¿Quién es la psicóloga aquí?

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Capítulo Doble

Tras la llamada familiar y tras las palabras de Gerardo, necesitaba una 'tarde de estudio' urgente con Maya y Julieta. No daría nombre, así ellas no sabrían nada.

Al día siguiente, tras comer, estaba por llamar a la puerta de Maya cuando Sammy apareció y me arrastró a la sala común. Adiós a mis intentos de entender algo.

Sammy se compró un té y nos sentamos en el sofá.

- ¿Qué hacías en la puerta de Maya?- me preguntó.

- Pues iba a hablar con ella. Nos contamos nuestras cosas.- le dije.

Ella puso una mueca, dejó su taza sobre la mesa baja y me miró antes de preguntarme:

- Pero vamos a ver, ¿quién es la psicóloga aquí? ¿Ella o yo? Qué ella estudia matemáticas.

Noté un cierto... Resentimiento. Envidia quizás, en sus palabras.

- ¿Lo siento?- quise que sonara como una pregunta pero realmente sonó a disculpa.

- Estás perdonado. Bueno.- dijo llevándose la taza a los labios de nuevo.- Cuéntame. ¿Qué te ocurre?

Ni loco, ni loco de atar iba a contarle a Sammy qué me estaba pasando realmente. No tenía confianza con ella como para contarle lo que realmente me estaba pasando. Afortunadamente, nos vimos interrumpidos por una discusión entre Rafa y Hugo.

- Es que le puedes hacer mucho daño y ella no se lo merece.

- Pero vamos a ver, que es mi vida y no la tuya, que no te metas.

- Pero es que no se merece lo que le estás haciendo, Hugo.

- Rafael, que me dejes tranquilo. Quizás si hablo con otra persona te callaras.- dijo y tras darle un empujoncito con el hombro, se fue hecho una verdadera fiera.

¿Pero qué diantres? Sammy hizo contacto visual con él. Y como si fuera una madre que ha presenciado una pelea entre sus hijos, Fali vino con la cabeza gacha hasta nosotros y se sentó en el sillón al lado de Sammy.

- ¿Me puedes explicar de qué coño iba eso?

Fali titubeó unos segundos.

- Hugo está haciendo algo... Que puede herir a una tercera persona, una que está en nuestra ciudad y no quiero que ella salga herida. No lo merece.

No sé qué pensaría Sammy, yo sinceramente pensé que Hugo se estaba metiendo alguna sustancia que no era buena y que su madre, si lo supiera, estaría destrozada.

Fali siguió hablando con Sammy, mientras yo me disculpé para ir a por un té. Tenía ya suficiente con mis problemas como para cargarme los de alguien más. Cuando volví, Fali estaba diciendo:

- Que a mí me da igual, pero no me parece bien y ya está. Se lo tenía que decir y punto.

Los dos se giraron a mirarme. Yo les miré, quizás ahora mismo sobrara pero no les estaba entendiendo. En ese momento, Hugo entró en la sala y todo se quedó frío, como si no hubiera cerrado la puerta y fuera hiciera -15°C. Se acercó hasta nosotros y la verdad es que no sabía qué hacer.

- Rafa, tío.

Es la primera vez que le escuchaba referirse a Fali de esa manera.

- Lo siento. No me gusta discutir contigo. ¿Todo bien?

Acercaron sus cabezas y pegaron sus frentes.

- Todo bien, hermano.

Sammy me miró, parecía no entender el entramado de la mente de estos dos. Sinceramente, yo tampoco lo entendía. No entendía absolutamente nada.

Hugo se sentó junto a nosotros y comenzamos a hablar de cosas triviales. Tras unas horas, conseguí escabullirme. O eso era lo que yo creía.

- Flavio, espera.- me dijo una voz detrás de mí. Era Sammy.

Me quedé parado en el pasillo. Me había pillado escabulliéndome.

- Quiero que sepas que la conversación la dejo pendiente. No sé me va a olvidar. Y quiero que sepas que puedes venir a verme cuando quieras, ¿vale?

Asentí. Por alguna razón, Sammy me parecía una buena sustituta de Maya. Pero realmente necesitaba hablar con ella.

---

Las semanas iban pasando y cada día, estaba más unido a Gerardo. Éramos como mejores amigos. Yo le hablaba incluso de Murcia y él a mí de Ceuta. Bea cuando se enteró de emocionó:

- Eso es, hermanito. Ya solo falta que me lo traigas hasta aquí.

Querida Bea, que te crees que estoy acercándome a Gero por ti. Permíteme que me ría.

- Quizás se anime y venga está verano.- le contesté y realmente, yo albergaba esa esperanza.

El tiempo con la banda me vino bien. Yo me abrí bastante con los chicos y me llevaba cada vez mejor con ellos. Estefanía era una persona maravillosa, no me extrañaba que Gero y ella se quisieran tanto. Y Aitor y yo también nos acercamos bastante, cada día me caía mejor a pesar de que al principio me pareciera que no me quisiera allí.

Faltaban dos días para las vacaciones y yo estaba estresado con los parciales, cuando llamaron a mi puerta de forma incesante. Esa manera tan peculiar de Sammy, y no tenía ganas de hablar con ella. Habíamos hablado mucho este tiempo pero ella quería ir conmigo en un sentido que no era recíproco, así que me mantuve callado, simulando no estar en la habitación. Desgraciadamente, mi móvil sonó en ese momento: era Gero. Chisté antes de contestarle en voz baja:

- ¿Qué quieres?- le pregunté nada más descolgar.

- ¿Me vas a abrir la puerta o me tengo que sacar la silla al pasillo hasta que se te ocurra abrirme?- me contestó.

Sonreí, no era Sammy. Me levanté y le abrí. Venía con su guitarra y varios papeles.

- Escucha esto y dime qué te parece.

Empezó a tocar la guitarra de esa forma tan virtuosa que seguía dejándome hipnotizado y con la garganta seca. Le escuché pacientemente, la melodía era preciosa.

- ¿Esta es la letra?

- No, esas son de otras cosas escritas, pero es por si podemos coger algo para componer la letra de esta.

- ¿Podemos? ¿Quieres que compongamos juntos?

- Vamos, Fabio. ¿Crees que no te oigo cuando tocas? Sé que tocas cosas tuyas, sé que también compones.

Era una parte secreta mía. Mis canciones eran donde de verdad contaba lo que me pasaba, lo que me rondaba por la cabeza. Donde realmente sabía expresarme. Gero me miraba con los ojos brillantes, con muchas ganas. Y la verdad, es que, aunque él no fuera consciente, intimar de esta manera con él, para mí era un gran paso. Porque para mí componer era algo muy íntimo, y él me estaba pidiendo que compusiéramos algo juntos.

Sin embargo, nunca he sido capaz de llevarle la contraria a Gero:

- De acuerdo, pero te vas pronto, que mañana tengo que repasar para el examen.

Él sonrió como un niño pequeño. Como sonreímos todos cuando nuestra madre nos deja quedarnos a dormir en casa de nuestro amigo de pequeños.

Voy a publicar 2 capítulos hoy, porque es mi cumple y quiero haceros un regalo. Esta tarde subiré el siguiente.

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora