— ¿Castiga? —repite él, confundido.
Sí, la verdad es que Mikhail no sabe nada de mi cita con Nomar y, después de semejante beso, no quiero que se entere. Además ¿eso no cuenta como infidelidad falsa?
— Sí —afirmo, deliberando la mejor mentira posible.
Alza una ceja.
— ¿Puedo saber por qué?
Trago saliva.
Bien. ¡Cerebro, a trabajar!
— Eh... —lamo mis labios— mi mamá me castigó por...quedarme hasta tarde viendo series.
¿Funcionó mi mentira? No lo sé, parece muy poco convencido.
— ¿Qué? —inquiere, sin creerme nada.
— Sí. Verás, he estado durmiendo a las tres de la mañana solo por ver series en Netflix y en el colegio...
— A ver, Natalie —suspira, sonriendo de lado—. Puedes inventarte una excusa mejor. Dime porqué te castigaron.
¡Maldita sea! Astuto de mierda.
Bien, no sé qué más inventarme.
— Dime —exige, acomodándose para verme mejor.
Suspiro. Ahí voy.
— Me escapé —escupo. A los dos segundos me arrepiento de habérselo dicho.
Abre sus ojos, impresionado.
— ¿Escapaste? ¿A dónde? ¿con quién?
— Con las chicas —miento inmediatamente.
Puedo decir una verdad a medias y le agrego un toque de mentira. Lo cierto es que me escapé y la mentira es que lo hice con las chicas. Uy, pero que ingeniosa.
— ¿A dónde fuiste, Natalie?
— Solo fuimos a la piscina —agrego otro toque de verdad.
— ¿Sabes que eso no está bien? —cuestiona, preocupado.
Alzo las manos.
— Lo sé, estuvo mal, pero no hicimos nada malo. Y en serio necesito cenar con West. ¿Podrías decirle a mamá que cenaremos fuera? Por favor.
Suplico, juntado ambas manos y haciendo un puchero.
Rueda los ojos.
— Bien.
Sonrío ampliamente.
— Iré a cambiarme.
Chillo, poniéndome de pie y corriendo hacia mi habitación. Me doy una ducha y ahora me encuentro escogiendo mi vestuario.
Elijo una falda de mezclilla, acompañado de mallas color negro, me coloco una camisa de igual color, con una chaqueta a cuadros rojo con negro sobre esta; ahora tengo una disputa entre mis converses negras y mis botines de igual color.
Al final elijo las converses por la comodidad, me maquillo solo un poco, dejo mi cabello suelto y bajo.
Mi madre y Mikhail se encuentran sentados en el sofá de la sala tomando té o café, no distingo bien el contenido de las tazas.
— Estoy lista —informo, al terminar de bajar las escaleras.
Ambos alzan la mirada y me enfocan. Mamá me mira, impactada.
— Ya no te sientes para nada mal —bromea, poniendo la taza sobre la mesita frente a ella.
Ruedo los ojos. Si supiera que nunca me sentí mal.
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Estrella Fugaz © [Completa ✔]
Teen FictionEstoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la hamburguesa que sirvieron en el almuerzo de hoy, intentan incluirme en la conversación pero me es imposible prestarles atención, no puedo de...