Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del Fénix

Capítulo 24: De compras

*Jessica

Caminamos unos diez o quince minutos hasta que llegamos al centro comercial y al entrar pude darme cuenta de varias cosas: Primero que el edificio tenía un diseño peculiar, la mayoría de las paredes eran blancas y las que no lo eran estaban pintadas de negro, el techo te ofrecía una vista perfecta del cielo, ya que en lugar de estar tapado por cemento o con algún otro material, estaba tapado con unos vidrios transparentes, pero en algunas partes había vidrios de colores que iluminaban el suelo de verde, azul, amarillo, rojo y demás colores, al ser casi las 6:00pm el cielo se estaba tiñendo de rojo y naranja, la vista era simplemente espectacular, desde dentro del edificio el tiempo parecía haberse detenido en el día, mientras que por fuera el reloj corría con total normalidad. Tal vez sea porque soy muy inocente o muy retraída, pero era una vista espectacular, debería haber salido más seguido cuando estaba en Kansas City, fue la pregunta de Jordan lo que me sacó de mis pensamientos:

- ¿Cómo vamos a pagar las compras? – Eso no lo había pensado, pero la verdad es que desde hace un tiempo me estaba preguntando ¿De dónde está sacando el dinero la albina de ojos blancos?

- Con esto – Respondió sacando dos tarjetas de crédito, en apariencia parecían comunes, pero si las tiene Amelia es mejor sospechar un poco – La Orden de la Luz es lo que podríamos llamar como un "secreto a voces" su existencia solo es conocida por: Los Iluminados, los Oscuros, y los líderes de todos y cada uno de los países en el mundo – Explicó dejándonos a Jordan y a mí sin palabras – Mantener la paz no es un trabajo fácil, mucho menos barato, así que todos los países del mundo dan una buena suma de dinero para la orden y sus miembros, así como acceso a sus bancos por medio de estas tarjetas.

- En otras palabras: Esas tarjetas tienen acceso al dinero de todos los países del mundo de manera ilimitada – Finalizó Amy la explicación, yo estaba bastamente sorprendida por esa revelación.

- ¿Puedes prestarme una? – Preguntó Jordan causando que todas volteáramos a verlo sorprendidas – Yo también tengo que comprar algunas cosas, además, si nos separamos termináremos más rápido – Debo admitir que ese es un buen punto.

- Sería más rápido, pero también más peligroso – Contraatacó Amelia con un tono muy serio y cauteloso, o es muy precavida o muy avara, creo que es más lo segundo.

- Los Oscuros no son estúpidos, obviamente no atacarán a la luz del día, mucho menos en un lugar tan público – A veces me sorprendo de lo perspicaz que puede ser Jordan.

- Eres listo y perceptivo, eso te mantendrá con vida, y por lo que veo es de familia – Felicitó Amelia a mi hermano y a mí, y la verdad tengo que estar de acuerdo con ella – Bien, ten la tarjeta – Le pasó la tarjeta y luego le dio un pedazo de papel – Y esta es la contraseña, nos vemos en dos horas en el área de comidas – Teníamos dos horas para comprar todo lo que necesitamos, al final iría con Amelia y Amy, mientras que Jordan iría solo, pero Jordan le dijo algo a Amy que me bajo los ánimos, los cuales no estaban muy altos que digamos.

- Trata de no pasarte mucho con ella Amy – Bromeo Jordan con algo de malicia.

- No lo prometo – Respondió Amy y luego me agarró del brazo para después comenzar a jalarme hasta la primera tienda de ropa, tengo el presentimiento de que esto tomará más de dos horas, genial.

Entramos en la primera tienda de ropa y ahí comenzó la pesadilla. No esperaba que Amy fuera tan loca con la ropa y la moda, más que una pesadilla, esto era el infierno mismo. Primero me probé un conjunto sencillo, algo para pasar la tarde sola en casa: Una franela sin mangas y unos shorts. Después algo más casual: Una camiseta y un pantalón de tela algo ajustado. Y continuamos pasando por varios estilos que la verdad, no llamaban mucho mi atención, no porque fueran malos sino porque ninguno era para mí. Pensé que estaríamos ahí hasta la noche, hasta que llegamos a un conjunto que era ideal para mí: Constaba de una polera de mangas largas de color rojo, un chaleco de cuero negro y unos jeans rasgados, me encantaba: