Capítulo 19

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Llegó a la escuela un poco más temprano de lo normal, no lo había hecho a propósito pero al parecer Alice le había jugado una broma al día anterior y le adelanto el celular una hora. Ahora debía esperar unos cuarenta minutos para que empezará la clase. Se sentó a esperar pero luego de treinta segundos se levantó y salió del salón, entró a la clase vecina (estaba vacía), se preguntó cual era el pupitre de su vecino, caminó y fue revisando cada uno hasta que lo encontró: el tercer asiento junto a la ventana. Sonrió y le pareció una buena idea dejar un mensaje escrito en ese lugar, algo pequeño pero que fuera capaz de hacer que su experimento avanzará:
"Kirito-kun, hoy luces bastante lindo"
Luego de dejar la nota se volvió a ir, a esperar tranquilo el inicio de su clase.
Todo estuvo bastante bien hasta que llegó el descanso, subió al azotea, estaba vacía, espero un rato pero no había señales del pelinegro. Bajó a buscarlo, primero a las escaleras, luego al árbol del patio y finalmente en su clase. Lo vio acostado en sobre su pupitre durmiendo plácidamente.
-Eugeo-kun, parece que ese gamer no durmió anoche- le dijo Lizbeth mientras se acercaba.
-Eso parece, ¿será correcto despertarlo?- puso su mano en la barbilla.
-Déjalo así, desde que llegó parecía un zombie, luego susurro un pequeño "estúpido" pero no le pregunte nada al respecto, bueno cuando iba a hacerlo note que estaba dormido-
-Entiendo- se dio media vuelta- Cuida de él Lizbeth-chan- se fue a su salón a continuar las clases.
El día escolar por fin había terminado, Alice se fue corriendo a su club, le había dado el guión para el juego, básicamente al papá de Quinella le pareció bien hacer que Eugeo fuera el amigo del personaje en el modo historia, de modo que tendría que leer mucho y ensayar bien sus lineas, igual no estaba muy preocupado porque su personaje moría al terminar la primera parte del juego. 
Caminó hasta la entrada donde se encontró con su vecino poniéndose los tenis.
-Buen trabajo Kirito-kun- vio como el mencionado se tensó y se dio la vuelta lentamente, notó algo diferente.
-¿Qué?- preguntó avergonzado mientras miraba a otro lado.
El cabello del pelinegro estaba diferente, en lugar de tener ese mechón rebelde en la frente estaba sujeto con un broche hacia atrás, a decir verdad se veía bastante adorable.
-Es solo que tu cabello luce muy lindo- confesó.
-Fue idea de mi mamá hacerme algo diferente- se volteó y empezó a caminar- Date prisa o te dejare atrás-
La señora Kirigaya le había aconsejado a su hijo que se hiciera algo en el cabello para que su chico se fijara un poco más en él, también le dio otros tantos consejos esa mañana antes que Suguha despertará pero ya vería como ponerlos en práctica.
Ambos caminaban charlando sobre las clases, tareas, hasta que llegaron, una vez más, al tema de Alice.
-Lo más probable es que estos días no te acompañe a casa- soltó.
-¿Por qué?- trato de no sonar interesado en el tema pero se esperaba la respuesta.
-Alice ha vuelto a pedir ayuda con su tonto club- 
-Si es tonto, ¿por qué la ayudas?- 
-Bueno prometí ayudarle además no es solo por ella sino por todos los miembros de este, están haciendo algo grande- se justificó.
-¿Qué es lo que están haciendo?-
-Es un secreto pero prometo decirte en cuanto pueda- Iban a seguir con su discusión cuando fueron interrumpidos por una mujer.
-Eugeo-kun, hola- 
-Yuuki-san buen trabajo- 
-Kirito-kun, es bueno verte- se dirigió al pelinegro.
-No me digas así- todos se quedaron petrificados- Me refiero a que no me llames por mi nombre de avatar en el mundo real-
-Entiendo, entonces Kazuto-kun ¿supiste que encontraron la entrada al siguiente piso?-
-Eso es genial, ¿tu equipo hará la reunión?- 
-Si- se volteó hacía Eugeo- ¿Puedes creer que este chico es un jugador solitario que esta en el primer equipo? Es algo envidiable-
-Realmente no entiendo mucho de juegos online pero eso suena como un gran logro- intercambiaron miradas y un sonrisa discreta.
-En fin debo irme, nos vemos luego chicos- se detuvo- Hasta luego espadachín negro-
-Adiós destello veloz- ahora si la chica había salido corriendo quizá a su club.
-Oye Kirito-kun, ¿siempre eres así con las chicas de los juegos online?- 
-¿A qué te refieres?- lo miró directamente a los ojos.
-Parece como si les coquetearás- levantó la ceja.
-¿Acaso estas celoso?-
Esa era una pregunta bastante sencilla, podría decirle que no y seguir con su camino a casa como de costumbre o podía contestarle que si y dejarle en claro cual era su papel.
-¿Tienes alguna problema con que lo este?- se detuvieron y quedaron viéndose un par de minutos.
-No tendrías porque estarlo- se volteó, estaba totalmente rojo y el tono con que se lo dijo fue apenas un susurro.
Sin pensarlo dos veces el rubio paso su brazo por encima de los hombros de su vecino y continuo caminando, se había vuelto algo común para ellos caminar así y separarse cuando estuvieran frente a sus hogares pero ese día había algo diferente, el corazón del ojinegro no paraba de latir, parecía que iba a salirse de su pecho, si el ojiverde bajaba un poco el brazo podría sentirlo.
 Por fin llegaron a la calle donde vivían, el color rojo dominaba la cara del chico, claro que Eugeo estaba un poco consciente y le divertía un poco la situación.
-¿Quieres ir a mi casa?- preguntó el rubio volteando su cabeza hacía el chico, cuando el contrario miró hacía arriba sus caras quedaron a pocos centímetros.
-Yo... no... perdón- se separó discretamente.
-¿Vas a cambiarme por los juegos?- lo miró de una forma extraña- De acuerdo, supongo que debo irme- se dio la vuelta para caminar a su casa.
-Espera- lo tomó del brazo- Es solo que... ha pasado mucho tiempo desde que estuve en otra casa, por eso no acepté- se disculpó y soltó el brazo.
-Esta bien, si no tienes ningún plan ¿puedo pasar a la tuya?- sonrió y se le acercó un poco.
-De acuerdo-
Entraron a la casa del chico, a decir verdad no debía ser diferente a los otros encuentros, quizá jugarían videojuegos o charlarían de cosas triviales pero de nuevo algo se sentía diferente, el aire era pesado y caliente, el ambiente se volvió extraño. Se sentaron en el suelo.
-Debo decir que tu cabello en esa forma es bastante lindo- acercó a su cara y tomó un cabello rebelde que se escapó del broche- Parece que no dormiste bien- puso su mano en la mejilla del chico.
-Estuve esperando a mi mamá, no quiero que se deprima- seguía el movimiento de su mano.
-Puedo ver tu cara con más claridad pero- le quitó el broche y le acomodó el cabello en su forma habitual- No me gustaría que nadie más te vea de esta forma- dejó su mano en su mejilla con su pulgar debajo de su labio.
-¿Te molesta?- preguntó mirándolo con algo de brillo en los ojos.
-Si- se le acercó.
Sus alientos comenzaron a mezclarse, el pulgar de Eugeo rozó el labio inferior de su vecino como respuesta Kazuto los separó un poco; el pelinegro cerró los ojos esperando el contacto del contrario, pasaron unos segundos cuando la sensación de los labios ajenos se manifestó. El rubio comenzó a moverse, primero lento, sus bocas empezaban a conocerse, eran suaves y encajaban a la perfección; pasaron segundos y el ojiverde  aceleró el ritmo, besaba con más necesidad como si quisiera tomar todo lo que pudiera de esos labios; jaló un poco para darle acceso a su lengua, para su sorpresa Kirito no se estaba resistiendo, cooperaba con él, ayudaba con lo que podía pero se mostraba tímido; las manos no se querían quedar quitas, puso una sobre la pierna y la otra la movió a la nuca para profundizar el acto por otro lado el ojinegro las tenía a lado de su cuerpo para conservar el equilibrio. La falta de aire los obligaba a separarse pero la necesidad hacía que se volvieran a unir en un nuevo beso, el ambiente se estaba volviendo caliente. 
Se escuchó el ruido de la puerta, alguien había abierto la puerta.
-Hermano, ya llegue- la voz se escuchaba en la entrada pero los pasos se aproximaban a la habitación.
-Basta- se separó el ojinegro pero no fue escuchado.
-Mantente callado un poco- lo volvió a besar pero fue empujado.
-Mi hermana se esta acercando- las manos de Kazuto se interpusieron entre ambos- Va a entrar-
-Será mejor que me vaya- se puso de pie, luego besó la frente del chico- Nos vemos mañana Kirito-kun- le sonrió, cuando abrió la puerta de la habitación se topó con Suguha- Hola Kirigaya-chan, con permiso-
-Hasta luego- cuando estuvo fuera de la casa se volteó hacía su hermano- ¿Por qué tienes esa cara?- 
-No es nada- se volteó- ¿Cómo te fue en la escuela?- 
-Bien, iré a cocinar- se fue con una mirada de sospecha mientras cerraba la puerta lentamente.
Cuando estuvo solo pudo respirar con agitación, llevó su mano hasta su boca y se sonrojó a más no poder.
-¿Qué acaba de pasar?- dijo casi al borde de un ataque entre felicidad y nervios.
-¡La comida esta lista!- escuchó.
-¡Ya voy!- trató de calmarse y bajo con su hermana.
Al otro lado de la calle, dentro de su habitación se encontraba Eugeo recostado, pensaba acerca de aquel beso y sentía la necesidad de contarle a su mejor amiga pero sabía que si le hablaba por teléfono la tendría en su casa gritando y tendría que explicarle a su mamá que no pasaba nada extraño. Mejor iría él, se encamino a la entrada pero se topó con su madre.
-¿A dónde vas?- preguntó tranquila.
-Voy con Alice- caminó hasta la puerta y mientras se ponía los zapatos era observado.
-He notado que últimamente pasas mucho tiempo con el hijo de Kirigaya-san, incluso desde antes de la horrible perdida-
-Si, es mi amigo naturalmente paso tiempo con él- le llegó una flashback de una conversación similar- ¿Por qué el interés?-
-Hace tiempo pensé que estabas ayudando le a Alice-chan con un amor platónico pero ya me di cuenta de que no- iba a responder pero la mujer continuó- Sería un lastima que dejarás ir a Alice-chan, han estado juntos mucho tiempo- se puso seria- Pero sería lamentable y una deshonra enterarme que no aceptas a una chica por culpa del vecino-
-Madre, no es lo que estás pensando Kirigaya-kun y yo solo somos amigos- empezaba a sentirse nervioso, su madre era bastante perceptiva y tenía un don para enterarse de todo- Y si Alice y yo no tenemos nada es porque no se ha dado-
-De acuerdo pero si estas mintiendo habrá serias consecuencias- le sonrió- No vuelvas tarde por favor-
-Nos vemos- salió volando de la casa.
Las palabras de su madre se repetían una y otra vez en su cabeza pero no tenía nada de que preocuparse ¿cierto?, una vez que terminara su investigación dejaría en paz a su vecino, ¿cuando sería eso? Ya había probado su punto, el chico si podía tener emociones por las cosas del mundo real pero también se había decido en seguir adelante ¿Qué tan lejos quería llegar? O mejor dicho ¿Qué tan lejos debería llegar?, lo acababa de besar y eso era un paso bastante importante, después de todo nadie saldría herido ¿verdad?
 Sin darse cuenta llegó a casa de la rubia donde fue bien recibido, y luego de contarle a su amiga esta reprimió sus gritos con una almohada.
-Es una locura, no puedo creer que en serio te atrevieras a hacerlo- se hizo aire con las manos- Eres mi héroe, Eugeo mi maldito héroe- se tiró en su cama- Cuando se casen quiero estar presente en su luna de miel- 
-Alice, ¿es correcto seguir? No se hasta que punto parar- la chica se impacto, al parecer ella tampoco pensó en eso.
-Tu ¿no sientes nada por él?- negó con la cabeza- Supongo que deberíamos parar con esto pronto- reflexionó.
-Pero terminar en este punto sería malo ¿no crees? Si él ya siente algo le haría daño- se deprimió un poco.
-Tienes razón- chasqueo- Ya se, luego de terminar de probar la primera hipótesis hagamos que deje de estar enamorado de ti pero sin que sufra ya sabes, algo natural- sonrió.
-Es una gran idea- iba a contarle lo que dijo su madre pero no le pareció el momento, después de todo el experimento terminaría pronto- Como sea, debo volver a casa antes de que mi mamá se enoje-
Pasó la noche pensando en todo, el beso, las palabras de su madre, su charla con Alice, el experimento, el próximo experimento, fue cuando se dio cuenta de que estaba pensando en el futuro cosa que el nunca hacía, se rió por ese hecho y dejó que todo fluyera, si algo debía pasar iba a pasar.


Hola, mucho tiempo sin publicar, me esforcé en el capítulo, espero que les guste.

Al principio pensaba terminar esta historia a los 20 capítulos o algo así pero gracias a mi entrañable amiga Ana se va a alargar.

Gente cuídense mucho, lávense las manos y eviten tocarse la cara.

Voten y comenten.

¿Creen qué la mamá de Eugeo represente un riesgo en el futuro?

Los quiero


Enamorando al gamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora