Capítulo 24: Como un cuento

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Sábado en Londres:

Lali recorre el supermercado. Lleva más de 1 hora allí dentro ¿está comprando para acumular? NO. Está aprendiendo inglés. Es una buena arma para ampliar vocabulario de idiomas.

Entonces recorre con paciencia las góndolas y vá tomando productos con una imagen conocida, y se anota en su block de notas del teléfono, como se escribe el producto en inglés (Método fabuloso aplicable a cualquier idioma)

Dentro de su concentración le entra un mensaje de Nicolás, y a ella se le dibuja una sonrisa tonta apenas, rememorando la noche de porros y porrones.

- ¡Hola! Pedí libre el próximo finde para llevarte a un lugar que te vá a gustar mucho. ¿Cerramos?

No duda un segundo y los dedos se deslizan ágiles por el teclado de su teléfono.

- ¡Hola! ¡Claro! Después me contás

Y un pulgar para arriba cierra la primera salida de Lali y Nicolás después de unos besos intensos que empiezan a unirlos en su más que estrecha relación de compañeros de piso.

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Sábado en Palermo:

- La verdad es que estoy un poco desconcertado Andrés...

Peter se rasca apenas la barba con nerviosismo, porque no entiende la urgencia de este encuentro.

- Me imagino. Por lo pronto te pido disculpas por abordarte así, medio acosador, ¿viste?... pero soy de pensar que cuanta menos gente sepa de estas cosas, mucho mejor... - Peter asiente, y le parece además de lógico, empático de parte de Andrés que actúe así.

El camarero llega a tomarles el pedido, y ni bien se dá la vuelta, la ansiedad de Peter lo hace preguntar con los dedos entrelazados sobre la mesa... - Andrés... decime algo porque me vá a agarrar un ataque acá mismo...

Andrés se sonríe y empieza a soltarse.

- Mirá... mi mujer piensa que soy el típico tipo que no le dá ni cinco de pelota cuando me habla... ¡Y está en lo cierto! A menos que sea algo importante. Entonces aprendí que para estar al tanto de las cosas importantes, no hay que demostrar interés, porque si no, pasaría como un metiche que quiere saber todo sobre sus amigas, bueno en este caso... su prima, y no me enteraría de nada, porque ella sentiría amenazada su privacidad.

- En cambio... esta dinámica de hacerme el desinteresado... funciona como un reloj suizo. Yo la escucho y pongo el piloto automático cuando me cuenta boludeces, pero cuando me cuenta algo importante, pongo mucha atención, aunque parezca que no me entero de nada.

Peter lo mira sin expresión en la cara, y por unos segundos se quedan ambos así, hasta que reacciona – Andrés... ¿hacés terapia? – Andrés se sonríe con una carcajada enorme.

- Nooo, pero ¿entendes de lo que te hablo?... Candela suele ser intensa... ¡ojo!... la amo, hace mucho que estamos juntos, y quiero seguir estándolo. Pero para tener una vida plena, a veces tenés que desconectar un poco... No sé cuál es tu recurso para aguantar a tu mujer...

Peter se sonríe hasta achinar los ojos- ¿Sabés que esta misma mañana mi ex mujer y yo pautamos el divorcio? – Andrés abre los ojos como platos y se paraliza un poco – Uff, imagino que mucho no te afecta, porque tengo entendido que había otra persona... ¿no?

Peter vuelve a reírse y asiente con la cabeza - ¡Si!... de su parte había alguien desde hacía un año.

Y para el que no sabe de los entrecejos de esa pareja, puede sonar devastador, y quizá inexplicable, pero para quienes conocían lo que se cocinaba dentro de ese matrimonio, es la opción más sanadora que pudieron poner en práctica.

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