CALLE:
Cuando desperté me di cuenta que nos quedaba una hora y media para alistarnos antes de la junta, decidí levantarme primero y corrí a la ducha, dejé que el agua tibia recorriera mi cuerpo y tratara de calmar algo de dolor que sentía después de la acción de hace unas horas; mientras me duchaba no podía dejar de pensar en que Poché me había dicho que me amaba, tenía una estúpida sonrisa de lado a lado.
-¿Amor, estás ahí?- era la voz de Poché, por mi cabeza se pasó la estúpida idea de que podría pasar toda mi vida a su lado y despertarme con el hermoso sonido de su voz cuando me dice "amor".
-Si, lamento no despertarte pero te veías hermosa durmiendo.
-Eres una tonta, apúrate para que pueda alcanzar a arreglarme.
-Pero... ¿Por qué no entras?
-Si entro llegaremos tarde y lo sabes- sonreí- deja de sonreír como tonta y apúrate Calle- de repente nuestra conexión crecía a tal punto que no era necesario estar mirándonos la una a la otra para saber que es lo que estaba haciendo; después de 20 minutos salí de la ducha envuelta en una toalla en el cuerpo y la otra en la cabeza- listo- Poché pasó por mi lado recorriéndome con la mirada de pies a cabeza- no empieces que no llegamos- ella solo sonrió, se acercó y me dio un pequeño beso en los labios.
No sabía que ponerme, se supone que soy su secretaria y no sabía que ponerme y a lo mejor era porque prefería estar todo el día desnuda con ella -eres una pervertida- dije en voz alta.
-¿Quién es la pervertida?- Poché había salido solo con la toalla en su cabello y su cuerpo desnudo, no podía dejar de mirarla. Había tenido ese cuerpo tantas veces entre mis brazos y aún así me seguía impresionando cada vez que lo veía- ¿te irás así? ¿Desnuda? Porque te aviso que es una junta formal - sonreí- me iré a vestir al baño, apúrate Calle.
Decidí ponerme un vestido negro ceñido al cuerpo, tacones, me recogí el cabello en una colita y me puse los lentes de descanso. Mi maquillaje era sobrio, ni mucho pero ni poco; perfume, agarré la carpeta y ya estaba lista.
-Amor, ¿Cómo me veo...?- Poché se quedó en silencio a penas me vio.
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-Te ves... te ves...- me miraba de pies a cabeza- eres como el sueño de todo adolescente que se quiere follar a su profesora sexy, te ves jodidamente sexy... -Poché se acercó y me abrazó de la cintura.
-Pero usted no lo hace nada mal- llevé mi dedo pulgar a sus labios y Poché lo lamió- Grrr...- ella sonrió- es mejor que nos vayamos o no vamos a llegar.
-Aún tenemos 30 minutos... Podríamos... No sé...
-¡POCHÉ!- ella se reía-
-Ok... era broma, vamos.
Caminamos separadas por los pasillos hasta llegar a el ascensor, en este nos encontramos con los inversionistas con los que la empresa de Poché haría el contrato; Poché me presentó... Un estúpido que estaba ahí, que era el más joven de todos y con joven hablo de 30 años, no dejaba de coquetearme.
-Es por acá- dije mostrándole el camino.
-Te juro que si el idiota te vuelve a ver el trasero de nuevo, soy capaz de cortarle lo que tiene entre las piernas- susurró Poché en mi oído.
-¿Te dije que siempre me has gustado celosa?- ella solo sonrió.
Entramos en la oficina y había una mesa gigante, le dejé los papeles sobre la mesa a Poché mientras yo iba y venía con el café para los inversionistas, tenía que poner mi mejor cara pero cada vez que el idiota me llamaba notaba como Poché se desconcentraba, que hijo de puta más grande; la reunión duró eso de una hora, fue agotador, no podía creer que Poché teniendo mi misma edad se dedicara a estas cosas y aún así mantener las notas en la universidad. Me preguntaba si le gustaría alguna vez salir de esa rutina.