CALLE:
No podía sacarme la imágen de Poché en la oficina, lo que hicimos me recordó a nuestros comienzos, el deseo sexual que teníamos la una por la otra pero por otro lado... Por otro lado estaba, el miedo de que solo fuéramos eso, solo sexo, solo dos cuerpos deseosos de dejar de pensar y la única forma de hacerlo es con, bueno... Con sexo.
No podía creer que Poché hubiera dicho que me quería conquistar, que me quería devuelta. Aún no entiendo como tiene el descaro de llegar nuevamente a mi vida como si nada hubiera pasado y pretendiendo que todo seguiría su curso cuando fue ella quien arruinó todo, sus miedos nos mataron y dudo que eso haya cambiado tan solo en meses. Mientras caminaba por la costanera camino a casa y mientras mi celular no dejaba de sonar solo podía hacerme una pregunta... ¿Qué estaba haciendo con mi vida? Había bajado mis notas en la universidad y si hubiera seguido trabajando con Poché probablemente a estas altura hubiera perdido también mi trabajo; cuando creí que todo iba bien, que Poché y o seríamos la historia de amor perfecta ella me dió la espalda y me traicionó. Había una parte de mi cabeza que me decía "ve, sé feliz con el verdadero amor de tu vida" y otra que simplemente estaba completamente reacia a volver a sufrir.
Cada vez que salía del trabajo tomaba un taxi el cual se demoraba 10 minutos en dejarme en la puerta de la casa, esta vez decidí caminar y sabía que esto traería consecuencias, sabía que las llamadas perdidas eran de Matu sin necesidad de ver la pantalla de mi teléfono pero no podía contestarle y hacer como si todo estuviera bien. Me obligaría a mentirle por segunda vez en el día y yo no podría con mi conciencia.
Bajé a la arena, me saqué los zapatos y caminé hasta algunos centímetros más arriba de donde llegaba el agua, miré al horizonte y noté que el sol ya se estaba metiendo y recordé como amaba los amaneceres con Poché ¿Realmente me enamoré? Los seres humanos suelen replantearse muchas cosas cuando son muy felices durante un tiempo determinado, comienzan las dudas y a preguntarse el porqué de muchas acciones, comienzan las inseguridades cuando no hay razón para tenerlas y todo esto es gracias a que el ser humano es la máquina más mierda y estúpida que existe. Creemos que sufrir está bien y que cuando nos hacen sufrir en un tiempo algo anda mal. ¿Qué clase de mente tenemos? ¿Tan poco nos queremos que no creemos que somos dignos que alguien nos ame? Bueno soy de un porcentaje mínimo de personas que cuando alguien la quiso no salió corriendo, abrió sus brazos, corazón y toda su vida para hacerla parte de la suya. Sería estúpida comenzar a querer a alguien teniendo miedos porque de partida ya todo comenzaría mal pero para mi suerte Poché se encargaba día a día de matar esos miedos ilógicos es que es la única persona que mate tus miedos por ti sea la misma que vuelve a revivirlos cuando ella quisiese; ilógico es me haya enamorado de uno de mis monstruos.
No me di cuenta cuando comencé a llorar, no me di cuenta cuando las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas hasta llegar a la comisura de mis labios, no recordaba que las lágrimas de amor eran tan saladas; más de lo normal. Tampoco quise recordar cuándo fue la última vez que Poché me había hecho llorar porque eso sólo traería más tristeza a este momento tan patético que estaba teniendo conmigo misma. Es increíble como una persona te pueda consumir, como se aferra a tu piel como un virus y se alimenta de ti y lo más gracioso es que nuestro cuerpo es el que produce los nutrientes necesarios para mantener al virus más de lo normal en tu organismo... Si y a lo mejor ustedes creen que esté loca porque estoy comparando a María José Garzón con un virus, pero es con lo único que la asimilo. Me está comiendo por dentro y ni siquiera me pidió permiso para entrar en mí... Ni siquiera noté cuando comencé a dormir con ella sin estar durmiendo con ella.
-Supe que si las 7:30 de la tarde no llegabas era porque había pasado algo- su voz solo me hizo sonreír- Decidí salir de la casa a buscarte y no te preocupes por Sofía que se quedó con Mariana- escuché como comenzó a acercarse- y mientras salía camino a tu oficina con todas las ganas de golpear a Poché porque sabía que ella había sido la razón por la que mi chica aún no llegaba a cenar conmigo comencé a llorar en el taxi- mis lágrimas volvieron a caer una por una- lloré porque me di cuenta que no importa cuanto haga, que no importa cuantas veces lo intente, cuantos mensajes te deje, cuantas veces me hagas el amor al , día, cuantas veces me beses...nada de eso tendrá nunca la intensidad que te hacía sentir Poché- después de esas palabras voltee y quedamos frente a frente- yo no puedo luchar con eso, no puedo luchar contra lo que sientes por ella, Calle.