*Jessica
Había aprobado, de hecho, había sido la mejor de la clase, aunque considerando los estándares de esta escuela no fue tan difícil, aun así debo a agradecerle a Jordan por ayudarme a estudiar, ya han pasado tres días desde que no veo a esa chica de cabello blanco, hoy es el cuarto, iba caminando por el pasillo y me encontré con la profesora Lucia:
- Hola – Le dije nada más llegar a su lado.
- Hola, Jess – Dijo volviéndose hacia mí, "Jess" era un apodo cariñoso que ella me puso, era la única que me había dado el amor de una madre y la consideraba como tal.
- ¿Encontraron a aquella chica? – Pregunté como siempre, directa y sin rodeos.
- Sí, el consejo le advirtió que no se volviera a acercar a la escuela – Me explicó, su tono era relajado y frío, como si hubiera preparado la explicación desde antes, eso me hizo desconfiar un poco.
- Ya veo – Dije finalmente, aunque no me fiaba del todo de sus palabras, puede ser como una segunda madre para mí, pero tampoco soy tan inocente.
El resto del día transcurrió con total normalidad; la campana sonó y todos salieron del salón como balas, yo fui la última en salir, me había quedado para recibir las felicitaciones de mi maestro de física, y para rechazar a un chico que quería invitarme a salir. La mejor forma de describirlo era como un "chucho" porque siempre usaba ropa de cuero y un collar de perro en el cuello, pero este tipo es el peor de todos, un bravucón y un abusivo, y aunque yo soy la "malota" de la escuela, tampoco me voy a juntar con basura como él, aún tengo amor propio. Estuve diez minutos después del timbre con él, traté por las buenas, pero no funcionó, traté con alzar la voz, pero tampoco. Me cansé y le di una patada en las pelotas para que me dejara en paz y entendiera, cuando finalmente salí de la escuela pude verla apoyada contra un poste:
- Hola, roja – Dijo nada más verme – ¿Cómo has estado? – Me preguntó como si fuera lo más normal del mundo, y en otra oportunidad así hubiera sido.
- ¿Qué quieres? – Le dije con firmeza, después de lo que acababa de pasar no necesito otro problema, menos si viene de alguien que tiene prohibido acercarse a la escuela, pero había algo raro en todo este asunto y quería que supiera que no estaba para bromas.
- Directo al grano ¿Eh? – Dijo en tono de broma – Seguro piensas que no puedo entrar a la escuela porque me tienen advertida ¿Verdad? – Continuó con un tono muy sereno, su explicación solo parecía reforzar lo que ya me había dicho Lucia – Pero la verdad es otra – Sentenció y su tono pasó a ser más serio, yo enderecé mi postura al notar esto.
- ¿Qué quieres decir? – Pregunté confundida.
Ella se acercó a mí lentamente, me rodeo por la izquierda, parando y quedando hombro con hombro conmigo, ahí me di cuenta de que era ligeramente más alta que yo y que parecía haber entrenado bastante, podía notar que era un poco musculosa, no tenía los músculos marcados, pero se notaba que era capaz de defenderse sola, pero ¿De qué?:
- Aquí no – Dijo casi en un susurro, pero aun así se notaba que había gran seriedad en sus palabras – Esta noche, en el parque a dos cuadras de Los Rosales búscame en la fuente que está en medio del parque, a las nueve y media, ven sola, ahí te explicaré todo – Sentenció y comenzó a caminar pasándome de largo.
Yo me quedé ahí parada un buen rato, estaba paralizada, ella había dicho "en el parque a dos cuadras de Los Rosales", esa no era una referencia para ayudarme a llegar, esa era la ruta para llegar al parque desde mi casa, Los Rosales era el nombre del barrio privado en donde yo vivía y justamente a dos cuadras había un parque con una fuente justo en el centro, me había estado espiando, me había seguido, pero no entiendo ¿Por qué no me siento asustada? Y ¿Por qué siquiera estoy considerando ir?
Llegué a casa y ahí estaba mi almuerzo, comí y subí a mi cuarto y comencé a analizar mis opciones. Por un lado podía ir, pero ella podría tener algo preparado, algo malo y peligroso, tal vez quería secuestrarme, o hacer alguna otra cosa peligrosa o ilegal. Por el otro lado podía quedarme en casa y no ir, pero eso podrá resultar ser una espada de doble filo, si ella enloquecía porque no iba podría empeorar las cosas, aunque esa parte me parecía poco probable, no creo que ella sea una de esas chicas, al menos ella no me daba esa impresión, pero siempre puedo equivocarme.
Al final decidí ir, aunque no iría desarmada, me puse una franela sin mangas, una camiseta encima y por último una chaqueta, también unos pantalones holgados y unos zapatos Adidas para caminatas largas, era el disfraz perfecto, si ella decidía atacarme me serviría tener algo para amortiguar cualquier golpe, al final lo completé todo guardándome una navaja en el bolsillo de la chaqueta, bajé las escaleras lo más silenciosa que pude, pero antes de poder salir por la maldita puerta me topé con Jordan justo cuando la abrí, estaba claro que venía llegando de una cita con su novia:
- ¿A dónde vas? – Preguntó Jordan al verme a punto salir, justo cuando estaba tan cerca.
- Tengo cosas que hacer – Dije secamente, si esta chica era peligrosa no podía involucrar a Jordan en esto, apenas estamos reconstruyendo nuestra relación, no voy a perderlo ahora.
- Casi son las diez – Protestó remarcando lo obvio.
- Regresaré pronto – Contesté y salí por la puerta.
Caminé al parque todo lo lento que pude, quería tener tiempo para preparar un plan por si las cosas se complicaban, pero de todas formas llegué antes de lo que me hubiera gustado. Caminé por el arco de arbustos podados que marcaba la entrada, buscándola con la mirada y ahí estaba, esperándome apoyada en la fuente, justo como había dicho, me acerqué a ella llevando mi mano al bolsillo preparando la navaja para cualquier cosa:
- Llegas tarde – Dijo nada más llegué a su lado.
- ¿De qué querías hablar? – Pregunté sin rodeos.
- Es muy difícil de explicar – Protestó muy calmada.
- Pues es mejor que lo hagas simple – Contesté muy seriamente, quería dejarle muy claro que no estaba, ni me gustaban los rodeos.
- De acuerdo – Dijo para después tomar aire – Vengo de Nepal, me críe en un templo en donde las personas son capaces de controlar los elementos, somos La Orden de la Luz – Me explicó muy calmada, yo no entendía nada, pero al mismo tiempo parecía entender lo que ella me decía ¿Por qué? ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué me está pasando? – Sin embargo, no todo es color de rosa, tenemos enemigos, se hacen llamar así mismos Los Oscuros.
- Estás loca – Dije finalmente, no quería escuchar nada más, no podía escuchar nada más.
- Puedo mostrarte – Dijo para luego levantar su mano y estirarla hacia mí, como si quisiera alcanzarme.
Fue por instinto, me sentía asustada y mirando la situación en retrospectiva era normal, sola con una chica que no conozco, en un parque a mitad de la noche y sin saber si había alguien más escondido en las sombras, además de que era obvio que esta chica estaba loca, y aún estaba el hecho de que por alguna razón entendía y conocía lo que esta chica me decía, todo eso combinado me hizo sacar la navaja y hacerle un corte en la mano, luego la empuje dentro de la fuente y salí corriendo de ese lugar lo más rápido que pude, sin mirar atrás, dejándola tirada en la fuente, pero con la extraña sensación de que tal vez acabo de cometer un grave error, en ese momento no sabía cuánta razón tenía.
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Bueno las cosas se pusieron interesantes ¿No?, pero ¿Qué pasó mientras la pelirroja estaba en el parque? 😕. La respuesta vendrá la próxima semana en el siguiente capítulo 😉. No se olviden de votar, comentar y seguirme, un abrazo fuerte y hasta el próximo capítulo 😄.
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Libro 1 | Saga Elementos | Fuego: La Hija del Fénix
FantasyJessica, cuya vida es una miseria, tendrá que dejarlo todo atrás para detener la guerra con los Oscuros. Ella es la Elemental de Fuego. Y deberá enfrentarse a quien llegó a considerar como su madre para reunirse con los Elementales restantes.