Mantita, Netflix and chill

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Casi conseguí decirle algo a Hugo pero entonces la figura de una rubia alta y que venía hacia nosotros a toda pastilla, como un tren a todo vapor, me cortó la respiración. Bruno dio un salto en su silla al ver a Sam venir tan embalada hacia mí.

- ¿Qué has hecho toda la noche con Julieta? ¿Eh? Qué estás conmigo imbécil.

Ea, pues ya estaría. Exposeado por Sammy a las seis y media de la mañana. Así se empezaba bien la semana. Yo me quedé mirándola, como un estúpido y ella echa un basilisco dando gritos y haciendo aspavientos. Todo el comedor mirándonos. Perfecto, justo en lo que habíamos quedado.

- Sam, estaba triste. Es mi amiga no iba a dejar...

- ¿A dejar de que, eh? ¿Eh? Qué has dormido con otra, cerdo.

- Solo he dormido con ella, ha pasado mala noche. Te estás tomando esto a la tremenda, estás liándola por una estupidez. No voy a dejar de ser amigo de mis amigas porque este contigo, ¿entiendes?

Estaba sonando mucho más duro y mucho más borde de lo que quería. Pero sentía los ojos de todo el mundo sobre mí. Alguien soltó un silbido de admiración. Me giré a identificar el sonido. Era Gero, en la puerta. Ahora él también sabía lo de Sammy. Genial. Todo bien.

Mi cabreo iba subiendo poco a poco.

- ¿Y yo tengo que aguantar que estés tonteando con todas?

- No estoy tonteando con nadie. Es mi amiga. Me necesitaba, así que fui con ella. Fin. Estás haciendo una montaña de un grano de arena y es algo muy simple.

- No qué va.- dijo y soltó una risita de inconformidad.

- Mira, no tengo tiempo para esto. Tengo clase. Cuando seas una persona razonable y los celos no te controlen, ven y hablamos como personas civilizadas.- le dije mientras me levantaba para irme.

Bruno estaba flipando. Salí de allí cruzándome con Gero en la puerta, que me miró de una forma que no supe descifrar. Necesitaba huir de la residencia cuanto antes.

Cuando llegué a clase Javi notó desde lejos mi mal humor. Puso una mueca y se me acercó curioso pero precavido:

- Hey, Fla. ¿Qué tal por Murcia?

Yo levanté la mirada, estaba un poco enfadado aún, pero Javi no había tenido nada que ver ni la culpa de nada. La única culpable era Sam, que nos había expuesto sin mi permiso por unos celos injustificados.

- Javi, tío. Menos mal que estás tú aquí. En Murcia bien, el problema ha sido a la vuelta.

Javi se acercó y me dio un abrazo. Le conté a Javi resumidamente todo, Javi era un chico de confianza que yo sabía que no iba a decir nada, porque tampoco era nada chismoso. Javi me dijo que entendía que estuviera mosca pero de debía hablar con Sam y contarle lo que me molestó, que las cosas cuando no te gustan se hablan, y no solo en las relaciones de pareja.

Ese último apunte suyo, el "y no solo en relaciones de pareja" me daba por pensar, que con Gero quería hablar siempre que me molestaba algo.

El día de clase se me hizo largo y cansado, ya que estuve pensando qué decirle a Sammy y que iba a hacer. Porque si siempre se comportaba de esa manera, celosa, pues no me iba a gustar un pelo tener ese tipo de relación, me parecía un poco tóxico.

Cuando llegué a la residencia me tumbé en la cama suspirando y mirando al techo. Necesitaba despejarme de todo. De verdad que sí. Justo en ese momento llamaron a mi puerta, me levanté a abrir. Gero estaba delante de mi puerta, apoyado en el marco, supuestamente eso tendría que darle un aire de chico duro, pero dado que era más pequeño que yo, ese intento me dio ternurita.

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora