Capítulo 17: Un pequeño descanso

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*Jessica

Apenas se abrió la puerta la cara de Jordan cambió totalmente, frente a nosotros se hallaba una chica morena, de estatura promedio, con unos ojos de color azul y cabello castaño rojizo que contrastaban con su piel, tenía un mechón de pelo rojo teñido que caía por su frente y paraba antes de tapar su ojo izquierdo. Vestía una camisa roja debajo de un chaleco de cuero negro, así como también unos jeans con rasgaduras y para finalizar tenía varias perforaciones en su oreja derecha. Todo eso combinado le daba un aspecto de "chica mala", pero esa fachada se derrumbó nada más vio a mi hermano:

- ¿Jordan? – Dijo casi sin aire, ahí fue que entendí todo.

- Amelia – Llamé a la chica de risos blancos – Perdí mi teléfono en el otro cuarto ¿Me ayudas a buscarlo? – Le hice señas con la mirada y por suerte ella las entendió.

- Claro ¿Dónde lo viste por última vez? – Me respondió siguiéndome el juego.

Salimos de la habitación y fuimos al cuarto de Amelia, miré el reloj de la pared y este marcaba las 6:15pm, volteé a la ventana y pude ver como el sol ya estaba bajando, tiñendo de rojo y naranja el cielo del horizonte. Después de contemplar el atardecer por un momento, miré a Amelia y pude ver unas ojeras muy notables, parecían bolsas de supermercado estiradas a más no poder:

- Debes descansar – Le dije sin rodeos.

- Estaré bien – Respondió en ese tono sereno propio de ella – No te preocupes – Esta chica no me entendió.

- No entiendes – Le dije con un tono más serio – No era una sugerencia, era una orden – Le dije sin pelos en la lengua.

- ¿Ahora tú das las órdenes?

- Llevas dos noches seguidas sin dormir, eso no es sano – Le expliqué con paciencia, ahora sé lo que sienten las madres que no quieren matar a sus hijos.

- Alguien debe vigilar – Alegó ella – Estaré bien Jessica – Me acerqué a ella y la agarré de los hombros.

- Esto no se discute – Le dije con bastante firmeza en la voz – Vas a tomar tu ropa, te darás una ducha y te irás directo a dormir ¿Está claro? – Ella solo asintió con la cabeza, tal vez me pasé en lo de la firmeza, pero funcionó.

Después de una media hora en el baño finalmente salió secándose esos hermosos risos blancos, se la veía más relajada y fresca que antes:

- Tenías razón – Como siempre – Lo necesitaba.

- También necesitas dormir – Respondí calmada y sin energías, la verdad es que yo también lo necesito – ¿Dónde dormiré yo?

- El hotel está lleno – Respondió ella – Tu hermano está ocupando la última habitación – Explicó ella muy calmada – Tendrás que compartir habitación con alguien.

- ¿Te importa si duermo en la tuya? – Volteó a verme sorprendida – Sería algo incómodo y extraño dormir en la misma cama que mi hermano, además de que es obvio que esos dos necesitan hablar sobre "ciertas cosas" – Sentencié en tono de broma.

- Oh, ya entiendo – Ambas nos reímos un poco y luego yo me di una relajante ducha y me puse un pijama que Amelia me prestó.

- Necesito ropa – Dije mientras me acostaba.

- Cuando estemos en D.C. iremos de compras – Respondió Amelia.

- Suena bien – Apenas alcance a decir eso antes de caer en un profundo sueño.


*Jordan

Nos habían dejado solos, incluso en ese momento seguía esperando que entrara alguien más, que alguien la hubiese acompañado, pero nadie más entró, estábamos solos. Amy y yo nos conocíamos desde el sexto grado, cuando sus padres se mudaron a Los Rosales y nos hicimos amigos al poco tiempo, compartíamos salón en primaria y antes de darnos cuenta éramos inseparables. En algún punto entre la mitad y la parte final del sexto grado ella me empezó a gustar como algo más que una amiga, pero yo ignoré y reprimí esos sentimientos, creo que para este punto está más que claro que mi madre no lo aprobaría, de hecho el miedo de lo que podría hacerme si se enteraba me paralizaba, ahora entiendo que si era justificado. Pasaron dos años y yo seguí amando a Amy en secreto, pero en el octavo grado todo cambio. En mi escuela, como en muchas otras, siempre se suele hacer un baile para poder celebrar que los de último curso se gradúan y los demás son promovidos de grado, pero ese baile fue muy especial para mí.

A mi madre no le gustaba para nada la idea de que fuera a ese baile, decía que estaba lleno de mujeres poseídas por el pecado que se vestían como rameras para incitar a los "niños buenos" a caer en el abismo. Me costó horrores convencerla, pero después de dos horas de charla y una hora de súplicas, me dejo ir. El baile fue genial, aunque seguro muchos dicen eso de su primer baile, en un momento de la fiesta tuve que salir para tomar aire fresco y alejarme un poco de todo el bullicio, unos minutos después de que yo salí Amy llego a mi lado, no recuerdo si habíamos hablado de algo, pero lo que sí recuerdo muy bien es el momento en que ella me besó, también recuerdo como le devolví el beso y ese día comenzamos nuestra relación como novios.

Al principio era ese mismo fanático religioso que mi madre había hecho de mí, cualquier otra chica hubiera salido corriendo después de un par de meses, pero por suerte ella tenía más paciencia que un santo y después de seis meses saliendo deje de ser un fanático y pase a ser un adolescente normal. Al año siguiente de estar saliendo pasó algo que todavía recuerdo vívidamente. Fue un día que estábamos solos en su casa, sus padres habían salido por asuntos de negocios y yo había ido a su casa para hacer un proyecto escolar. Se hizo de noche y en un momento sus padres llamaron diciendo que debido al tráfico llegarían mucho más tarde de lo que habían previsto. Antes de darme cuenta ambos estábamos en su cama, desnudos y besándonos, creo que no hace falta decir que esa noche no volví a casa. A la mañana siguiente tuvimos la "charla" con sus padres y si bien no estaban contentos, tampoco podría decir que estaban sorprendidos de que lo hayamos hecho, es más, nos dieron su bendición.

Ya habían pasado unos seis meses de eso, ahora con todo este asunto del viaje y los Elementales lo último que necesitaba era otra sorpresa, pero eso es justo lo que tengo ante mis ojos. Me alegraba verla, pero estaba confundido, era obvio que era ella a quien llamó Amelia pero:

- ¿Por qué no me lo dijiste? – Le pregunté después de un insoportable silencio.

- Supongo que ya lo sabes – Dijo finalmente – No podía decirte, mis padres son Desertores y si decía algo vendrían a matarnos.

- ¿Los Oscuros?

- Los Iluminados – Eso si me sorprendió – Si alguien quiere dejar la orden puede hacerlo, siempre y cuando no revele sus secretos, su existencia o la existencia de los Iluminados – Su voz y su rostro eran tristes – No espero que me creas, pero quiero que sepas que... – No le dejé terminar, la callé con un beso.

- Después de lo que pasó en estos días, esto no me sorprende para nada – Dije con suavidad y su rostro se relajó para después devolverme el beso.

Nos pusimos al corriente de las cosas, le conté que mi madre finalmente terminó de volverse loca y trató de matarme a mí y a Jessica, también le conté el cómo habían terminado las cosas. Sorprendentemente ella pareció entenderlo y me ofreció un hombro sobre el que llorar y así lo hice, no me di cuenta de que era de noche hasta que miré por la ventana ahí fue que me sequé las lágrimas y nos preparamos para dormir, sinceramente no dejo de sorprenderme con esta chica, como yo no tenía ropa aparte de la que tenía puesta, la cual tenía un agujero cortado por un cuchillo justo en el centro de mi pecho, ella sugirió que durmiéramos en ropa interior y antes de que pudiera protestar estábamos abrazados en la cama y nos quedamos profundamente dormidos.

*****

Y aquí está la novia de Jordan 😏, un personaje que 🚨SPOILER🚨 será importante en los próximos capítulos, solo esperen porque esto se pondrá muy bueno 😏🔥.

Como siempre los invito a seguirme, votar y comentar esta historia, de verdad me ayudarían mucho, les deseo una feliz semana, un abrazo fuerte bye 😊.

Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora