51 🍃 Feel me (pt.1)

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Taeyong miró por la ventana de la cocina hacia el hermoso día que se presentaba en aquella mañana de lunes. El sol estaba radeante, casi deslumbrandolo y los pajaritos se paseaban por el jardín, buscando algo para comer o simplemente para tomar un baño en la pequeña fuente que su padre había colocado allí hace años. Una sonrisa melancólica apareció en su rostro y respiró hondo el delicioso aroma proveniente de las flores de su madre antes de recoger el platito que acababa de llenar con croquetas.

Caminó con cuidado de no pisar a su diminuta mascota y río en cuanto esta comenzo a caminar entre sus piernas y a saltar para que le diera de comer pronto. Colocó el plato en un lugar en el que estaba seguro de que nadie la pisaria por accidente y la pequeña perrita comenzo a comer meneando su peluda colita. Taeyong sonrió enternecido y acarició su cabecita antes de ir a lavarse las manos y continuar con su desayuno.

Su casa estaba en total silencio hasta ese momento. Como cada día de semana, Taeyeon iba a llevar a Jeomi a sus clases, Jaehyun acudía a la escuela y su madre estaba afuera como ya se había acostumbrado. No había nadie en la casa aparte de Taeyong y su perrita por lo que el estruendo que provocó una puerta cerrándose con fuerza provocó que el pobre pelinegro diera un saltó en su lugar y casi dejara caer su chocolate caliente sobre la mesa.

—¡Hyung!—

La voz de Ten retumbo en su silenciosa casa cuando el menor llegó hasta él con alegría y los brazos extendidos.

—¡Hola Ruby!—Saludó a su perrita la cual habia nombrado asi porque eso era ante los ojos de Taeyong, un precioso Ruby blanco con manchitas cafés.

Taeyong se sobresaltó una vez más cuando Ten dio un salto hacia él y se encogió un poquito en su lugar al pensar que Ten venía a abrazarlo, pero no, solo se paró frente a él y le enseñó con emoción un folleto que tenía en la mano.

—¡Mira!—Exclamó entusiasmado.

Taeyong entrecerro sus ojos para intentar distinguir de que se trataba, pero gracias a que Ten no dejaba de agitar el pedazo de papel en el aíre, no pudo conseguirlo.

—¿Que es eso?—Preguntó confundido. Ten realizó un sonidito de protesta al no conseguir la reacción que quería y colocó el trozo de papel sobre la mesa, arrastrándolo hasta Taeyong.

—¡Léelo!—Indicó. Taeyong observó el trozo de papel y lo acercó un poco más para poder leerlo bien. Sus ojos brillaron al entender que era.

—¿Una academia de gastronomía?—Preguntó, sorprendido. Ten asintió efusivamente.

—¡Si! ¡Están inscribiendo y hay cupos disponibles en las clases de repostería!—Notificó con entusiasmo. Taeyong parpadeó incrédulo y tomó el papel para volver a leerlo. La cuota no era muy grande y el tiempo no era excesivo. En menos de dos años podría graduarse.

Eso era lo que tanto había querido.

Una suave sonrisa comenzó a formarse en sus labios ante la ilusion de volver a remotar su camino y hacer lo que tanto amaba y había debajo atrás por las dificultades que se le habían presentado. Sin embargo, las dudas comenzaron a invadirlo una vez más y la emoción fue disminuyendo de a poco.

—Yo... No puedo hacerlo.—Murmuró, sus hombros cayendo al igual que su expresión. Ten se vio indignado.

—¿Que? ¡¿Que estas diciendo?!—Los inesperados gritos provocaron que Taeyong se volviera a sobresaltar como un gatito.—¡Tu! ¡Lee Taeyong! ¡Eres el mejor pastelero que he conocido en mi vida! ¡Sería una tragedia nacional si no compartieras tus deliciosos postres con el mundo!—Exclamó fuerte el menor. Taeyong se sonrojó un poquito con los cumplidos y jugó con el papel entre sus manos.

El fruto de nuestro amor 🍃 JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora