Acerca del amor

Capítulo 28: Aprender a sentir

Todes tenemos talentos para distintas actividades. Particularmente soy de pensar que a cada ser humano se nos ha otorgado algún o algunos dones, que explotados debidamente, son nuestro sello de fábrica. No estamos hablando de si son talentos positivos o negativos... sólo TALENTOS.

Y eso nos ayuda a poder realizar determinadas tareas de la vida cotidiana con mayor o menor soltura. No sé si les pasa, pero hay cosas que dejo de hacer por un tiempo, y cada vez que necesito hacerlas, tengo que volver a aprenderlas, porque jamás he fijado en mi cabeza su mecanismo de acción.

Otras en cambio se aprenden una vez y no se olvidan jamás.

Dicen que eso ocurre cuando aprendes a andar en bici, cuando aprendes a manejar y cuando aprendes a coger.

El tema aquí es que las dos primeras de esas tres acciones, son casi comunes a cuanta bicicleta o auto se te ponga a tiro. Todos tienen los frenos en el mismo sitio, y el acelerador y un mecanismo de funcionamiento similar, independientemente de quien los conduzca. Sí... está bien... me podrán decir que no es lo mismo manejar un Fiat que manejar una Ferrari... ¡Obvio Mabel! Pero en cuanto a funcionamiento se trata... es igual.

Pero en la tercera acción, se involucran sentimientos que hacen que aunque sepas perfectamente donde está cada cosa, y cómo funciona, el viaje y el resultado siempre sea distinto.

El otro día leí a una chica de unos 25, o 26 años que afirmaba que la gente de 40 no coge... mmm... me gustaría darle unas charlitas para que no se haga una ablación genital a los 39, pensando en lo triste que será su vida al año siguiente.

Un presente pobre, no garantiza que el futuro sea igual. Todo depende de cómo aprendas a disfrutarlo. Mi receta personal fue no casarme, no tener hijes, no convivir y salir siempre con alguien más chico que yo. Sexo placentero y bastante regular. Ni siquiera es necesario tener un cuerpo escultural, ni ser modelo, diría que ni es impresindible que una enfermedad te haya quitado la belleza de tus pechos para sentirte atractiva y gozar del sexo. Tu receta puede ser otra, incluso totalmente contraria a la mí, y funcionarte.

No todxs nuestrxs compañerxs, sacan lo mismo de uno. Ni nos predisponemos de la misma forma con todes. Lo mágico está en aprender de cada uno que pase, para que a los 25 o 26 años, pienses en que a los 40 en vez de negarte al sexo, lo vás a vivir con mucha más libertad y plenitud.

Pienso en la cantidad de mujeres que son obligadas a tener sexo, forzadas, manipuladas, violentadas, y se me pone la piel de gallina de pensar en cómo se vuelve a disfrutar del sexo con alguien, después de que para vos ese acto sólo tiene un antecedente traumático, doloroso y olvidable.

Entonces creo que sólo se vuelve de eso con paciencia, y con mucho trabajo psíquico, propio y del compañere que hayas elegido en esa ocasión.

Perdón por la intro... pero a veces uno expone temas tan delicados sin haberlos transitado, que por mínimo que sea, merecen una breve mención para no banalizarlos.

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El primer encuentro sexual de nuestros protagonistas quizá no fué el que habitualmente tendría una pareja que se conoce, se atrae, se calienta y coge.

Había demasiada presión emocional sobre ese encuentro por parte de ambos. Como si uno tuviese que esmerarse mucho más de lo que hiciera habitualmente, y la otra tuviese que confiar mucho más de lo que sus antecedentes le habían impuesto. Eso si ambos querían tener un buen recuerdo de ese encuentro, lo que damos por hecho.

A las 2 y 20 de la madrugada y después de dos encuentros de sexo placentero para ambos, el teléfono de Peter suena dentro del bolsillo del pantalón que está tirado por el suelo de la habitación.