CAP. 22

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NARRA ALASKA

Me levante gracias al canto de las aves que se encontraban en el balcón de mi habitación.

- Hoy parece ser un hermoso día - dije para mi; entre el baño a hacer mis necesidades y luego me vestí para ir a preparar el desayuno para los demás.

- Huele delicioso - escuche que decía Jackson mientras bajaba las escaleras acompañado de Stephen.

- ¿Y ahora? - se me quedaron mirando - ¿Durmieron juntos o como? - dije burlona.

- Ay si!! Nos la pasamos muy bien, ¿verdad? - dijo Jackson dándole un codazo a Stephen para que le siguiera la corriente.

- No, que asco - dijo Stephen con cara de asco.

- Ah desayunar monstruos - dije colocando sus platos con comida frente a ellos.

- Gracias - contestaron al unisono.

Todos nos encontrábamos en el patio trasero de la casa, ya que, hacia demasiado calor para nuestro gusto, Jackson se encontraba dentro de la piscina que se encontraba allí mientras Stephen hacia ejercicio y yo estaba sentada en un silla bajo la sombra de un árbol mientras leía un libro que había encontrado.

- ¿No vas a entrar a la piscina Alaska? - me pregunto Jackson.

- En un momento más, el libro esta demasiado interesante como para dejarlo así solo por ti - dije mirándolo divertida.

- Ya quisiera ser tan bueno ese libro como yo - dijo indignado sumergiéndose.

- Deja a la niña, se va a enojar contigo - dijo Stephen divertido viendo a Jackson.

- Tu déjame en paz - dijo Jackson saliendo del agua y sentándose a mi lado - ¿Que lees enana? - me pregunto viendo el contenido del libro.

- Un libro ¿que no ves? - dije divertida.

- Ja ja, que graciosa - me miro serio pero yo se que se quería reír.

- Chicos, ¿Que les parece si nos hacemos un cambio de look? - les pregunte.

- A mi me parece bien - dijo Jackson - ¿Tu que dices Stephen? - le preguntó.

- Yo estoy bien así amigos gracias, luego me hago un cambio, mientras veré el cambio que se harán ustedes y me burlare un poco si les queda mal - dijo divertido.

- Muy bien pero...... ¿Como conseguimos las cosas para hacernos el cambio de look? - les pregunte.

- Se lo podemos encargar a uno de seguridad ¿no? - pregunto Stephen.

- Cierto - volteo a ver a los guardaespaldas y me dirijo a ellos. - ¿Disculpen? - les dije a unos que estaban platicando y al escucharme se enderezaron tan rápido que hasta brinque del susto.

- Díganos señorita Alaska - dijo uno de ellos.

- ¿Les puedo pedir un favor? - los guardaespaldas me miraron un poco raro pero luego asintieron - ¿Pueden ir a comprarnos unos cosas que necesitamos?.

- Claro que si señorita, díganos que desea - dijo uno.

- Les haré una lista ¿vale? - me miraron sorprendidos.

- Claro que si señorita - volvió a decir.

- Dime Alaska por favor, eso de señorita se escucha muy formal - le dije dándole la lista de lo que necesitábamos y sonriendo.

- No podemos hablarle así señorita, su padre se enojaría - ¿Que acaba de decir?.

- ¿Mi padre? - le pregunte confundida.

MI ÁNGEL GUARDIÁN  《las apariencias engañan 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora