente, yo aproveché de tu mal estado de salud para enredarte, diciéndote que tú y yo éramos novios desde un buen tiempo, casi más de medio año, me terminaste creyendo.

- ¿Por qué lo hiciste?

-Para ocultar algo de lo que me terminé dando cuenta que jamás fue seguro. -suspiro.

- ¿Y era...?

-Era para ocultar que era gay, porque desde los doce años lo descubrí, pero lo ocultaba en mis noviazgos con chicas en donde supuestamente me terminaba enamorando. -tomó mi mano-. Pero... al poner en marcha mi plan contigo, terminé por darme cuenta de la realidad y... realmente no soy gay.

Todos lo miramos con cara de: ¡¿QUÉ PEDO CONTIGO?!

-Eres un imbécil Germán, no entiendo cómo chingados te pudieron querer esas chicas inocentes, bueno, eso era antes, quién sabe cómo sean ahora pero ese no es el punto. Me sorprende que hayas sido tan egoísta y al final tan cínico.

-Sabes bien que no está con buena salud y tú muy hijo de puta aprovechas y la haces llamar tu novia ¿qué verga con eso? -intervino el pelinegro sensual.

-Sí, eso que dijo él. -entrecerré los ojos.

-____ perdóname, sé que no debí de haberlo hecho pero... por favor, dame otra oportunidad.

-No Germán. -negué con la cabeza al poner mis manos sobre mis caderas.

- ¡Oh vamos!, prometo comportarme.

-No.

-Por favor. -suplicó.

- ¿Qué no escuchas a la muchacha o qué? ¡Ya te dijo que no, cabrón! -respingó molesto.

- ¡Tú cállate, carajo! -puso los ojos en blanco.

-No me tientes. -lo apuntó con su dedo índice, por la manera en la que lo dijo, de nuevo desataría su ira.

-Y yo que pensaba que jux se encabronaba peor. -comentó el de la gorra roja. ¿Cómo se llamará?

-Cierra el hocico strappy. -le ordenó con seriedad.

¿Strappy? Ahh, qué raro nombre.

- ¿Y ustedes qué chingados ven? -saltó mi hermano de repente-. Váyanse a sus asuntos, ya no hay nada qué ver.

Se retiraron inconformes. ¡Uy! ¡Qué delicada salió la gente de hoy en día!

- ¿Amigos? -me ruega con ojos de suplica mientras se hinca para pedírmelo.

- ¿Amigos? ¡Ni madres! -reí-. ¡Estás demente si crees que voy acceder a ser tu amiga!

-Ya oíste a la muchacha, ahora ¡largo de aquí! -dijo aquel sémaforo sensual.

Cien inviernos. [2da. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora