19. Último aviso

4.8K 368 36
                                    

CASANDRA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CASANDRA

Siempre fui una persona asustadiza, y para mí aquello era una virtud; el miedo nos hace protegernos. Era por eso que me encerraba en mi habitación cuando mi padre llegaba a casa, y eso me salvó de muchas palizas.

Ahora quería ser valiente y poder afrontar todo lo que estaba por venir, pero bastaba un baño de agua fría para derrumbarme.

Chillé cuando sentí el agua helada caer sobre mi piel, pequeñas gotitas que dolían como agujas. No sé si grité varias veces o si tan solo di un grito demasiado largo, pero después de aquello, el aire se rehusó a entrar en mis pulmones. Me doblegué ante el pánico una vez más y, tras cerrar el grifo, me abracé a mí misma y lloré sin salir de la ducha. Aquello me superaba.

Llevaba años sin sentir ese miedo al agua fría, habían pasado años desde que eso sucedió, y aun así sentí que me ahogaba, que había llegado al final. Es curioso cómo el recuerdo había ido esfumándose sin desaparecer; a pesar de casi haber olvidado la escena, el miedo seguía ahí, latente.

Puede parecer estúpido tenerle miedo al agua fría, pero ese temor arrastraba un gran trauma; uno que estuvo a punto de costarme la vida.

Lloré agobiada y me obligué a respirar. A pesar de los tiritones, me mantuve estática en la ducha y tan solo levanté la cabeza cuando tocaron a la puerta.

—Los demás también tenemos que usar el baño —gritaron al otro lado. Me pareció que era Ian, pero no pondría la mano en el fuego por ello.

Respiré hondo, me sequé las lágrimas con brusquedad y, tras estrujarme el pelo y hacerme un moño alto, salí de la ducha y me envolví en la toalla. Observé mi piel de gallina mientras me secaba y me vestí apurada. Salí del baño y corrí hasta mi habitación para cerrar de un portazo.

Me sentía hecha polvo, no podía seguir así. Me puse las zapatillas y, tras atarme los cordones, salí del dormitorio. Me esforcé en no titubear y caminé con decisión hacía la puerta principal. Abrí y salí, no fue tan difícil como la película que me había montado en la cabeza; afortunadamente, Noah no estaba controlando.

Bajé las escaleras trotando y salí corriendo del edificio sin saber a dónde ir; tan solo necesitaba alejarme.

Era una buena ocasión para explorar el vecindario. Me detuve a un par de calles y continué andando con lentitud, paseando como si todo estuviera bien. La zona era muy bonita y tranquila, paseé por las calles y me detuve a descansar en un parque. Llevaba andando mucho rato y me había alejado bastante de casa, pero me sentía bien. Necesitaba dejar atrás ese caos.

Fue en ese momento cuando realmente me di cuenta de lo serio que era el asunto; cuando estaba sentada en uno de los bancos del parque, y alguien me tomó del cuello por detrás a la par que me tapaba la boca con la otra mano. Tardé unos segundos en reaccionar, y lo hice cuando sentí cómo el frío metal rozaba la piel sobre mi garganta. Cerré los ojos y maldije por haberme detenido en una zona tan aislada. Los colores se esfumaron de mi rostro y tuve que esforzarme mucho para no perder los nervios y degollarme yo sola en un intento de huida. Cerré los ojos y tan solo esperé.

Perfecta [✔️] [Perfectos #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora