Capítulo 32

1K 109 124
                                    

Se trasladaron a la cama, Eugeo recostó a Kazuto y se subió a él, se besaban suavemente procurando no hacer mucho ruido, aumentaban el ritmo, en algún momento sus lenguas se hicieron presentes y danzaban a un ritmo candente. El rubio se separó y se quitó su camiseta, luego se volvió a acercar y le besó el cuello, tomó todo lo que podía de aquella zona, sentía como su compañero se movía debajo, le quitó la camiseta en un rápido movimiento y siguió besando la zona de la clavícula, mordía un poco para no dejar marcas.
Se metió entre sus piernas, le removió el pantalón, besando su muslo, llegando peligrosamente cerca de la entrepierna y con su manos apretaba sus pezones. Era una tortura, el pelinegro se aferraba a la sabana, el placer que estaba sintiendo empezaba a molestarle, sentía como su sangre se desviaba a una parte de su cuerpo; necesitaba parar con eso o ir más lejos.
-Ya basta- dijo en un susurró que sonó doloroso. Esto llamó la atención del ojiverde y se detuvo un segundo para observar a su pareja: estaba sonrojado con los ojos llenos de lágrimas, respiraba con dificultad, además su miembro empezaba a reaccionar- Basta-
-¿Quieres qué pare?- sonrió con maldad y puso mano encima de su entrepierna- ¿Seguro?-
-No que pares- contestó con la voz cortada- Solo apresúrate-
Al escuchar esta petición no tardó en despojarlo de su ropa interior y sujetar su miembro, primero empezó a hacer movimientos de arriba hacía abajo, aumentaba el ritmo y apretaba con más fuerza para provocar un mayor placer, cuando sintió que su pareja estaba a punto de correrse se agachó y lo metió en su boca, lamía la punta y luego volvía a meterlo todo. El pobre chico callaba sus gemidos usando sus manos, aquellas nuevas sensaciones estaban golpeando su cuerpo enviando electricidad por su espina dorsal, sabía que pronto no sería capaz de aguantar.
Mientras tanto el ojiverde seguía con su labor, lo sacó de su boca un segundo antes de que eyaculara y recogió el liquido con sus dedos; con cuidado metió uno de estos en la entrada de su amigo haciendo que curveara su espalda y soltará un quejido.
-¿Dolió?- preguntó dispuesto a parar todo, le preocupaba demasiado lastimarlo y como era su primera vez no estaba muy seguro del todo si estaba haciéndolo bien.
-Es e..extraño- contestó como pudo.
-Si te duele, dime-
Introdujo el segundo dedo e hizo un movimiento como de tijeras, vio como los dedos de Kazuto se tesaban y las rodillas se flexionaban ligeramente, tomó aquello como señal para poner el tercer dedo y simular estocadas con estos.
El pelinegro se sentía en el cielo, el placer que estaba sintiendo era indescriptible, de pronto una corriente eléctrica lo atravesó completo, no sabía exactamente que pero su vecino había tocado algo en su interior que lo hizo volver a reaccionar. Tenía miedo de que su madre entrará a la habitación y los viera pero estaba tan excitado que no podía decirle a su compañero que cerrará con seguro la puerta. Perdido en su pensamientos escuchó el ruido de un cierre, bajó la mirada y se dio cuenta de que el rubio no iba a esperar más tiempo.
Tragó saliva, Eugeo retiró los dedos de su interior, le abrió un poco más la piernas para poder colocarse de mejor forma, escuchó un suspiro.
-Lo haré lento- 
-S..si- respondió como pudo.
Empezó a entrar despacio, el interior de su amigo estaba apretado, lo estaba tomando con calma, veía como Kirito se esforzaba por no hacer ruido y también presentía que no era el único que lo estaba disfrutando. Siguió con su labor, una vez que estuvo totalmente dentro esperó, era una sensación agradable, sus brazos estaban a cada lado de la cabeza del ojinegro, sus caras estaban separadas por algunos centímetros, sintió un toque en su mejilla, su vecino se acercó para besarlo; se dedicaron por rato a esta acción hasta que la necesidad invadió sus cuerpo.
-Eugeo- susurró entre besos- Quiero sentirte más- 
-Voy a moverme- volvieron a besarse.
El rubio mecía su cadera con ritmo suave, daba estocadas pequeñas buscando aquel lugar ,en el proceso aumentaba el movimiento, de un momento a otro lo único que se oía en aquella habitación era el sonido de sus pieles rozando y los gemidos callados por besos. No tardaron mucho en llegar al clímax, Kazuto se corrió entre sus abdómenes y Eugeo lo hizo en el interior de su pareja. Se acostaron, estaban abrazados en forma de cucharita, el rubio sostenía por la cintura al contrario.
-Tenemos que limpiar esto- dijo algo avergonzado el cumpleañero.
-Suerte con eso, yo quiero dormir un poco- lo acercó más- Buenas noches, te amo- 
-No puedes dormir, si mi madre nos descubre estaremos muertos- estaba demasiado avergonzando, aún no podía creer que lo amara tanto, se sentía bendecido.
-Tomemos un baño y luego me iré a casa- le besó el hombro- Feliz cumpleaños Kirito-
Durmieron un rato, se aseguraron que las chicas Kirigaya estaban en sus cuartos y entraron al baño, el ojiverde le ayudaba a su amigo a limpiarse, se divertían juntos; cuando salieron Eugeo se fue discretamente por la puerta del frente y procuró entrar con cuidado a su propia casa.
No podía negarlo, había sido uno de sus mejores cumpleaños, estaba feliz de estar con Eugeo, quizá le era difícil decirle que lo amaba también pero lo hacía y quería transmitir esos sentimientos.

Y así pasó el tiempo, se veían durante los descansos y aunque estuviera algo ocupado por lo del vídeo juego hallaba tiempo para verlo en las tardes. Estaba algo frustrado y cansado de mentirle a su madre, de tener que coordinar su agenda con la de Alice para que sus mentiras fueran convincentes, su amiga le ayudaba con gusto pero igual era molesto; por otro lado también tenía una idea en el cerebro: Kirito nunca le había dicho que lo amaba; le dijo que le gustaba pero solo eso y por más que el rubio se lo repitiera constantemente solo recibía miradas avergonzadas. Sabía que si le correspondía pero le gustaría oírlo de vez en cuando, así que ideó un plan para pasar un fin de semana romántico a solas con su pareja. 
Actualmente estaban a mediados de noviembre, faltaban dos semanas para las vacaciones de invierno, tenía todo planeado solo faltaba convencer a Kazuto. 
Faltaba poco para terminar de grabar y hacer diseños de personajes así que el padre de Quinella les había dado la tarde libre, estaba listo para actuar, durante el descanso se puso en acción.
-Oye Kirito- estaba acostado en sus piernas.
-¿Qué pasa?- 
-¿Quieres ir al centro de Tokio conmigo?- 
-Sería genial, escuché de una tienda que tiene los vídeo juegos antes que nadie y quisiera echar un vistazo- contestó feliz.
-Entonces vamos- se levantó- Hoy, saliendo de la escuela- 
-¿Hoy? No creo, mi madre no va a dejarme- 
-No perderemos nada sin intentarlo además tampoco le he pedido permiso a la mía- se encogió de hombros- Por favor, será divertido y podemos ir a esa tienda-
-Pero será un largo viaje en tren como de cinco horas, si vamos saliendo de aquí llegaríamos en la noche- 
-Lo sé, pero el plan es este: Vamos hoy, pasamos la noche ahí, mañana salimos de compras y volvemos por la tarde- levantó los brazos- Es un plan infalible-
-No lo sé, suena como algo raro- lo miró- ¿Por qué pedírmelo de la nada? ¿Qué planeas?-
-Quiero pasar un fin de semana romántico con mi pareja- 
-Dame un minuto- se alejó un poco de su amigo y le envió un mensaje a su madre.

"Pasaré la noche en casa de Eugeo y luego iremos de compras"  

Quizá era mentira pero de otra forma no lo dejarían ir,  más tarde le avisaría a Suguha para que no se quedará esperando .
Mientras Eugeo hacía lo mismo pero el escribió otra cosa.

"Iré a casa de Alice, quizá me quede a dormir ahí"

Ambos mintieron pero de no hacerlo no podrían aventurarse a ese viaje y era algo interesante irse en secreto, era como escapar juntos.
La respuesta de la madre del rubio fue que se cuidará, luego le diría a su amiga que siguiera su juego.
Salieron de la escuela, caminaron juntos a la estación de trenes, estaban a punto de emprender un viaje fantástico ¿Qué podría salir mal?

Hola, me desaparecí una semana ¿Alguien lo notó?

Vota y comenta ¿Qué pasará en el viaje de nuestra pareja? Leyendo esta historia me di cuenta de que Kirito no le ha dicho a Eugeo que lo ama.

En fin, espero que disfrutarán mi intento de limonada, los quiero mucho y cuídense.

 

Enamorando al gamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora