Capítulo 25

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El día había llegado, la escuela procedió como los últimos días, muy lenta y sin compañía de su vecino , estaba un poco esperanzado por el plan que se le ocurrió a su amiga pero a la vez preocupado de meterse en problemas aunque si lo pensaba bien valía la pena hacerlo por la persona que le gustaba.
La hora del descanso llegó y ambos rubios debían ponerse de acuerdo para una parte del gran plan de Alice. Estaban sentados detrás de los salones, podían ver a casi toda la gente que pasaba por ese lugar.
-El plan es que cuando Suguha salga de casa tu esperes unos minutos y llames a la puerta, luego le pides disculpas- dijo animada- A ella le tomará como 15 minutos llegar y unos tres en darse cuenta de que es un engaño y otros 15 de regreso o quizá menos si vuelve corriendo, entre 10-8 minutos si su condición es buena pero si es una deportista profesional lo hará en 5 así que piensa que tienes como 20 minutos para arreglarlo-
-¿Y si ella llama antes de salir de casa? Es más lógico que lanzarse sin saber- sugirió, no es que fuera pesimista (bueno un poco) pero quería que todo saliera bien.
-Todo depende de lo que le digamos en la llamada- señaló- No te preocupes, lo tengo todo bajo control- sonrió pero su mirada se desvío un segundo y puso una cara extraña.
-¿Qué ocurre?- preguntó alarmado.
-No vayas mirar ahora pero estoy viendo la clase de Kazuto, él esta acostado en su banca y Liz-chan le esta acariciando el cabello- 
Eugeo miró discretamente la escena, era cierto, él parecía profundamente dormido y aquella castaña le miraba con admiración. Involuntariamente recordó cuando él lo había hecho con el pelinegro, uno de sus estúpidos planes, recordaba la agradable sensación de ser acariciado y la calma que le producía estar así. Se puso un poco triste, ¿Y si ellos se gustaban? ¿Y si Lizbeth se le confiesa antes de que se disculpe? ¿Y si él la acepta? Si se comparaba un poco con ella tenía todo en contra, para empezar la chica no había jugado con sus sentimientos, era bonita, simpática, le gustaban los video juegos, esta en su misma clase, además de todo: Es una chica. Su relación no sería mal vista por las personas, y quizá podrían ser más felices de lo que ellos serían. 
-Vuelve en ti- unos chasquidos lo sacaron de su trance- Te fuiste unos minutos, y no dejabas de mirarlos-
-¿Lo hice?- la chica asintió- Lo siento, solo pensaba en cosas trágicas aún- se volvió a la escena y apreció la sonrisa de aquella chica, lucía tan calmada- ¿Crees que debo dejarlo en paz?-
-¿Qué?- entendió unos segundos después- ¿No crees que la persona que debe decidir algo es él? Si luego de disculparte te quiere lejos de su vida pues deberás aceptar pero siempre queda la posibilidad de que te extrañé tanto como tu a él. Quizá Liz-chan no siente nada por él y solo esta siendo un apoyo así como yo contigo- le palmeó la espalada- Anímate un poco, todo va a salir bien-
-De acuerdo, será mejor entrar de una vez- se pusieron de pie y volvieron a su salón.
El resto de las clases fueron aburridas, quizá le dejaron un trabajo súper tedioso acerca de los derechos humanos o algo así pero no le importó mucho. Solo esperaba llegar a su casa y poner en acción el plan para disculparse y si tenía suerte, todo volviera a la normalidad.
Tuvo que esperar a Alice en la entrada ya que le tocaba llevar las cosas a la biblioteca, a la salida no se topó con su vecino pero si vio que Lizbeth iba con otro chica a Dios sabe donde, suspiró aliviado, eso significaba que Kirito-kun había ido directo a casa.
-Lista para irnos- habló su amiga saliendo de la nada.
-Vamos-
Todo el camino se comportó ansioso, se aseguró de que su madre y hermano se hubieran ido y entraron, subieron al cuarto, cerraron las cortinas y se pusieron en acción.
-¿Estás listo?- asintió- Okay, aquí vamos-
-¿Segura de qué todo saldrá bien?- 
-Claro, tengo las llaves de Suguha, la coartada y la investigación son correctas, te prometo Eugeo que todo estará bien- ya había perdido la cuenta de cuantas veces le había dicho eso pero parecía necesitarlo- Lo pondré en altavoz- 
-Muy bien, pero antes ¿Cómo conseguiste el número de los Kirigaya?- 
-Mi madre tiene el número de todos en esta ciudad, no se como lo hace- marcó el número y espero a que contestarán.
-¿Si?- la voz de Kazuto resonó en la bocina, no era parte del plan pero Alice se adelantó, fingió un poco la voz para sonar mayor.
-Estoy buscando a Suguha Kirigaya-san- miró a su amigo el cual se estaba muriendo por dentro.
-¿Quién pregunta por ella?- 
-Soy Touska Akane, la organizadora del torneo de kendo en la prefectura- 
-Un momento- luego de algunos ruidos y susurros se escuchó la chica- ¿Hola?-
-Señorita Kirigaya-san, necesito que le de sus datos a su encargado de club para que quedé inscrita en el torneo de este año- 
-Yo no participaré este año- aclaró la chica.
-¿Qué? Eso sería trágico, usted es quien puede llevarle el triunfo a su escuela, la he visto en los torneos pasados, tiene incluso una oportunidad de ir a la nacional- 
-Estoy pasando por un momentos muy duros con mi hermano no puedo dejarlo solo... ¿qué?- ambos rubios llegaron a la conclusión de que el pelinegro estaba diciéndole a su hermana que participará, que él estaría bien o algo así- De acuerdo, solo debo enviar un correo con mis datos ¿no?- 
-Es mejor que se los diga en persona a su encargado, debe llenar un cuestionario de inscripción- 
-Si ya lo se, ha sido así todos los años- dijo algo cansada, como si fuera una rutina agotadora el llenar ese cuestionario- ¿No tienen mis datos ya? Así me ahorro la vuelta a la escuela-
-Me temo que los datos cambian cada año- contestó un poco impaciente.
-Ya entendí, voy ahora mismo- colgó la llamada.
-Eso fue intenso- dijo la chica con su tono habitual.
-¿Torneo de kendo?- cuestionó el rubio con una ceja alzada.
-El verdadero concurso se atrasó un mes por un problema económico pero ella no tiene porque saberlo-
-Das miedo- 
-Veamos- la chica caminó hasta la ventana y por una pequeña ranura observó como la hermana menor de Kazuto salió de casa- Espera unos minutos antes ir-
-¿Qué harás tu? No vas a espiarnos ¿o si?-
-Claro que no, seguiré a Suguha y trataré de quitarle algo de tiempo- bajaron a la entrada y salieron de casa, se notaban los nervios del chico a kilómetros- Tranquilo, solo dile lo que te nazca- lo alentó.
-Solo debo ir y ser sincero- se dijo- No tiene ninguna ciencia, todo va a estar bien- 
-Como sea, suerte- la rubia se fue en busca de la pelinegra y el cruzó la calle.
Cada paso que daba se sentía más pesado, las piernas le temblaban y sus manos sudaban, quería reírse, no tenía sentido estar nervioso, no era la primera vez que hablaba con él, ni la primera que intentaba disculparse; quizá se sentía así porque esta vez estaba más cerca de enfrentarlo y su mente torturándolo constantemente le decía que el final no sería nada lindo pero lo intentaría y dejaría atrás sus miedos, sus dudas, estaba convencido que quería a aquel chico, ¿Por qué dudar ahora? El futuro no iba a esperarlo, si se quedaba sentado sería peor, tenía miedo, mucho, no quería ser rechazado ¿Quién quiere ser rechazado por la persona que te gusta? Nadie quiere eso, pero si pasaba y era lo que probablemente pasaría, se iría con la cabeza en alto y tendría que aceptar los deseos del contrario.
Una vez frente a la puerta la golpeó dos veces, esperó un poco y fue abierta, por cuestión de segundos pudo ver el rostro de su vecino, se veía un poco cansado pero él estaba igual así que no iba a decir nada.
-¿Qué haces aquí?- le preguntó bajando su cabeza, no era la reacción que esperaba y eso lo motivó un poco.
-Quiero hablar contigo- dijo firme- Aclarar las cosas-
-No tenemos nada de que hablar- sus hombros se tensaron- Las cosas ya las dejaste claras cuando me usaste-
-Lo siento- dijo de forma real, salió de su corazón, transmitió tanto en esas dos palabras.
-No quiero escuchar tus falsas disculpas, no quiero ayudarte a aliviar tu conciencia, ya no- contestó algo roto, Eugeo notó un ligero sonrojo en sus mejillas.
-Por favor, solo un momento- insistió acercándose.
-Ya no, no más por favor- levantó la mirada- Vete de aquí- le cerró la puerta en la cara.
-No pienso irme hasta hablar contigo- declaró a través de aquella puerta cerrada.
-¡No me importa!- escuchó un grito desde el interior de la casa y según la acústica descifró que estaba entrando a su cuarto.   
¿Ahora qué? Según sus cálculos aún le quedaba tiempo antes de que Suguha volviera, miró aquella ventana de cortinas cerradas y tuvo una horrible idea.

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