NOAH
Creo que ese fue el momento exacto en el que se torció todo. Esa niña... Tenía que meterse donde no la llamaban.
Su contestación hizo que me hirviese la sangre. No estaba de humor para aguantar las tonterías de una niña caprichosa y maleducada. Actué de forma irracional y fui tras ella. De ningún modo pensaba dejarle la última palabra. La tomé de la muñeca y tiré con fuerza justo antes de que entrase a su habitación. Ella soltó un gemido lastimoso. Le había hecho daño, pero ese dolor no se podía comparar con el que sentí yo en las costillas al estirar la mano. Casandra se volvió de forma brusca para encararme; intentaba hacerse la chica dura, cuando no dejaba de ser una niñita asustada.
Su mirada era despectiva, me miraba como se mira a un asesino, con un inmenso desprecio. Podía ver el odio en aquellos iris de color grisáceo. Tenía unos ojos enormes que jugaban a realzar sus finos rasgos. Tan cerca, pude apreciar los ligeros puntos y manchas de su piel, pero aun así se veía tersa y suave. Era muy pálida y, bajo sus ojos, se podía apreciar una tenue sombra obra del insomnio.
Frunció el ceño y, de un fuerte tirón, liberó su mano.
—¡Qué coño pasa contigo? —chilló victimizándose. Aquello se le daba muy bien.
—Deja de meterte donde no te llaman —espeté con frialdad. Sus cejas se arrugaron, esta vez con confusión.
—Y si no, ¿qué? —vaciló con esa voz de niña repelente. Quizá ese era su mayor defecto, que no había seguridad en nada de lo que decía o hacía.
—Y si no, te aseguro que vas a acabar muy mal —le advertí. Alcé las cejas con chulería, podía hacerlo, estaba muchos niveles por encima de ella, debería haberse arrodillado ante mí como su puto dios. Pero no, ella no podía mantener la boca cerrada.
—¿Y qué vas a hacerme? ¿Eh? ¿Me vas a pegar? —se inclinó hacia delante, desafiándome, pero no podía verla como una amenaza. Definitivamente, fue un error subestimarla.
Aquello que dijo me hizo entender lo afectada que estaba, había olvidado por completo con quién hablaba, olvidé que aquella niña acababa de perder a sus padres, y que su madre había sido brutalmente asesinada. Olvidé lo único que me hacía persona, no empaticé con ella y lo único que hice fue atacarla y humillarla. Pero marcaba las distancias, ella no entendía la mierda en la que estábamos metidos, y ya que la vida la había puesto en mi camino, debía mantenerla alejada de todo aquello. Desgraciadamente, no supe cómo hacerlo.
Ser desagradable con ella me pareció la mejor manera de mantenerla alejada, era levantar un muro de acero entre nosotros. No había necesidad de una amistad, así que, con convivir sin discutir, sería suficiente. Pero discutimos, y aquello acabó en algo distinto a una penosa amistad.
—Mira niña, yo no toco a las mujeres —respondí con relente, y ella soltó una risita por lo bajo.
—Por lo que veo, ni a las mujeres ni a nadie —masculló. Aquello tocó mi orgullo, sí. Ella no sabía nada, no tenía ni puta idea de qué coño estaba hablando.
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Perfecta [✔️] [Perfectos #1]
Novela JuvenilCasandra nunca debió entrar en el juego de aquellos chicos; no tuvo elección, pero enamorarse de Noah, fue cosa suya. Tras el asesinato de su madre, para Casandra no fue fácil asumir la nueva vida que le esperaba. Iba a comenzar la universidad y ten...