Capítulo 19: Entrenamiento y emboscada

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*Jordan

Después de que Amy se fuera con Jessica, fui a darme una ducha, de verdad lo necesitaba. Dejé que el agua se perdiera en cualquier lugar de mi cuerpo, después de todo lo que había pasado era relajante ducharme y refrescarme, aunque seguía habiendo peligro ahí afuera, aun así era relajante. Estaba terminando de lavarme cuando escuché que alguien tocaba la puerta:

- Lamento interrumpirlos – Era Amelia, su tono era sarcástico.

- Solo soy yo – Respondí mientras tomaba la toalla y la envolvía alrededor de mi cuerpo – Siento decepcionarte – Sentencié devolviéndole el sarcasmo.

- ¿Dónde está Amy? – Preguntó Amelia, ahora había preocupación en su voz, parece que aún no se ha dado cuenta de que Jessica tampoco está.

- Está con Jessica – Respondí sin entender por qué se preocupaba tanto, entiendo que Jessica sea una novata, pero ¿No fue para eso que llamo a Amy?

- ¿Dónde están? – Volvió a verse la preocupación y urgencia en su voz salí del baño envuelto en la toalla y con el torso desnudo, no le importó.

- Dijo que iría al bosque con Jessica – Respondí al ver su rostro que estaba lleno de miedo.

- Ten – Dijo pasándome una de esas camisas que compras como un recuerdo turístico, ella había dejado de lado el miedo, al menos de momento – Las vi y recordé que necesitas una después de lo de tu madre – Hubo cierta duda y culpa en esas últimas palabras.

- Gracias - Dije mientras me la colocaba.

Recordar lo sucedido esa noche me provocaba un nudo en el estómago, era un choque de emociones: Por un lado me sentía mal por haberle quitado la vida a mi madre, pero no diría que siento culpa, ella trató de matarme, me clavó un cuchillo en el pecho e intentó hacerle lo mismo a mi hermana, naturalmente no me considero un héroe ¿Qué clase de héroe es capaz de matar a su madre? Me siento mal por como terminaron las cosas, pero no sé si es culpa o remordimiento por haber matado a mi madre, tal vez aún no termino de asimilarlo o quizás solo sea que no me siento tan arrepentido como creía. Fue entonces que Amelia me sacó de mis pensamientos:

- Vístete, vamos a buscarlas.


*Jessica

- ¿Sabes por qué Amelia me pidió acompañarlos? – Su pregunta me dejó descolocada y decidí tomarla como una pregunta capciosa.

- Vas a entrenarme – Respondí con algo de fastidio, casi sentí que insultaban mi inteligencia.

- Eres lista, eso te mantendrá con vida – Su voz irradiaba confianza.

- ¿Cuál es la primera lección maestra? – Le dije en tono de broma.

- Encender fuego – De acuerdo, no diría que estaba sorprendida, solo estoy confundida – Primero cierra los ojos y respira hondo – Hice lo que me pidió sin rechistar – Ahora, dime que sientes.

- Siento – Me tomó un momento responder – Siento el viento en mi piel, el suelo bajo mis pies, la humedad y la electricidad en el aire – Un momento ¿Por qué no puedo sentir el calor? No, si puedo sentirlo, pero esto es diferente – El calor, lo siento en mi interior, el calor está concentrado en mi interior.

- El fuego es parte de ti, no sentirás ni calor, ni frío y tampoco podrás quemarte.

- ¿Estás diciendo que soy inmune al fuego? – Pregunté incrédula.

- Si, pero nunca olvides que hay otros 4 elementos aparte del fuego – Eso aclara varias de mis dudas – Vuelve a cerrar los ojos, concéntrate en ese calor en tu interior – Hice lo que dijo – Ahora concéntrate en tus manos, guía el calor hacía tus palmas – Volví a obedecer, me tomo un momento, pero al escuchar su voz pude ver los resultados – Abre los ojos.

Y ahí estaban, dos bolas de fuego posadas sobre cada una de mis manos, no sentía el calor. De hecho, estaban frías, comencé a jugar con ellas como si fueran pelotas de plástico en lugar de bolas de fuego potencialmente mortales, hubiera seguido así si Amy no me hubiera hablado:

- Los Elementales pueden crear sus elementos por su propia cuenta, es decir, en tu caso puedes crear fuego de la nada – Explicó mientras señalaba las bolas de fuego en mis manos – El resto de nosotros necesitamos un poco de ayuda para usar nuestros elementos – Sacó un encendedor y me lo mostró – Yo también puedo controlar el fuego, pero necesito una llama o al menos una chispa para hacerlo.

- ¿Cómo puedes usar solo una chispa?

- Una chispa puede crecer hasta volverse algo más grande – Y tras de decir eso le ordenó a una de las bolas de fuego ir hasta su mano, esta fue hacía ella y quedó suspendida sobre la palma de su mano – Lo mismo ocurre con esta bola de fuego – Y la bola de fuego empezó a crecer, antes era del tamaño de un balón de fútbol, pero ahora era unas tres veces más grande que antes.

- Increíble – Fue todo lo que pude decir.

Quería decir algo más, pero la imagen de esa misma bola de fuego yendo hacía mi rostro me dejó sin palabras. Pasó a un lado de mi cabeza, casi rozándola y después se escuchó una explosión detrás de mí, sentí un escalofrío subiendo por mi espalda y luego posándose en mi estómago, era esa misma sensación que sientes cuando hay peligro cerca, esa es la mejor forma de describirlo, pero en mi caso esta sensación estaba multiplicada por diez, al voltearme me di cuenta de que ese miedo estaba bien justificado.

*****

Debo decir que no que escribir aquí 😅, solo puedo decirles que el próximo capítulo será muy importante y crucial para nuestra protagonista, además de ser muy ardiente (lo digo literalmente 🔥😓🔥)

Me despido de ustedes, hasta la próxima semana un abrazo muy fuerte bye 😉😊.

Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora