*Amelia
Apenas sonó la campana me fui, no debía estar más tiempo del necesario en ese lugar. Salí por la puerta trasera la cual no estaba muy vigilada, cualquier estudiante podría escaparse sin mucho problema, cosa que seguro pasa muy seguido en este lugar, puesto que el único obstáculo era una reja de metal en un estado bastante lamentable y cuya única cerradura era un gancho de alambre el cual era muy fácil de abrir y eso hice, salí de ahí, no sin antes volver a cerrar la puerta, de mejor manera he de decir. Caminé unas cuantas calles hasta llegar a un callejón y saqué uno de los teléfonos desechables que me había traído de mi habitación, marqué uno de los pocos números registrados, el número del templo. El tono de llamada sonó unas cuatro veces y finalmente contestaron:
- Identifíquese - Dijo la voz monótona de uno de los "Encargados de la Comunicación".
- Amelia, Elemental de Aire en Kansas City reportando noticias - Dije eso último en tono de broma.
- ¿Qué sucede? - Preguntó muy directamente, al parecer no le gusto mi "bromita".
- Encontré a la Elemental de Fuego.
*Jessica
No la vi al día siguiente, ni al siguiente de ese, comienzo a pensar que tal vez la atraparon antes de entrar y le advirtieron que se fuera. Hoy hace bastante de calor, por lo que tengo abierta la ventana y el ventilador al máximo, usaba unos shorts y una camisa sin mangas, y aun así tenía calor, hoy es sábado y tenía que estar en casa todo el maldito día y mañana será igual.
Prefería estar como ahora, sola en mi cuarto y alejada lo más posible de mi madre y hermanos, me levante de la cama y fui hasta el mini refrigerador que había en mi cuarto, la ventaja de ser un "demonio" y de que te quieran lejos es que harán todo lo posible para que no los molestes, tomé un refresco y lo abrí para bebérmelo, mientras me lo tomaba una ráfaga de aire frío entró por mi ventana, dándome directo en el costado izquierdo de mi rostro, no me sorprendió, más bien me alegraba, al fin algo de frescura. Fui a mi ventana, saqué la cabeza y dejé que el aire me diera directo en la cara, respiré profundo aprovechando la frescura, me hubiera gustado estar así todo el día, pero el sonido de la puerta abriéndose detrás de mí me sacó del momento:
- Baja a almorzar - Me dijo Jordan, mi hermano mayor, pero solamente por un año, era alto, un poco fornido, ligeramente pelirrojo y de ojos color avellana, él era el más "amable" conmigo.
- Ya voy - Le contesté secamente, Jordan si bien no me trataba amablemente, tampoco me insultaba como mi otro hermano, solo se mantenía al margen y agradecía eso, no creo poder soportar insultos de una tercera persona.
Bajé junto a Jordan y me senté en mi mesa y me sorprendió ver que tenía el mismo tipo de almuerzo que los demás, un plato de espaguetis, con salsa boloñesa y queso rallado esparcido por encima, un manjar, estaba confundida ¿Por qué de pronto hacían esto?:
- No te hagas muchas ilusiones - Me dijo John, quien era mayor que yo por 5 años, teniendo 20, aún vivía con nosotros, lo hacía por nuestra madre - Había sobrado suficiente y no lo íbamos a desperdiciar, no te acostumbres - Sentenció John con claro desprecio, John era alto, estaba un poco fuera de forma y se le veía algo de pansa, tenía ojos café y cabello negro.
- John ¿Qué te he dicho sobre las mentiras? - Le replicó Ana, mi madre - Jordan nos pidió que te sirviéramos lo mismo que a todos - Explico ella, pero sin mirarme, ella tenía alrededor de 50 años, siempre usaba ropa holgada, su cabello era liso y de color oscuro y sus ojos eran café.
Por primera vez comí de verdad, la comida estaba deliciosa, terminé y me fui a mi cuarto en silencio, me recosté en la cama boca abajo, por primera vez con el estómago realmente lleno. Después de un rato escuché que la puerta de mi cuarto se cerraba, me levanté de golpe y miré a la puerta, era Jordan:
- Perdón - Comenzó a decir - No quería asustarte - Se disculpó, sonaba sincero.
- ¿Qué quieres? - Pregunte con firmeza.
- Disculparme - Respondió, yo solamente pude verlo con sorpresa e incomprensión - No te traté como a una hermana en todos estos años, no lo hice porque estaba más interesado en su aprobación y no te tomé en cuenta - Sus palabras no solo eran sinceras, sino que también salían de su corazón.
- ¿Qué te hizo cambiar? - Pregunté, estaba muy confundida ¿Por qué el repentino cambio de actitud?
- Mi novia - Dijo y pude ver algo de ilusión en su rostro.
- Pensé que ninguno de ustedes podía tener novia, que todos ustedes debían vivir una "vida santa".
- Y así es, por eso es un secreto - Me dijo mientras me lanzaba una mirada de complicidad - Al principio sí era como ellos, pero con el tiempo y después de verla con su familia me di cuenta de que la nuestra está muy mal, sobre todo en la forma en la que te tratan.
- Ya veo - Dije finalmente - Y crees que tú puedes arreglarlo, que puedes ser diferente a ellos.
- Nunca es tarde para empezar de nuevo - Me contestó suavemente.
- Entiendo - Dije - Yo también quiero empezar de nuevo, incluso si solo es con una persona - Y tras decir eso lo abracé.
No era la primera vez que abrazaba a alguien, pero si la primera vez que sentía un cariño real venir de dicho acto, en todos estos años jamás sentí que realmente tuviera hermanos, pero ahora siento que puedo confiar en él, que realmente tengo un hermano.
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Okey, primero que nada, qué familia más loca ¿no? 😅, segundo parece que Amelia tiene un secreto, pero ¿de qué se trata? Bueno tendrán que esperar para descubrirlo 😏, nos vemos en el siguiente capítulo, un abrazo fuerte bye.
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Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del Fénix
FantasyJessica, cuya vida es una miseria, tendrá que dejarlo todo atrás para detener la guerra con los Oscuros. Ella es la Elemental de Fuego. Y deberá enfrentarse a quien llegó a considerar como su madre para reunirse con los Elementales restantes.