Sammy

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Cuando llegué al baño comunitario, lamentablemente no estaba vacío. Más gente había tenido la idea de refrescarse antes de comer. Por suerte, no estaba tan lleno como para hacer cola. Pero sí había gente dentro y eso me hacía plantearme si era necesario ducharme, si realmente apestaba tanto como yo pensaba, si valía la pena desnudarme delante de unos desconocidos para refrescarme.

Estaba en la puerta y entonces vi a Gero aparecer resbalando con sus pies mientras cantaba en la ducha junto a otros dos chicos. Yo les había visto antes. Eran los que se sacrificaron llevándose más huevos.

- Eh, Fabio.- me llamó Gero.

- Es Flavio.- le corregí.

- Lo que sea. Ven, únete a nuestro coro de la ducha.- me invitó.

No estaba seguro de si entrar o no, pero entonces las otros dos se asomaron y la presión de grupo me pudo.

- Voy.

Comencé a desvestrime y ellos a silvarme como si estiviera haciendo un streaptis. Bea, esta no te la voy a perdonar. Cuando acabé, me acerqué poco a poco a ellos.

- Venga a la de 8. Cantamos.- dice Gero, con todo su pelo pegado a su frente.- 4, 5, 6, 7, 8.

Comenzaron a cantar una canción que yo no conocía. Intentaba que resultase lo menos incómodo posible, no les miraba de cintura para abajo y me tapaba con la mano mis partes. Me acerqué al grifo. El agua salió helada al principio. Como si viniera desde el pozo directamente. Me hizo dar un respingo y se me cayó el bote de champú que llegó hasta donde estaban estos tres.

- Vaya, parece que a Fabio se le ha caído el jabon.- dice el otro rubio.

- ¿Me lo acercáis?- pregunté.

El moreno de los rizos se iba a agachar pero Gero le paró.

- ¿Por qué no lo coges tú?- me preguntó.

Nadie se movía. Solo se oía el agua caer. Cerré el grifo y, con mis manos tapándome, me acerqué. Justo cuando me acerqué al círculo, donde estaba la botella en el centro, Gero le dió con el pie y la propulsó hasta la pared. Gero estaba empezando a tocarme los huevos, metafóricamente hablando. Suspiré y me agaché a por él y justo cuando me agaché recibí una cachetada en el culo. Casi me caí del susto y quité mis manos de mis partes. Me levanté y me giré rápidamente buscando a un culpable. Pero todo apuntaba a Gero.

- Hostia el Fabio esta dotaísimo.- salta el rubio y el de los rizos comienza a reír, su risa es contagiosa, pero mi enfado es superior.

- No ha tenido nada de gracia. Dejadme en paz.- les digo serio y con autoridad y me voy a las duchas de justo enfrente.

Me dejaron ducharme con tranquilidad. Ellos siguieron haciendo ganso. Cuando pensaba que ya me había librado y que iba a salir del baño sin ningún otro percance, Sammy entró en el baño buscando a alguien con su mirada. Seguro que era a Gero, seguro que estaban liadísimos. Me sentía un poco indefenso con solo mi toalla, no me cubría todo el cuerpo y si la llego a subir más se me vería por abajo. De pronto, me visualizó y se dirigió a grandes zancadas hacia a mí. Yo me fui echando hacia atrás por inercia hasta que me choqué contra los azulejos de la pared. Puse mis manos sobre los azulejos para evitar resbalar y cerré un ojo. Tenía miedo.

- ¿Tú eres Flavio?

Yo tragué saliva y asentí.

- Perfecto, menos mal que te encuentro.- dijo.

- ¿Buscando nuevas conquistas, Sammy?- le preguntó Gero.

- Calla.- le dijo ella.- Me han mandado a decirte una cosa.

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora