CALLE:
Cada rincón de mi cuerpo estaba relajado, me sentía como en una burbuja en la cual nadie podría hacerme daño excepto la persona que comparte esta burbuja conmigo. Habían pasado días, meses, años buscando algo que me hiciera aferrarme a creer en que el la vida si existían las segundas oportunidades y todo había salido mal. Golpee muchas puertas antes de llegar a esta, perdí mi dignidad innumerables veces... Cuando me veían entrar a algún lugar simplemente veían a una chica con estilo que le gustaba llevarse a personas a la cama pero... Creo que Poché me hizo entender que no lo hacía solo por el placer sino que por necesidad de sentirme admirada, la admiración que nunca tuve antes, antes de Poché. Claro.
-¿Estas despierta?- sentí como sus dedos trazaban líneas por mi espalda desnuda y como sus labios que ya habían vuelto a su temperatura jugaban en mis hombros.
-No, estoy durmiendo- dije volteando para quedar frente a ella, sus ojos estaban más verdes que nunca -¿Por qué cambian de color?- pregunté sin dejar de mirarlos.
-Una vez me explicaron que eran por mi estado de ánimo- sus manos acariciaron mi barbilla -una vez me dijeron que el día que estuviera más feliz, en donde sintiera que mi corazón explotaría de felicidad ese día mis ojos se verían muy verdes, tanto que quedarían algunas partes algo transparentes.
-Mmm creo que no falta mucho para eso, Poché sonrió y entrelazó nuestras piernas para luego besarme -deberíamos estar trabajando.
-Esto es un trabajo- dijo jalando mi labio inferior -¿O es que acaso crees que no me cuesta tratar de entenderte, de introducirme en tu mente?
-Bueno...- dije acariciando la piel de sus pechos, los cuales aún seguían sensibles por las acciones anteriores -sé de un lugar en donde no te cuesta mucho introducirte- las dos sonreímos y segundos después Poché escondió su rostro en mi cuello, su respiración chocaba con mi piel y acariciaba esta con la punta de su nariz -me agrada.
¿Que cosa?- preguntó acariciando con sus dedos mi estómago.
-Que no hubieras salido corriendo esta vez- Poché se tiró hacia atrás para poder mirarme directamente a los ojos.
-¿Por qué saldría corriendo ahora?
-Hay más razones para salir corriendo ahora que las otras veces,
-¿Cuáles según tu?
-Te dije que te quería, que me estaba enamorando de ti, eso...Eso son motivos suficientes para salir corriendo.
-¿Por qué?
-Porque...porque no es como si fueras mía, no es como si pudiera tenerte cada vez que quisiera y ahora es cuando me replanteo cosas que antes no hacía.
-¿Cómo cuales?- no dejaba de mirarme -no tengas miedo Calle, cuéntame tu historia.
-¿Mi historia?
-Si...Esa que tus ojos marrones no me dejan entender del todo.
-Nací en los suburbios de esta ciudad. Tengo una sobrina pequeña que se llama Sofía al cual no veo hace casi un año. Mis padres son narcotraficantes, salí de esa casa cuando tenía 17, traté de llevarme a Sofía que vive con mis padres porque mi hermana nunca tuvo los recursos para cuidarla, pero según ellos Sofi no podía vivir en una ambiente en donde vería a su tía besándose que distintas personas constantemente...Pero cualquier cosa sería mejor que vivir rodeada de esa mierda.
-Yo no saldré corriendo- hizo que subiera la vista y la mirara. De un momento a otro sentí que toda la tristeza que había tratado de esconder para mantener mi imagen de chica ruda volvía. Sentía como todas las murallas que yo misma me había puesto ante las personas se derrumbaba y todo por los ojos verdes más hermosos que he visto; mi vida no había sido fácil, viví muchas injusticias, golpes, discriminación y el fondo... En el fondo solo estaba tan cansada que a los primeros brazos que me hicieran sentir plena y segura le entregaría mi corazón -si quieres llorar puedes hacerlo- negué con la cabeza -estoy segura que ni siquiera puedes hablar por el nudo en la garganta que tienes- sonreí.