Capítulo 14: Sanando las heridas

168 20 14
                                    

De acuerdo antes de empezar les advierto dos cosas: Primero este es el capítulo más largo de todos, perdón por hacerlo tan largo, les prometo el próximo no será así, o quizás no, ustedes dejen su opinión en los comentarios ¿les gustaría que hiciera los capítulos más largos o los prefieren cortos? Y segundo este capítulo no contiene violencia, sin embargo si hay ciertas partes no aptas para estómagos sensibles, ya están advertidos. Sin nada más que decir espero disfruten este cap 😊.

*****

*Jessica

Cargamos a Jordan y lo sacamos de la casa por la puerta trasera. Los Rosales estaba cerca de una pequeña extensión de árboles que corrían en línea recta por un par de kilómetros, lo único que nos separaba de los árboles era una cerca de alambre de tres metros de alto con arbustos de rosas creciendo sobre, alrededor y entre los alambres de esta, de ahí el nombre del vecindario. Llegamos hasta la cerca que estaba en mi patio trasero, por un momento me dije a mi misma que era imposible salir por ahí, no había una reja o alguna puerta que nos permitiera salir hacia los árboles. Se construyó de esa forma para evitar que los niños se perdieran y también así se evitaba que cualquier intruso tuviera más de un punto de entrada o alguna ruta de escape segura, sería imposible para nosotras escalar la cerca, mucho menos con Jordan a cuestas, si no nos mataban los pinchazos de las rosas lo haría la caída, era imposible salir por ahí y la puerta de entrada no era una opción debido a toda la atención que atraeríamos, estábamos en una ratonera:

- Sostenlo un momento – Dijo Amelia obligándome a cargar a Jordan sola.

- ¿Qué pretendes? – Le pregunté confundida y asustada, pero no por ella sino porque alguien nos podría ver.

- Ya es hora de que veas un poco más de este mundo roja – Dijo en un tono casi arrogante y sarcástico – Considera esto como La Última Evidencia – Sentenció con una sonrisa, pero pude notar que era una sonrisa forzada.

Después de esas palabras levanto sus manos y mando una fuerte ráfaga de aire hacía la cerca y esta se abrió como si de una flor se tratara, cargué a Jordan por el hoyo recién abierto, haciéndome varios rasguños en la ropa, en momentos así agradezco tener el cabello corto, lo último que necesitaba en un momento así era tener alambres enredados en el cabello. Justo cuando ella volvía a mi lado me di cuenta de que las puñaladas de sus hombros estaban curadas y aunque la oscuridad y poca luz no ayudaban a ver casi nada se podían distinguir unas cicatrices en el lugar en donde la había apuñalado mi madre. Caminamos a toda prisa por el bosque, pero en medio del camino ella sacó un teléfono desechable y marcó un número que no tardo en abrir la línea:

- Necesito que me abras un camino fuera de la vista de las cámaras, traemos a un herido – Hubo un momento de pausa en lo que le respondían desde el otro lado de la línea – ¿Por el lado este? – Dijo Amelia al cabo de un rato, hubo otro momento en donde el único sonido que se escuchaba era el de nuestra respiración agitada – Te lo repito: Somos tres, uno está herido y voy a necesitar otra habitación, cualquier habitación sirve – Esa parte me heló la sangre ¿Con quién hablaba? ¿Con la gerencia del hotel? ¿Es alguien en quien se pueda confiar? – ¿La puerta de mantenimiento? – Preguntó ella buscando confirmación – De acuerdo, gracias – Dijo para después cortar la comunicación.

Me hizo una señal para que apresuráramos el paso, no tuve problema con ello, de hecho estaba más que encantada. He de decir que no dormí en toda la noche, debería estar exhausta y todo mi cuerpo lo estaba, mis piernas están temblando, mi cabeza palpita y el dolor en los hombros por cargar a Jordan quién sabe cuánta distancia era insoportable, pero aun así no puedo dormir, no con Jordan en este estado. No sé qué clase de conexiones tenía Amelia dentro del hotel, pero había conseguido no solo que fuésemos por un camino libre de la vista de las cámaras de seguridad, además había conseguido otra habitación en tiempo record. Mi hermano estaba muy mal, sudaba mucho, respiraba muy agitado, la herida no dejaba de sangrar y ya se notaba el pus saliendo de ella, la herida se había infectado y la piel de su cara se volvía cada vez más y más pálida, estaba muriendo, mi hermano se estaba muriendo justo frente a mí y no podía hacer nada. Estaba recostado en la cama con el torso desnudo y yo solo podía observar, llorar y gritar sin poder hacer nada:

Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora