POCHÉ:
Sus labios entreabiertos, necesito probarlos una vez más u no volver a parar... Tenemos que fundirnos en el calor de nuestros cuerpos resultando una sola, estoy excitada. Siento las palpitaciones en la entrepierna y mi corazón empujando a mi pecho en dirección a ella, más cerca.
Eres la tentación más grande que existe en esta tierra, no puedo cansarme de ver mis manos en tus caderas porque parecieran están hechas para estar sujetándolas con firmeza. Se le eriza la piel y la sensación de la yema de mis dedos desplazándose por esta es electrizante, no puedo estar más húmeda porque ya mi mente ha jugado sucio mostrándome las escenas que están por venir.
La conduje con la mirada fija en la suya hacia la habitación.
-Maldito infierno verde...-tragó saliva y no dejé de verla como si necesitara tenerla conmigo para siempre porque sino de alguna manera terminaría con el corazón congelado y mi cuerpo no volvería a saber qué es el calor.
Intenté sugerirle si podía sentarse en la cama para continuar con nuestra sesión de besos que realmente estaba necesitando pero al parecer tenía otra idea y lo descubrí cuando se mordió el labio inferior con detenimiento, maldita provocadora. Me tomó de la camiseta y me jaló para cambiar de lugar, me condujo hacia una silla que estaba al lado de su cama cerca a un pequeño escritorio. Me empujó para sentarme. Me levantó una pierna con bastante agilidad y puso su pie entre mis piernas para separármelas, luego la bajó acariciando su muslo con un toque bastante candente, sabía lo que provocaba en mi y no le iba a decir que deje de hacerlo.
Se paró delante de mi y me dio la espalda para alejarse a pasos lentos provocando explosiones cálidas por cada sección de mi piel, su cuerpo esbelto y con curvas bastante definidas eran mi perdición, mi adicción... Maldita droga encarnada en ella, mi pecado favorito...
Ladeaba las caderas haciendo un vaivén con su trasero, me mordí los labios ansiándolo, quería tocarlo mucho.
Puso sus manos en la parte de atrás de sus muslos y los bajó unos centímetros por encima de sus rodillas haciendo que el vestido que llevaba se estire... Luego, solo la oí decir la frase que acabaría con mi cordura.
-Estoy tan caliente por ti.
Mis latidos le hacían competencia al mejor solo de batería, estaba sonrojada y mis manos no dejaba de jugar con el borde de la silla, empezó a moverse entonaba una canción al que le dio un tono sexy.... Bastante excitante para ser real, ella era la perdición completa.
Hizo puños con sus manos una vez que agarró el borde del vestido blanco que llevaba y empezó a subirlo con tal lentitud que podía jurar que tenía hasta los shorts húmedos. Alcé las cejas una vez que pude para visualizar las finas curvas de sus glúteos.
Podía jurar que el color de mis ojos delataban como se encontraba cada área de mi ser. Sus manos rozaron mi piel delicada solo de pasada porque ahora se avecinaba a sus caderas, empezó a retroceder lentamente y mi corazón parecía que iba a detenerse por lo muy lento que iba con cada paso que ella daba, acortando la distancia y dándole esperanzas a mis más pervertidos pensamientos.
Se quedó a 20 centímetros de donde me encontraba.
-Prohibido tocar- dijo dándome la espalda y haciéndome tragar saliva- confío en ti, tendrás la oportunidad de hacerlo.
-Es... está bien. mi respiración ahora se aceleraba con forma ella dejaba el borde del vestido descansando en su cintura y bajaba sus manos a su trasero tocándolo sin pudor. Se acercaba más a , mi podría jurar mi respiración colisionaba con la piel suave. Por un momento, creí que lo tocaría o al menos mis labios rozarían.... Pero no sucedió porque se alejó antes de que mis acciones ganaran a mi pasada promesa. Ahora empezaba a jugar con el borde de la prenda de lencería, mis mejillas ardían y mis manos se encontraban impacientes, retomó la idea de seguir subiendo su vestido hasta sacárselo por completo. Lo tiró hacia donde me encontraba girando la cabeza y sonriendo de lado, esa sonrisa provocadora que solo hizo cruzar mis piernas.