"Buenos días, bebé"

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Me despertó un fuerte dolor de cabeza. Como si me fuera a estallar. Como si me estuvieran talandrando el cerebro. Estaba mareado y desubicado. Mis amigos no conocían el significado de "salir de tranquis", quedaba demostrado.

Conseguí abrir los ojos, lentamente. La luz me molestaba más de lo normal. Solo podía significar una cosa: tenía una resaca del copón.

Me arrastré hacia el baño. Casi literalmente. Tardé aproximadamente dos minutos en llegar. Estaba para el arrastre. Salir y yo no éramos compatibles, quedaba 100% demostrado..

Me eché agua en la cara y conseguí abrir los ojos. Me miré en el espejo. Estaba hecho un asco. La piel palidísima, ojeras, los labios, pálidos también. No era una buena imagen que ver a primera hora de la mañana.

De pronto, llamaron a la puerta a la puerta con los nudillos. El sonido de los dedos contra la puerta resonó en mi cabeza con un eco, y con mucha más intensidad. Gruñí y me toqué ambos lados de la cabeza.

- Fla, ¿estás bien?

Era la voz de mi hermana Bea, amortiguada por la madera de la puerta. Su voz me retumbó. Solté un quejido y ella se rió sonoramente, haciendo que me doliera mucho la cabeza.

- Eso es lo que te pasa por trasnochar.- me dijo, su voz seguía amortiguada por la madera.- Vístete, la gente ya ha llegado para comer.

Odiaba aquella tradición. Tener comida familiar tras año nuevo. Más que una comida parecía un velorio, éramos todos unos zombies que a penas teníamos fuerzas para respirar o para que nos entrara algo. Chasqueé la lengua, Bea me escuchó.

- Venga, Fla. Rapidito.- me dijo y escuché cómo se alejaba. Notaba como si caminara en mi cabeza. ¡Qué dolor! Miguel me las iba a pagar.

Tardé un rato en vestirme. No era capaz de combinar los colores correctamente, me costaba concentrarme.

Conforme iba saliendo de mi habitación, oía barullo en la casa. Escuchaba conversaciones de fondo y ruido de cubiertos. Todo ello, me molestaba más de lo normal.

¿Sabéis el típico tío rancio que no aguanta nadie de la familia? Pues ese tío, estaba en mi salón, haciendo más ruido de lo normal. Molestando mi resaca. Cerré los ojos, aguantando las ganas de que me explotara mi cabeza o en su defecto, hacer que le explotara la suya. Saludé a todos y me senté al lado de Bea que aguantaba la risa al ver mi nefasto estado este año en la comida familiar.

- De mayor vas a ser el tío borracho en las fiestas, Flavio.- me aseguró.

Ni siquiera quise, o pude, contestarle. Simplemente le bufé.

La comida me revivió un poquito. Rechacé todo el alcohol que me ofrecieron, me daba hasta fatiga el olor. Estaba malísimo, no volvería a dejarme llevar por Miguel en mi vida.

Después de la comida, nos apalancamos todos en el sofá y fue entonces cuando me dispuse a revisar mi teléfono. Empecé por Instagram. Tenía vídeos y fotos que no recordaba haber hecho. Y salía en muchos otros un poco perjudicado por el alcohol, no volvería a beber en un buen tiempo. Decidí entonces ir a ver si quedaba algo guardado en mi biblioteca y cuál fue mi sorpresa ver a Miguel y a otra chica del grupo en el fondo de un vídeo, muy pegados. Cada vez más y de pronto, se empiezan a liar muy torpemente. Entré rápidamente en WhatsApp para mandarle el vídeo a Miguel y preguntarle qué había sucedido cuando veo el chat de Gerardo de los primeros. Y veo mi mensaje sin tan siquiera entrar:

'Buenos días, bebé'.

Eso le escribí yo, a las seis de la mañana. Gerardo no se había conectado a pesar de ser ya pasadas las cuatro de la tarde.

Me hundí en el sofá de la vergüenza. Bloqueé el móvil y me tapé la cara. Qué mal, qué mal.

No se coge el móvil borracho, Fla.

De pronto, me llegó una notificación de Sammy de instagram. Pensé que me estaría respondiendo una historia, pero no. Era una foto, en el chat privado. De esas que no puedes volver a ver, de esas a las que no puedes hacer captura. Pero yo realmente lo que quise fue desver. Me morí de vergüenza. Bloqueé el móvil a toda prisa con la esperanza de que nadie más hubiera visto la instantánea.

Sammy me había mandado un nude.

Un nude en respuesta a un nude mío.

¿Qué diablos había hecho yo la noche anterior? Si tan solo había dormido unas horas, ¿cuándo había mandado yo aquellas cosas a Sammy? ¿En qué momento me pareció que era buena idea?

Yo no era de esos, a pesar de que Sammy constantemente me dijera y cito textualmente: que tenía pinta de fuckboy. Soy más bien lo contrario, soy un softboy. Enviar nudes no es algo propio de mí. Darle los buenos días a nadie, menos. Y ya diciéndole o apodándole bebé, ni hablamos.

Me estaba arrepintiendo de la noche anterior por momentos. Quería recordar qué pasó.

Una notificación me alertó. Afortunadamente no era Sammy. Ni Gero. Era Miguel respondiendo al vídeo:

"Fla, irías tan ciego que ni te acuerdas que te dije que me ayudaras con ella porque me hace tilín?"

Confirmamos que sí, que anoche iba cieguísimo. Pero, quizá Miguel si se acuerde de cosas. Quizás yo le contara algo sobre Gero, o sobre mis intenciones con Sammy. Intenciones que ni mi yo consciente sabía que tenía.

Estaba al punto del colapso mental. Intentaba recordar algo, cualquier cosa. Algo de lo que tirar... Pero no tenía nada que no recordara ya de antes. Entonces, otro mensaje me apareció en pantalla:

'Buenos días, cielo'.

Llevo una semana y un día de retraso, lo siento perdonadme, no ma matéis. Os chero 💓

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora