Cap. 49 Nosotras.

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POV Poché:

Las horas habían pasado y yo no pude pegar un ojo en toda la noche, por fortuna era domingo, donde extrañamente a las 5 am me metí a dar una ducha.

Moría por dentro por hacer que las cosas fueran como antes, quería que todo esto fuese un mal sueño del que tarde o temprano despertaríamos, misma idea que se esfumo al ver aquella marca que había hecho en uno de mis pechos lo cual me hizo regresar de golpe a la realidad golpeándome duramente con el piso.

Por fortuna, la playera que me había colocado ocultaba aquella desagradable mancha que me arrepentía por llevar sobre mi cuerpo.

Recordé cada momento con Dani, desde la primera vez que nos vimos por Ramón, las risas con Valentina, las pijamadas, el ataque de ansiedad que había sufrido cuando ella estuvo para mí, estar en el hospital mientras ella no se separó de mí en ningún momento, conocer a su papá, cuando ella conoció al mío, los viajes, aquel fantástico viaje a New York, aquel video que habíamos compuesto, grabado y cantarlo con nuestro espíritu más fuerte, cuando ambas nos apoyamos en la universidad, cuando yo aleje a aquella chica en el bar, cuando le regale el primer anillo en señal del amor que tenía por ella, el segundo anillo el cual fue el juramento de que estaríamos juntas contra lo que fuera, el concierto de Taylor Swift al que habíamos asistido, las bromas que hacíamos en la cocina y por último, el más importante, aquella noche en la que nos habíamos jurado amor eterno.

Recuerdos que no quería que el viento se llevara como la ceniza después de un fuego, porque eso fue realmente lo que somos, fuego, un fuego que se consume, uno que arde, un fuego que arde en tu interior del amor infinito que puedes tener, que quieres sentir, que quieres tener.

Cuando menos recordé eran las 6:30 am, aún demasiado temprano a lo cual Salí de aquella ducha que necesitaba intentando volver a encontrarme a mí misma, a relajar la mente y actuar como se supone que tengo que hacerlo.

No sabía cuánto me costaría, no sabía el tiempo, no sabía ni que pasaría cuando realmente no habíamos platicado del problema, no sabía que pensaba ella y eso mismo era lo que tanto lo temía, a que decidiera que nuestro destino no fuera como lo habíamos planeado.

Abrí la puerta del baño, observando que la cama estaba sola a lo cual me alarme, comencé buscar por la casa cuando escuche a Ramón ladrar yendo hacia la cocina, al observarla ahí hizo que regresara mi espíritu al cuerpo, pensar que se podía ir por mi culpa era algo que ahora me carcomía por dentro.

Verla parada con su taza de café hizo que pensara ahora más en lo que quería hacer, estaba arrepentida totalmente, lo que paso con Ashley fue algo que aún no logro explicarme.

No sentía nada por ella ¿O tal vez si?

Negué ante aquella idea haciéndome recordar que ahora lo único que me importaba era Daniela.

Recuperar lo que nos pertenecía, las llaves del reino que únicamente nosotras teníamos y que yo perdí dentro de aquel lago lleno de lagartos.

Tenía miedo de que ella no quisiera seguir más conmigo, tenía miedo de que este gran error no tuviera solución.

Y aquí estaba una vez más, admitiendo mis errores y mis miedos.

Sentirlo tiene sus beneficios ya que nos mantiene alerta del trato que recibimos y damos.

Muchas veces la tristeza se manifiesta en momentos en los que nos encontramos totalmente enamorados y que al no ser tratados como queríamos tratarnos a nosotros mismos, o al presenciar estos terremotos dentro de una relación, hacen que podamos tambalear emocionalmente, algo que hace mucho no sentía, la sensación de perder a alguien a quien amabas.

Comencé a llorar en la oscuridad, al saber que Dani talvez quisiera irse de mi lado y la verdad absoluta es que no la culparía.

A veces tratamos de envolver la tristeza con sentimientos como la ira, la ira que sentí ayer conmigo misma, pero lo importante es conocernos a nosotros mismos y perdonarnos, reconociendo que en realidad la emoción es algo que nosotros mismos creamos.

Ella pareció escuchar que me encontraba llorando, rodando su mirada hacia el sillón donde a través de esas miradas me dio a indicar que era el momento de hablar, el momento por el que había esperado durante la madrugada.

-Primero en verdad, lamento lastimarte, lamento haber hecho lo que hice, lamento hacerte dudar de ti misma, lamento que ahora no creas en mi cuando tienes toda la razón.-

-¿tienes idea de lo que estoy sintiendo? ¿De qué mi corazón se encuentre roto? ¿De qué ahora siento que realmente no valgo la pena para estar con alguien?.-

Y ahí estaba una de las cosas a las que temía.

-Poché, no estoy enojada con lo que paso, ni el por qué lo hiciste, estoy decepcionada de lo que paso, de creer que esta relación seria la última en la que me entregue completamente.-

Esto llamo mi atención, no quería que dijera lo que planeaba.

-Te amo como no tienes idea, pero quiero que pienses ¿la capacidad de amar es mayor al de sentir odio? ¿Cómo supones que mi corazón no este roto si hasta yo misma lo estoy rompiendo al maginar lo que hizo? ¿Cómo se supone que sobrevivo cuando me hice dependiente a ti como un drogadicto a la morfina?-

Soltó a lo cual pensaba cada pregunta que me había hecho y ella tenía razón, no entendida lo que realmente ella llevaba en aquel duelo en el que yo me metí haciendo un Knock out.

-Cuando estas enamorada, y de pronto te lastimas, es como cuando corres y caerse en el pavimento, sana, pero existe una cicatriz que nos seguirá toda la vida.- ella simplemente me dejaba sin palabras.

Ahora entendida como sentía, sentí esa herida interna como una hemorragia que no podemos controlar, pero para algo existe también llamado la rehabilitación, misma que quería realizar con ella , sanarnos para perdonarnos.

-No quiero volver a pasar por esto, me lastimas y esto no es bueno.

Dijo finalmente




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