48. Aniversario.

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Maratón 4/4.

6 meses después...

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El día de hoy pepe y yo celebraríamos nuestros seis meses de noviazgo y debo decir que me siento jodidamente bien, con mucha actitud. El día de hoy, según lo que me comentó por llamada, llegaría al Distrito Federal sólo para celebrar ya que su gira por la República terminaría dentro de dos semanas.

Durante éstos meses no ha sido nada fácil el no verle en persona, porque no en todas las fechas hemos coincidido, eso de sólo verle por skype o escuchar su voz por llamadas no me es suficiente. Como ya sabrán, estoy trabajando en CEI (Channel Enterprises Inc.), ahí se realizan diseños gráficos para videojuegos, se hacen doblaje de voces, negocios y viajes, entre muchas cosas más, y debo admitir que me ha ido de maravilla, yo me encargo de realizar a computadora un par de personajes para videojuegos próximos a salir en venta por todo el mundo. Es un poco tedioso pero a su vez entretenido.

Yayo se ofreció a ayudarme a preparar una bonita velada romántica para pepe y yo y así celebrar nuestros hermosos seis meses de noviazgo. Este día hice a un lado varios de mis deberes que incluso en el trabajo pedí el día libre, le di un motivo por el cual no iría debido a que para mí era importante y éstos accedieron y me felicitaron a lo que yo agradecí muy entusiasta.

Es raro ya que en ninguna otra parte te ceden los días por el simple hecho de que vas celebrar tu aniversario con tu novio, pero por ser buena trabajadora, me lo merecí.

Compré un bonito vestido rojo con pedrería en el escote de corte en "v", encajaba muy bien con mi cuerpo y era un poco rabón, compré unos tacones en color beige con un moño negro al frente, se miraban tan hermosos, decidí recoger mi cabello en una cola de caballo, me maquillé, usé unos bonitos aretes largos, finalmente estaba lista. Yayo me ayudó a preparar la cena y a decorar la cocina, sala y entrada con velas y aroma a rosas.

Tenía tanta emoción acumulada que en el momento de estar con él desahogaría por completo pero sólo era cuestión de que llegase a la hora que había acordado en llegar: nueve en punto. Faltaban diez minutos exactos para que llegase la hora de vernos así que le pedí a mi hermano que me ayudase a servir la cena: una pechuga de pollo rellena, espagueti, puré de papa que hacían conjunto con algo de vino. Todo se veía tan hermoso, sólo hacía falta que llegara mi novio. Yayo se retiró, iría al departamento de luis y strecci para dejarme nuestro departamento junto con pepe.

A eso de las doce o una treinta de la madrugada regresaría y si no me dejaría un mensaje. Estuve totalmente de acuerdo.

Estaba sola, esperando a que él llegara, miré la hora en mi celular y ya eran exactamente las nueve en punto, un escalofrío me recorrió el cuerpo haciendo que mi piel se erizara, suspiré y me dediqué a esperar. Los minutos pasaban y pasaban, la cena se enfrió, hice una mueca y por enésima vez le envié otro mensaje preguntándole si ya estaba en camino pero no recibía respuesta alguna de su parte, le llamaba y me enviaba a buzón.

El reloj de mi celular marcaban exactamente las diez en punto y pepe no daba señales de vida, apagué las velas y dejé una pequeña notita por si acaso, me puse de pie dejando todo en la mesa (comida, vino, cubiertos, etcétera), salí de la cocina y me fui directo a mi cuarto. Me desvestí y me puse el pijama, me quité los aretes, me deshice mi bonita cola de caballo y fui directo al baño a desmaquillarme, acto seguido me metí en la cama y no tardé nada en llorar silenciosamente hasta llegar al punto de quedarme dormida. Mañana tenía trabajo.

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- ¿Ya casi llegamos hermano? -preguntó desesperado.

-Um, sí. -contestó rodrigo no tan convencido.

Cien inviernos. [2da. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora