Capítulo 33

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La noche era hermosa, nunca había estado en Tokio de noche, las luces de los edificios adornaban la vista, era como tener el cielo más cerca y aunque las estrellas se veían más bonitas desde casa ahí también era algo nunca antes visto. Se quedó maravillado en cuanto salieron de la estación. 
-No nos quedemos mucho tiempo aquí- escuchó la voz de su vecino- Vamos- le tomó la mano y comenzaron a andar.
Buscaban un lugar barato para pasar la noche, por fin encontraron una pequeña posada. Pagaron el hospedaje y subieron a su habitación, ambos se tiraron en la cama al mismo tiempo.
-Esto fue una gran idea- dijo el rubio colocando sus brazos tras la cabeza.
-Es una locura, no puedo creer que me convencieras de esto- se puso de lado para verlo- Investigue un poco, la tienda abre a las 10 así que podemos desayunar en el mismo centro comercial, ¿Qué te parece?- 
-Suena bien- también lo miró- Pasaremos la noche juntos así que ¿Hay algo que quieras hacer antes de dormir?- puso su mano en la cintura del chico.
-No, dormir será suficiente- se separó discretamente y se volteó- Buenas noches- 
-Nadie podrá escucharte aquí, solo yo, no puedo dejar pasar esta oportunidad- se le acercó y abrazó, le comenzó a besar la mejilla.
-Detente, habló en serio, la vez que lo hicimos me dolía la cadera y caminaba extraño- se puso rojo- No quiero hacer el ridículo en Tokio-
-Muy bien- se detuvo y se volteó con los brazos cruzados. Al sentir esto Kazuto dio la vuelta y abrazó a su pareja.
-Podemos pasar el tiempo juntos en las vacaciones de invierno- el rubio dio lo encaró y vio la sonrisa sincera que este tenía.
-¿Lo prometes?-
-Lo prometo- lo apretó contra su pecho.
-Te amo tanto- 
-Ya duerme- estaba totalmente rojo pero correspondió su abrazo. Se quedaron plácidamente dormidos.
A la mañana siguiente se despertaron temprano, el clima era agradable a pesar de estar en otoño; caminaban por la calles de aquel lugar, se detenían a tomar fotos y rezar en los santuarios, llegaron por fin al centro comercial donde comerían. Se sentaron al fondo y jugaban, cualquiera que les pusiera atención sabría que están enamorados. 
El mesero, un chico mayor de tez morena llamado Agil, se portó muy amable con ellos, al parecer se había percatado de la situación y se sintió feliz de que esos jóvenes disfrutaran su juventud sin remordimientos.
-La tienda abrió hace cinco minutos, estoy ansioso- sonrió impaciente y con un brillo en los ojos.
-Terminemos de comer entonces- ambos terminaron y partieron a la dichosa tienda.
Ha decir verdad era muy grande, tenía cientos de títulos en muchos formatos, computadores, teclados, cascos, consolas, era el paraíso de los gamers. Se tardaría una eternidad revisando todo y así fue, Kazuto veía con detalle cada  cosa mientras Eugeo le daba vueltas a la tienda, se estaba aburriendo y al parecer era el único que lo hacía, todos los que entraban ahí eras expertos en esas cosas, optó por quedarse parado hasta que una de las encargadas de la tienda se le acercó.
-Hola, mi nombre es Yuuna ¿Puedo ayudarte con algo?- era mayor, quizá de la edad de su hermano, con el cabello platinado y unos bonitos ojos rojos.
-Solo miraba, gracias- volteó a ver a su pareja- Pero el chico de allá viene conmigo y siento que tiene muchas preguntas- lo señaló.
-Con permiso- la chica se retiró a donde le había indicado, rápidamente vio como su compañero la inundaba de preguntas que ella respondía con facilidad.
Se cansó de estar parado ocupando espacio así que salió de la tienda y se sentó en una de las bancas frente ese lugar, revisaba sus mensajes y le contaba a su amiga lo que hacía y ella le decía que era muy fácil cubrir su escape romántico y que estaba orgullosa de él; no era lo que necesitaba leer pero se sentía feliz de que lo alentara.
-Lamento hacerte esperar- escuchó la voz de su vecino- Es un lugar maravilloso, compré una suscripción y me ofrecerán cualquier juego antes que a los demás y llegarán a casa, es una locura, muchas gracias por traerme aquí- le sonrió con honestidad.
-Me alegra- le regresó la sonrisa- Ahora que terminamos con eso podemos...
-¿Kazuto Kirigaya?- ambos voltearon hacía aquella voz, el individuo era un chico de cabello castaño claro y ojos del mismo color, parecía tener la misma edad que la chica de la tienda.
-Si- contestó sin más el mencionado.
-Dios, nunca pensé encontrarte aquí ¿Te acuerdas de mí? Íbamos a la misma secundaría-
-¿Eiji-san?- 
-En persona- le sonrió- ¿Qué haces en Tokio?- desvió su mirada al rubio- Mucho gusto, soy Eiji Nochizawa- le tendió la mano.
-Encantado, mi nombre es Eugeo- iba a tomar aquella mano pero el pelinegro lo jaló para levantarlo de aquel banco.
-Fue bueno verte pero debemos irnos- algo que captó la atención del rubio fue el tono de voz de su pareja que sonaba como asustado y también el echo de querer huir de ahí era extraño.
-¿Tienen prisa? Una disculpa, espero que nos podamos ver luego- sonrió- Sería genial revivir los viejos tiempos, Kazy- 
Se despidió y el ojinegro aceleró el paso para alejarse de ese sitio lo más pronto posible, salieron del centro comercial y vagaban sin rumbo, el rubio sentía la necesidad de preguntar pero veía que su amigo estaba tan alterado que no quería importunarlo.
Siguieron andando por las calles, el silencio se estaba volviendo incómodo y desesperante, se supone que debía ser un fin de semana romántico pero estaban muy alejados el uno del otro. No podía quedarse así, por fin decidió hablar del tema.
-¿Estás bien Kirito?- preguntó poniéndose a su lado.
-Si- se oía entre molesto y asustado.
-¿Quién era ese chico?-
-Tu lo escuchaste, no tengo porque darte más explicaciones- el ojiverde se frustró aún más, le tomó del brazo y lo obligó a verlo- Déjame en paz-
-Somos pareja, las parejas se tienen confianza, si algo molesta a uno el otro debería poder ayudarlo pero para ayudarte necesito saber que es lo que te molesta. Dicho esto te lo voy a preguntar una vez y quiero que me digas la verdad ¿Qué es lo que te esta molestando?- 
-Una vez te dije que las personas solo buscan obtener algo a cambio ¿Cierto?- asintió- Conocí a Eiji cuando estaba formado para comprar un juego, él estaba formado atrás de mi así que naturalmente iniciamos una conversación. Él dijo que me había visto antes en la escuela pero yo no lo recordaba, cuando yo iba en primer grado él estaba en tercero, nos hicimos cercanos en poco tiempo, pasábamos juntos la mayoría de los descansos y solía ir a su casa, quería hacer muchos recuerdos con él porque era su último año- suspiró- Un día me hizo hacer algo y desde ahí no dejaba de pedirme favores cada vez más complicado, supe que se mudó con un amigo de su padre después de graduarse y luego solamente decidí enterrarlo en mi mente- 
-¿Te hizo hacer algo? ¿Qué te hizo? Dime- 
-No quiero hablar de eso- desvió la mirada- Solo, me sorprendió encontrarlo aquí-
-Si quieres hablarlo después estoy dispuesto a escuharte- le tomó la mano- Demos una vuelta antes de volver a casa- 
-Si-
Pasaron la mañana haciendo turismo, comieron en un pequeño restaurante y alrededor de las 4 abordaron el tren para regresar. Durmieron en el trayecto a casa, una vez que llegaron tuvieron una caminata tranquila, una vez que llegaron a su calle el rubio acompañó a su pareja hasta su puerta.
-Gracias, me la pase muy bien- confesó el chico.
-De nada, esperó que pronto podamos repetirlo- desvió la mirada- Debo irme, es algo tarde-
-Si- contestó y vio como se daba la vuelta para irse- Espera-
-¿Qué pasa?- 
Apenas dio la vuelta sintió un par de labios contra los suyos, no tardó mucho en abrazarlo por la cintura, no quería tomarse mucho tiempo porque alguien podría verlo desde su casa así que se separó y sonrió.
-Buenas noches, Eugeo- 
-Buenas noches, Kirito- 
El chico entró a casa y el ojiverde corrió para cruzar la calle, se sentía en el cielo, solo debía esperar dos semanas para las vacaciones de invierno y podría pasar el tiempo con su amado. Entró a casa, se quitó los zapatos y en la sala encontró a su hermano.
-Bienvenido- le dijo.
-Estoy en casa- contestó- ¿Mis padres?-
-Fueron a cenar, dijo mamá que la llamarás cuando estuvieras de regreso- 
-Entiendo, voy a mi habitación-
-¿Hay algo qué quieras decirme?- preguntó de la nada.
-¿Yo? No ¿Qué podría querer decirte?- se empezó a poner nervioso.
-Recuerdas que quiero ser detective ¿Verdad?- asintió- Ocultas algo así que ¿Quieres decirme o tendré que decirte yo lo que ocultas?- 
-No se de que hablas, deja de incriminarme de algo que no se- se defendió y empezó a caminar a su cuarto, en el proceso fue seguido- Déjame en paz-
-No es bueno que digas tantas mentiras- suspiró- No puedo forzarte a hablar pero voy a darte un consejo- el menor le torció los ojos- Si tejes una red de mentiras tarde o temprano quedas enredado en ella- 
-Si tuvieras que elegir entre mentirle a todo el mundo o la felicidad de la persona que amas ¿Cuál eliges?- lo miró decidido.
-Elijo no ser cobarde y construir mi propio destino- se agarró el puente de la nariz- Mira, si necesitas cualquier cosa puedes confiar en mi- 
-No necesito nada, se lo que hago- entró a su habitación dispuesto a cerrar la puerta- Gracias- 
Se encerró, luego de calmarse le avisó a su madre que estaba en casa; sabía que su hermano tenía razón pero no podía evitar tener miedo de perderlo, Despejó su mente, por ahora solo debía esperar a que todo saliera bien, por lo menos hasta las vacaciones de invierno. 
¿Y si el destino le tenía preparada otra cosa?

Hola de nuevo amixes.
Les dejo otro capítulo para compensar mi desaparición de ayer y mi futura desaparición :c

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Los quiero mucho, cuídense.   

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