Capítulo 21: Segundas oportunidades

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La pantalla inmóvil, igual que el corazón de Peter, que parece que dejó de bombear por un segundo. Mira atento esa dirección, la relee una y otra vez y sabe perfectamente que es certera, que nadie podría mandarle esa info sin que fuera verdadera.

En sus sentimientos se agolpan sensaciones diversas y varias preguntas. ¿Quién le mandó ese mensaje? ¿Por qué a él?... quiere decir que quien se lo envió, sabe de lo que siente por Lali, si no... ¿qué objeto tendría que él tuviese esa información?

El teléfono casi que le quema en las manos y empieza a desplazarse inquieto por la terraza, entra a la sala por la inmensa puerta balcón y dá vueltas sin sentido, aún con el teléfono abierto en ese mensaje "116 Ebury St, Belgravia, London SW1W 9QQ, Reino Unido" – ahí la vas a encontrar...

Lo mira y relee, y su impulso más primitivo, ese primero que le nace... el más instintivo que todos tenemos a flor de piel, lo hace buscar su MAC con torpeza y rapidez y abrirla para inmediatamente conectar con la pestaña del buscador de vuelos que usa a menudo. Casi siempre es su secretaria la que se encarga de coordinar sus viajes de empresa, pero últimamente él mismo estuvo comprando sus pasajes porque sus viajes se habían vuelto más personales que de negocios.

Se suena los nudillos con nerviosismo mientras la página se abre, y le dá tiempo a maldecir brevemente al servicio de internet porque la conexión es lenta y demora su ansiedad.

Finalmente cuando la página se abre, tipea con rapidez en la casilla ORIGEN: Buenos Aires, Ministro Pistarini – DESTINO: Londres, Heathrow y un abanico de posibilidades de fechas se despliega ante sus ojos. Pone la más cercana posible... dos días... ¡No!... mejor antes... mañana, mañana mismo... y un vuelo de British Airways, uno de Aerolíneas Argentinas y uno de KLM, le dan la posibilidad de volar hasta ella.

Descarta el de KLM, porque hacer una escala en Ámsterdam, es una demora que no podría soportar sabiendo que puede tenerla cerca mucho antes. Entonces tilda el de British a las 13:35 y con el que después de 13 horas 15 minutos de vuelo, podría compartir espacio cercano con Lali.

Se apresura, sus dedos se desplazan ligeros por el teclado tildando opciones. Saca su billetera y rebusca la tarjeta de crédito. Inserta los números y en el mismo instante en que vá a dar el click del "OK" que confirma la compra, se detiene y piensa en lo que está a punto de hacer.

Esconde sus dedos con fuerza en su propio puño y lo aprieta con rabia. La duda lo paraliza, o mejor dicho... la cantidad de incertidumbres que encierra esa situación que está viviendo, lo paraliza.

Aprieta los labios tanto como sus manos hechas una piña y cierra su MAC cerrando también la posibilidad de un viaje que sólo le traería problemas.

Peter se derrumba. Cae pesado sobre el sofá minimalista de la sala inmensa. Y vuelve a repensar en cada vuelco que dió su vida desde que conoció a Lali... "la pareja de su hermana".

Hay una canción de David Bisbal de su segundo disco que se llama "Me derrumbo" y es casi una metáfora para la caída estrepitosa de Peter, cuando se dá cuenta que él también se ha convertido un poco en "Sólo carne y hueso sin ella", porque se dá cuenta del infinito universo que Lali desenmarañó en él, en el cortísimo tiempo que compartieron, y que sin ella, ahora, lo hace sentirse vacío, roto... inanimado como un cuerpo sin más opciones de sentirse vivo que a su lado... como si el verdadero sentido de las cosas sólo estuviera con ella.

Piensa en todo lo que deseó que su padre volviera a este mundo, y ahora que lo logró, ni siquiera se siente lo suficientemente feliz como para disfrutarlo, porque hay algo que no lo completa, que lo tiene en stand by, latente, dormido... casi errante en su propio mundo.

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