#22. Llanto II

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—Al fin despierta.—Escucho decir a Jessica, aunque mis ojos aún no se han aclarado del todo.—Me tenías preocupada.

Intento sentarme y ella me ayuda.

—Hazlo despacio, te desmayaste.

La Sr. Smith...

—El doctor Brown estuvo aquí hace unos minutos, se quedó contigo todo lo que pudo y esperaba verte despertar.

Pongo mis ojos sobre Jessica.

—Estaba muy preocupado, pero tuvo que marcharse porque lo necesitaban en una urgencia.

—¿Se quedó conmigo?

—Eso dije.—Sonríe.—Le importas, Jules.

Ignorando esas palabras, pregunto lo único que quiero saber en este momento.

—¿Cómo está el Sr. Collins?

El rostro de Jessica cambia.



















(*)
















Aun cuando recién había despertado, fui a la habitación de la Sr. Smith, solo para ver como las enfermeras se llevaban sus cosas y terminaban de arreglar la habitación.

Dos de las chicas me miran al salir y cuando estuve sola en la habitación, otra vez termine dejando ir las lágrimas.

Es injusto.

Realmente lo es..

—¿Qué está diciendo, Doctor?

Me giro al escuchar la voz del Sr. Collins, su pregunta a salido llena de desesperación, salgo de la habitación y lo veo afuera junto a otros dos doctores.

Es cierto, nadie le ha dado la noticia aun.

El Sr. Collins lleva unas rosas en las manos seguramente esperando celebrar con la Sr. Smith su recuperación, lo mismo que yo pensaba hacer después de que la cirugía fuera un completo éxito.

Veo a Miles, intercambio una mirada con él y me niega con la cabeza pidiendo que no me acerque más.

Entonces solo escucho y soy testigo como se le rompe el corazón a ese viejito adorable.

Las lágrimas vuelven a llenar mis mejillas.

No, es mentira.—Repite el Sr. Collins, una y otra vez.

No sé cómo ellos pueden permanecer tan serios al escucharlo tan destrozado, sé que esto es lo que te enseñan en la escuela de medicina y con esto tal vez me doy cuenta de que no sirvo para esto, que mis años estudiando no servirán de nada si frente a un paciente no puedo mantener la compostura como logra hacerlo Miles o los demás doctores.

Mi viejita...

Me cubro la boca y las lágrimas vuelven a llenar mis ojos.

Realmente no sirvo para esto.

Soy una completa débil.

Latidos del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora