Las despedidas nunca son 100% felices o 100% tristes. Siempre detrás de ellas, hay sentimientos que se chocan, generando una sensación rara que te puede hacer llorar de risa o llorar de pena. O de las dos.
A veces, es lo que sienten individualmente cada uno de esos seres que se separa. Pero lo curioso sucede cuando esa sensación convive dentro de un mismo cuerpo.
Me despedí tantas veces en mi vida, y siempre sentí lo mismo. La felicidad o la tristeza nunca eran totalmente completas. En algunas ganaba uno u otro estado, pero nunca ninguno era absoluto. Siempre sucedía que la esperanza de irte era más grande que la tristeza por lo que dejabas. O viceversa. Hasta que llegó un momento en que las cosas que tenía en cada uno de los lugares (el que dejaba y al que iba) fué haciendo que las despedidas fueran algo más habitual. Supongo que esos sentimientos habían llegado a 50 y 50.
Una de las sensaciones más fuertes que experimenté en mi vida fue cuando descubrí que mi lugar no estaba donde yo había vivido por años, donde había nacido, donde había crecido, donde tenía mis amigos de toda la vida, donde tenía a mi familia. Me dí cuenta de que ya no pertenecía a ese sitio y que en realidad mi lugar estaba allí a donde había elegido vivir.
Es un poco lo que le pasa a Celeste, y en otra medida a Lali, cuando llegan ese quinto día del año, agotadas a su casa en San Martín de los Andes, pero felices de volver al hogar. Decidieron dejar todo el equipaje tal cual e irse a dormir, sólo se encargaron, Celeste de Antón, y Lali de Margarita y Jack. Después de todo, era domingo... el día decretado para el descanso.
Peter por el contrario experimenta la otra cara de la despedida. Esa que hace que sientas que una parte tuya, se fué en ese micro, en ese auto o en ese avión y la tristeza es el sentimiento preponderante cuando pensas en tu vida lejos de esas personas que tan bien complementan tus días.
Es madrugada de domingo cuando la última luz de la cabaña de Celeste se apaga para que Lali se monte sobre su cuerpo y duerman abrojadas como cada noche. Y tan distinta es la situación que en el mismo instante el cuerpo de Natalie, es el que se desmonta del de Peter después del reencuentro sexual en la casa de Punta del Este.
Hablemos del sexo entre estos dos seres para empezar a demoler mitos:
Rutinario, monótono, aburrido, mecánico, casi guionado para que cumpla con los objetivos de satisfacción fisiológica de ambos. Ella llega al orgasmo algunas veces, y otras no. Él no la descuida en ese sentido, pero eso no quiere decir que la satisfaga. Él eyacula, y disfruta de ese instante de placer, pero no pidamos más.
Para ambos el sexo es incompleto, deslucido y pobre. Y a pesar de que en otro tiempo tuvo un poco más de pasión, (sólo un poco) ahora se convirtió en un deber y también una especie de contrato tácito mutuo, que hay que cumplir, no importa cómo.
No existe ni una pizca de deseo de uno por el otro. Y si se siguen abocando al sexo juntos, es porque existe cierta comodidad. Como si lo hicieran porque "¡Ya que tengo a alguien al otro lado de la cama... bueno, cojamos!"
Podríamos decir que la máxima para ellos en ese instante es como dice La Bersuit en "Coger no es amor" "Y no tengo la culpa, de que todavía pienses que el amor, lleva trámites absurdos de frívola seducción".
Si Peter intenta complacerla, es más por su instinto natural de bondad, que por satisfacer su machito interior o desear que ella realmente se sienta complacida y deseada. Ella ni siquiera piensa en si lo hace sentir bien. Le basta con que el sexo ocurra con una frecuencia que le mantenga viva la esperanza de quedar embarazada y con que él deposite adecuadamente su esperma. Con eso ella cree que está todo controlado.
![](https://img.wattpad.com/cover/211247781-288-k750624.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Acerca del amor
FanficDe todos los sentimientos que podemos experimentar los seres humanos a lo largo de la vida, seguramente el amor, es el que nos muestra en la mayor cantidad de facetas. El amor nos hace versátiles. Podemos renunciar a algo por amor, podemos herir po...