Capítulo 6: Las buenas intenciones

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Está sentado sobre la butaca reclinable de su escritorio, con todas las luces del despacho de la fábrica encendidas a las 22:30 del 30 de diciembre. Hace girar sobre sus dedos la birome que a veces sale disparada y tiene que agacharse a recoger para volver a su jueguito de manos.

Del otro lado su primo hace lo propio con una pelotita anti estrés color amarillo limón, que en realidad es un emoji que se ríe a carcajadas. Los dos están cada uno en su juego, y los dos saben que hay mucho por hablar, pero quizá es tan complejo lo que está pasando por la cabeza de Peter, que por eso Chino le dá todo el espacio y tiempo necesario para que suelte, aunque lo presiona para que se anime.

-Bueno man... yo me piro – Mientras Chino mira su reloj y se levanta como disparado de la butaca, le comenta- Te hice todo el aguante que pude, pero cancelé el asado con los pibes y tengo intenciones de llegar para los tragos.

Peter lo mira y bufa – Pará... no te vayas-

-Enserio Peter, ¿podes hablar de una vez? y largar todo lo que te anda rondando, porque sé que sos de procesar demasiado y la verdad es que mañana es el último día del año, y pretendo empezar el nuevo con tu hermana y mi "primo nieto" y llegar a brindar a las 12.

Peter suelta una risa hermosa de lado, seguro recordando a su sobrino, o también que él estará allí para brindar con ellos.

Suelta la lapicera y apoya los codos sobre el escritorio y sus manos a ambos lados de la sien, como tratando de sostener todo lo que guarda su cabeza.

- Estoy agotado... desbordado, cansado... harto...- Y recién ahora es cuando Ricardo logra empezar a prestarle atención.

- Es entendible... no tenés una vida fácil hermano... pero supongo que sabías con la especie de ofidio con el que te casabas. Y además te preparaste desde chico para ocupar este lugar.

- Ese es el problema Chino, ¡ESE ES!... – Y grita, para que su primo sienta que dió en el clavo- que toda mi vida estuvo direccionada a que sea de una manera... igual que como lo iba a ser la de Celeste... y sin embargo ella rompió con eso... ¡lo torció!, y logró hacer mierda el guión que tenían escrito para ella...

Chino lo mira desconcertado. No entiende demasiado el planteo. Él pensó que la paciencia de Peter estaba agotada por Natalie, y que este pseudo robo que se inventó, era para huir de su mujer.

- Perdón, no entiendo nada... ¿Qué tiene que ver Celes?

- Todo tiene que ver, TODO... ella le pegó una patada en el culo a esa vida que le habían armado, y se encargó de buscarse una ¡en la que es feliz! ¿Entendes?

- Sí... entiendo. - Pero en realidad no entiende una goma, porque son demasiadas cosas que él desconoce, y que sólo están en la cabeza de su primo.

- Peter... yo creo que tenés que descansar un poco, de la fábrica, de Natalie, de acarrear solo con lo de tu viejo... de verdad loco, ¡Son demasiadas cosas!

Peter lo mira y suspira. –Tenés razón cuando decís que me cuesta procesar las cosas. Me doy cuenta que tardo demasiado en ver la realidad, en reaccionar, sobre todo cuando se trata de mi felicidad. Me pasé la vida acatando y aceptando lo que otro pensaba que era lo mejor para mí... y no lo ví... ¿entendes? ¡NO LO VÍ!

- Sí...- (Pero no), la realidad es que Chino no entiende nada de nada. Quizá entiende el planteo superficialmente, pero ignora todo lo que se puede haber movido en el interior de Peter para estar haciendo esta exposición filosófica, casi existencial.

- Yyyyy... pregunto... ahora que te diste cuenta... ¿Qué pensas hacer con esa info?... porque dejame decirte que tenés casi 30 años como para patear el tablero y pirarte a vivir la vida loca, como hizo Celes a los 21.

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