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Si existía algo que diese más miedo que un: "tenemos que hablar"; eso se trataba de un: "tenemos que hablar muy seriamente, de verdad". Esas mismas palabras que habían salido de los labios de Gerardo que se encontraban a escasos centímetros de los de Flavio en ese preciso momento. A Flavio se le estaba resbalando el sándwich de "pollo" (porque dudaba que eso hubiera sido un animal) de la mano.

Flavio tragó saliva.

- ¿A qué venía tu mensajito?

Vale, desde luego, de todas las posibilidades y escenarios que Flavio había imaginado, una encerrona por parte de Gerardo no había entrado entre sus favoritas.

La proximidad entre su cuerpo y el del rubio le estaba poniendo nervioso, nervioso de una manera que ahora mismo no le convenía absolutamente nada, puesto que el rostro de Gerardo reflejaba la intención de sus palabras. Su semblante era serio y miraba casi sin parpadear a Flavio a través de sus cristales.

- Ehhhh...- era lo único que salía de sus cuerdas vocales, pero Gerardo no se movió, ni siquiera parecía parpadear.

- Necesito saber cuál es tu intención con ese mensaje, Flavio. Y necesito saberlo cuanto antes.

Flavio no reaccionaba bien al estrés. A este tipo de estrés. No le gustaba que le preguntaran cosas, mucho menos que le obligaran a responder. Por eso no participaba mucho en clase, dar la respuesta incorrecta era algo que le daba mucho miedo. Pero no estaba en clase. Esto era mil veces peor, estábamos hablando de Gerardo. De su Gerardo. De cómo le estaba pidiendo. No. Exigiendo, explicaciones por sus actos. Unos que cometió en estado de ebriedad.

Flavio no estaba listo para decirle sus verdaderas intenciones. Mucho menos en esas circunstancias, estaba luchando por no tener una erección. Si hablaba, y le respondía sus dudas quizás se alejara lo suficiente como para no darse cuenta.

- Estaba... Estaba borracho cuando te escribí eso.- consiguió decir.

- ¿Cuál de ellos, Flavio?

- ¿Cómo... Cómo que cuál de ellos, Gero?- estaba tan pálido como la pared, podría camuflarse si así lo quisiera.

Y realmente es lo que deseaba, que Gerardo dejara de mirarle a los ojos. Que dejara de mirarle en general, porque cuando posaba su sola mirada sobre él provocaba cosas que Flavio no estaba preparado aún para manejar.

Gerardo sacó su teléfono pero antes de enseñárselo, se paró.

- Enséñame nuestra conversación.- le pidió dejando un poco el tono autoritario. Incluso podría decirse que con un poco de dulzura.

Flavio busco con su mano libre su móvil en el bolsillo delantero. Seguía pegado a la pared, lo desbloqueó y entró en el chat con él. Estaban los dos últimos mensajes que ya conocía y una conversación anterior sobre algo de la banda, de diciembre. Flavio se lo tendió, un poco tembloroso y Gerardo leyó rápidamente.

- Los has borrado. Los has borrado solo para ti, tonto.- le informa.

- ¿Qué decían?

Gerardo le miró, le observó y sopesó algo que Flavio no sabía pero ansiaba saber. Odiaba su faceta borracha, la odiaba con todo su ser. Le había generado tantos problemas...

- Quizás los borraste para ti porque no querías verlos.- dijo mirando al suelo y llevando su mano al picaporte de la habitación.

Flavio interceptó su mano a medio camino. El contacto de sus manos, revolvió algo dentro de Flavio.

- Por favor.- casi le suplicó.

- Si los borraste, sería por algo, Flavio. No voy a ser yo quien te lo diga. Tendrás que hacer memoria.- dijo, deslizó su mano, que escapaba entre los dedos de Flavio, abrió la puerta y se fue por el pasillo.

La puerta quedó entreabierta unos centímetros, y Flavio se dejó caer, deslizando su espalda por la pared, hasta que tocó suelo con su trasero.

¿Qué demonios le habría dicho a Gerardo? ¿Por qué lo habría borrado? ¿Habría borrado también sus respuestas? ¿Habría alguna forma de recuperarlos?

Flavio supo al instante, que si quería recuperarlos, conocía la persona indicada que podría ayudarle. No sabía el precio pero al menos debía intentarlo.

Cerró la puerta y dejó el sándwich sobre la mesa. Se le habían quitado las ganas de comer. Buscó su cartera y las llaves, cuando las halló, salió de la habitación. Bajó las escaleras hasta la planta de abajo dirección a la habitación de Jesús, pero al pasar por la habitación de Maya oyó algo que le paralizó.

- No sé qué hacer, Maya. Está esta persona, pero luego... Está la otra y no sé si...

- Gero, yo me lanzaría. Si fuera tú, lo haría.

- ¿Estás segura? ¿Te tirarías a la piscina?

- Yo solo te digo, que la piscina tiene agua y que yo en tu lugar... Lo haría.

Hubo un silencio y Flavio miró a todos lados buscando un escondite. Corrió a la habitación de Sully y llamó con prisa. Afortunadamente, Sully no tardó en abrir y no le vieron en el pasillo.

- ¿Y esa prisa, chiquillo?- le preguntó el gaditano cuando Flavio entró como un cohete en su habitación.

- Cierra, cierra.- le pidió.

Sully cerró con el ceño fruncido, quería saber qué se traía entre manos Flavio.

- ¿Qué te trae hasta mí?

- ¿Sabes cómo recuperar mensajes que se han borrado de un chat de WhatsApp?

Jesús cruzó los brazos en su pecho y miró al techo.

- Depende de quién los ha borrado. Si los has borrado la otra persona, necesitaría su teléfono. Sin embargo, si los has borrado tú, eso ya es más fácil. Aunque no es barato. Tampoco caro, pero espero que tengas dinero.

Flavio asintió.

- Dame tu teléfono.

Flavio le obedeció ipso facto. Jesús no tardó mucho.

- ¿Y qué chat es?

Flavio se quedó callado. Quizás no quería que Sully supiera lo que había.

- Entiendo... Mira, cuando selecciones el chat, le das aquí, luego aquí y luego aquí. ¿Vale?- le enseñó rápidamente.

Flavio creía haberse quedado con todo, asintió y ocupó el lugar de Sully. La silla era muy confortable.

- Creo que ya está. No te salen.

- Es porque los he cargado directamente en tu teléfono, porque he supuesto que no querías que supiera nada.- le contesta y le gira la silla, esperando que se levante de su sitio.

Flavio pilló la indirecta y se levantó.

- Muchas gracias, ¿cuánto será?

- Ya hacemos cuentas tú y yo luego, creo que puedes hacer algo por mí que puede pagar tú deuda.- dijo, le devolvió su teléfono y se giró hacia la pantalla, dando por terminada la conversación.

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora