Latidos del Corazón

#38. Luchar

—Entiendo porque dijiste que no.—Dylan de pronto saca el tema después de un largo silencio desde que volví.—Has esperado mucho que te lo pidiera y no confías en mi porque sigo comprometido.

—Dylan, no.

—Pero lo he dicho en serio, esta vez sí romperé el compromiso, lo juro.

Romper el compromiso.

Cuantas veces he escuchado eso y cuanto se ha alargado, ese es el motivo principal de que porque esa noche fui detrás de él.

—No se trata de tu compromiso con Channel.

Dylan abre los ojos.

—Si me fastidia y me fastidia mucho más que pasado todos estos días no tuvieras la oportunidad de romper con ella, no lo sé, tal vez estoy siendo egoísta y pensando en mi porque recién has despertado, pero ese no es el motivo por el que no acepte.

Dylan frunce el ceño.—¿Entonces cuál es?

Mis labios se separan y mis ojos se llenan de lágrimas.

—¿Qué ocurre, Jules?

—No merezco ese anillo porque no soy la persona que esperas, ni la que mereces, por eso dije que no.

—¿Jules?

—Yo..

—¿Qué estás diciendo? Eres la mujer que amo, la que me ha esperado y esta aquí conmigo, mi Jules.—Me dice.—¿Cómo puedes decir que no me mereces? Al contrario, soy yo..

—No, Dylan, no.—Repito.—No lo entiendes.

—Ayúdame a entender.—Me pide.

Me limpio la lagrima con una mano.

—No fui la mujer que esperabas mientras estabas dormido... —Pronuncio con miedo.—Yo estuve con alguien.

Los ojos de Dylan se abren.

—Te engañe, Dylan.

Decepción, tristeza y dolor es lo que veo en los ojos de Dylan, tiemblan de tal modo que hacen temblar los míos.

Él no dice nada y yo intento acercarme.

—Dylan..

—¿Puedes dejarme solo?.—Me interrumpe.

Mis ojos se abren.

Observo como aprieta la mandíbula y la vena en su cuello se marca.

—Déjame solo, Jules.

—Dylan.

—¡Que me dejes solo, maldita sea!

Su tono de voz me sobresalta.

—Déjame solo, Jules, solo vete, desaparece de mi vista por un momento, por favor.

Con el dolor apretándome el pecho, lo hago.