CAPÍTULO 8

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CALLE:

-Ya paren, creo que se han reído mucho de mi ¿no crees Mariana?- ocupé mi tono sarcástico.

-Uh es tono lo ocupas solo cuando quieres que me vaya, pero sabes que, lo haré, me iré porque tu... bueno...eh...- miraba a Poché-

-Jefa- dijo Poché y la quedé mirando.

-Bueno si, eso, tu jefa me cayó muy bien y yo tengo algunas cosas que hacer ¿estarás en la noche?

-Claro- dije caminando hasta la puerta, se la abrí -que te vaya  bien. Mariana se despidió de mi y salió por esa puerta, la cerré y voltee a ver a Poché.

-Vaya ¿tantas ganas tienes de follarme?- sonreí.

-Creo que la comida lo dejaré para después- dije caminando hasta donde ella se encontraba -me dieron ganas de adelantarte el postre ¿te parece?

-Mmm...me parece perfecto- Llevé mis labios hasta su cuello y la acorralé contra la pared, succioné y mordí su piel mientras que mi mano derecha bajó hasta el cierre de su falda negra de cuero y se la bajé -eres rápida- dijo acariciando la parte trasera de mi cuello -vamos al sillón Calle, tengamos sexo en el sillón ahora.

-Como usted diga- la levanté de sus muslos y sus piernas abrazaron mis caderas, caminamos hasta el sillón y me senté con ella sentada a horcajadas sobre mi cuerpo. Nos comenzamos a besar con ese ritmo que ya nos habíamos aprendido de memoria, con esa sincronización tan única que de repente apareció entre nosotras...mis manos desabrocharon su blusa y la lancé lejos.

Me alejé de sus labios para poder admirar a semejante belleza que tenía delante de mi. Me pregunté como un imbécil pudo ponerle una mano encima.

-¿En que piensas?- dijo desabrochando mi blusa.

-En que te quiero follar muy duro y para eso te tengo una sorpresa.

-¿Qué cosa?- se mordió el labio inferior.

-Me encanta que te emociones- agarré la parte posterior de su cabeza y la besé -levántate y camina hasta ese escritorio, abre el primer cajón y tráeme lo que está ahí.

-Mmm... me encanta- me dejó un pequeño beso en los labios u caminó hasta el escritorio, el vaivén de sus nalgas me estaba matando, si fuera hombre posiblemente a estas alturas ya tendría una erección enorme e imposible de ocultar -Wow- dijo mirando el contenido del cajón y de ahí mirándome a mi -nunca he hecho esto, osea... si, pero...¿tu me entiendes verdad?

-Será diferente.

-Claro que lo será, esto no es un pene de verdad- dijo mostrando el arnés del cual colgaba un consolador -pero por alguna extraña razón que desconozco- dijo cerrando el cajón e iniciando su caminata devuelta hacía donde me encontraba yo -no me molesta hacer cosas nuevas contigo- se volvió a sentar sobre mis piernas y yo ya no daba más, estaba muriendo por ella -¿me deseas cierto?

-Si

-¿Cuánto?

-Demasiado Poché, no sabes cuánto. Quiero dejar marcas por todo tu cuerpo para que cuándo te mires al espejo recuerdes quién te hizo eso, lo que te hizo sentir con eso.

-Tu sabes como ponerme húmeda- sonreí. Poché llevó sus manos hacia la parte interior de sus pechos y desabrochó su brassier -¿te gusta verdad?

-Mmmm...Mierda- dije mordiéndome el labio inferior.

-Póntelo- me pasó el arnés -y fóllame como quieras, en las posiciones que quieras, las veces que quieras- sus manos se aferraron a mi rostro, soy tuya Calle, toda tuya.

Ninfomanía (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora