#34. Hablemos

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—Cuando desperté no imaginaba esto.—Pronuncia Dylan mientras apoya su mentón sobre mi cabeza y con la otra mano juega con la mía.

—¿Qué cosa? .—Pregunto acurrucada contra su pecho.

Puedo jurar que sonríe.

Besa mi cabeza.—Verte con un vestido rojo.

Levanto la cabeza separándolo de él.

—¿Puedo preguntar por qué el vestido aunque sea un deleite para mis ojos?

Dylan no ha perdido su característica personalidad, aunque había escuchado que los pacientes después del coma resultaban con algunos cambios emocionales, tuve la suerte de que me regresaran a mi Dylan exactamente como fue a dormir hace tiempo.

—Michi se comprometió.

—¿En serio?

—Si.—Asiento con la cabeza.—Va a casarse.

—Vaya noticia.—Responde.—¿Cuantas cosas más me he perdido?

No le respondo.

Voy a acostarme en su regazo otra vez, lo hago y la puerta se abre, hubiera deseado que no fuera el, pero lo fue.

Y lamentablemente me vio con Dylan.

Me aparte de Dylan enseguida confundiéndolo a él y ya era demasiado tarde, Miles ya nos había visto.

Baje de la camilla.

Con voz de autoridad, Miles dijo.—No está permitido que los familiares usen la cama.

—Perdónela, doc, es mi novia.—Dijo alardeando y muy orgulloso de mi.

Eso me hizo sentir peor.

—De igual forma, la camilla solo soporta a un paciente, no ha dos.

—¿Acaso nunca ha tenido novia, doc?

—Creí tenerla hasta anoche.

Sus ojos me miran y el corazón se me aprieta.

—Lamento oír eso, doc.

Trago saliva y me siento incomoda.

—Dylan, voy a salir un momento.

—Amor, no... no tienes que hacerlo.—Me pide sosteniéndome de la mano, los ojos de Miles están ahí.—¿No tiene que salir también no, doc?

Sin mirarme, Miles responde.—No, no es necesario.

Miles prefiere mantener la mirada solo en Dylan y yo logro soltarme de su agarre.

—Necesito ir al baño.

Él lo entiende y yo salgo de la habitación, voy directo al baño y me lavo el rostro, pero no pasa ni cinco segundos cuando unas profundas ganas de vomitar me llenan.

Corro hacia el inodoro y lo descargo todo, no solo una, sino dos veces, respiro con cuidado y trato de mantener la calma.

—Vaya, esto nunca lo espere.

Veo a Bailee fuera del cuarto de baño.

—¿Cómo se siente, Jules?.—Hace una broma con mi vómito, pero no tengo tiempo para lidiar con ella.

Me lavo el rostro y como lo hace siempre, salgo del baño sin agregar nada más.




















(*)

























Regreso a la habitación cuando Miles ya no está y paso la tarde con Dylan, hablamos y nos ponemos al día.

Mejor dicho, él se pone al día.

Y cuando me obliga a comprarle algo fuera de comida de hospital, salgo de la habitación y voy hacia las maquinitas.

Mi intención fue esa, peor al salir de la habitación encontré en los pasillos a Miles.

Trate de evitarlo.

Realmente trate.

—Jules..

El me sostiene del brazo.

Está nervioso y ansioso.

—Hablemos.

No respondo y el me pide que lo mire.

—Por favor, tenemos que hablar de esto.

—Sí, tenemos.—Respondo yo.—Hablemos sobre esto una última vez.

Latidos del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora