Capítulo 33: Hacía Nepal

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*Jessica

Corrí a su lado, no sin antes darme cuenta de que Jordan también había resultado herido, se había dislocado el hombro, pero no parecía serio. Una vez llegué al lado de Amelia me arrodillé junto a ella, su pierna si bien no parecía estar rota, al menos no por completo, se notaba que le dolía. Cuando luché con esa mujer en Kansas City recuerdo que ella me golpeó en una pierna con una piedra y eso se sintió como un balazo y hubiera cojeado por un día completo de no haber descansado en el autobús camino a Washington D.C., además de haber recibido un golpe directo de su nudillera en mi brazo. Fue de lo peor y si ella no me hubiera subestimado no hubiera podido ganar esa pelea, tuve mucha suerte, pero Amelia no la tuvo tan fácil como yo, se notaba que le dolía mucho y que luchaba para no gritar y no moverse, me dolía verla así:

- ¿Estás bien roja? - Me preguntó entre gemidos de dolor, tratando de poner una sonrisa en su rostro, yo me enojé por eso.

- Yo estoy bien ¿Qué hay de ti? - Le pregunté al borde de un ataque de nervios.

- No está rota, pero no creo que pueda caminar - Me explicó con sinceridad y resignación.

- Puedo curarte en el avión - Dijo Amy dejándonos a todos los presentes confundidos.

- ¿Puedes usar el fuego para curar a alguien? - Pregunté confundida y preocupada.

- No - Aclaró - Pero puedo vendarle la pierna para que la herida no empeore y pueda sanar un poco en el camino a Nepal - Explicó con rapidez y calma lo que hizo que mis nervios bajaran un poco.

- Hay que ir al avión - Dijo Amelia tratando de levantarse, yo se lo impedí y la hice sentarse otra vez - No podemos perder el avión Jessica, nos mataran si nos quedamos aquí.

- ¡LO SÉ! - Le dije mientras comenzaba a llorar - Sé que tenemos que irnos, pero por favor no te muevas - Le supliqué para que no se hiciera más daño, no creo que pueda soportarlo ¿Cuánto más? ¿Cuánto más va a torturarme Lucia?

Puse su brazo detrás de mi cuello y con la ayuda de Amy la cargamos hasta salir a la pista del aeropuerto. Buscamos el avión con la mirada, pero la oscuridad no nos permitía ver nada, comenzaba a frustrarme, no podíamos quedarnos tanto tiempo al descubierto, Lucia y sus Oscuros podían volver para terminar el trabajo, con la pierna de Amelia herida y el hombro de Jordan dislocado no estábamos en posición para pelear contra ellos:

- Muéstrales en dónde estamos - Me dijo Amelia, pero no entendí nada y ella empezó a explicarme - Dispara tres bolas de fuego al cielo y ellos nos responderán disparando una bengala.

Levanté mi mano al cielo y disparé tres bolas de fuego, por un momento no pasó nada, mirábamos a nuestro alrededor buscando la bengala, pero no vimos nada. Iba a disparar otra vez, pero un silbido nos hizo voltear y vimos la bengala ascendiendo al cielo, comenzamos a correr hasta ese lugar y al llegar nos encontramos con un avión gigante esperándonos. Era un Boeing-747 el cual puede identificarse por sus cuatro motores y la joroba encima de la cabina de los pilotos, pero ¿Por qué tenía que ser un avión tan grande? Como sea, no importaba en ese momento. Varios miembros de la tripulación nos estaban esperando, dos hombres para ser exactos, parecían ser aeromozos y nos recibieron en la escalera del avión:

- ¿Qué pasó? - Preguntó uno de los hombres preocupado y confundido.

- Los Oscuros nos atacaron, se retiraron, pero podrían volver en cualquier momento, tenemos que irnos ya - Dije bien alto y firme, acabo de tomar las riendas del asunto.

- Suban - Nos dijo el otro, antes de que empezara a subir agarré a Amelia como si fuera una princesa y comencé a subir las escaleras, pero cuando Amy y Jordan iban a subir para seguirnos los dos hombres se lo impidieron - Lo siento, pero solo miembros de la orden pueden ocupar este avión.

Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora