Clases prácticas

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A la semana siguiente, Gerardo estaba sospechosamente normal conmigo. Después del encuentro en su puerta yo estaba muy rayado. No entendía a ese chico, y quizás nunca lo entendiera.

Habíamos empezado las clases y por culpa de ellas, habíamos tenido que mover algunos ensayos para que cuadrase todo. Yo estaba emocionado con este cuatrimestre, había conseguido sacar exitosamente el primer cuatrimestre, había aprobado todas mis asignaturas. Además, ahora vendrían las clases más practicas y yo estaba deseando comenzar.

Gerardo también comenzaba su parte práctica, una vez me hizo ir a su habitación para posar para él. Al principio me asusté, pesando que me pediría que me quitara la ropa, e imaginé un poco de sexo salvaje mientras nuestras pieles se llenaban de arcilla, pero solo me pidió que posara normal. Me dejó sentarme al piano, yo tocaba aquella melodía, la que saqué el día que fui a disculparme pero que no había acabado. Está vez mi mente me transportó hacia mi relación con Sammy, que iba mejor de lo que yo había previsto. Cierto era, que yo nunca había estado antes en una relación de este tipo pero, teniendo en cuenta la forma de ser de Sam, yo esperaba algo catastrófico. Como que se pasara nuestro trato de la relación secreta por los genitales y fuera contándolo a todo el mundo.

Llevaba posando una hora larga para Gerardo cuando me dijo:

- ¿Podrías tocar algo diferente? Me está dando la bajona, Fabio.

Cambié y decidí tocar algo de nuestro repertorio. Juro que comencé así, pero de pronto estuve tocando la canción de Gero, la que compusimos los juntos. Le escuchaba tararear la letra. Cantaba bastante bien, me preguntaba por qué no era segundo vocalista o por qué no cantaba algún tema él. Cierto era que Estefanía tenía una capacidad vocal que llegaba a donde ella quería, pero, escuchar a Gero, cuando a veces le salía la voz rasgasda... Eso era orgásmico.

- Creo que ya lo tengo. Gracias modelo 3.- me dijo.

- De nada, ahora te toca a ti ser paciente.

- ¿Cómo que ser paciente?- me preguntó algo confuso.

- Túmbate en la cama.- le ordené. Sonaba muy profesional, como si tuviera yo mismo mi propia clínica.

Gero me obedeció y ya boca abajo, dijo:

- ¿No irás a cobrarte esto en carne, no?

Yo me aguanté la risa, maldito Gerardo, ahora me hacía ver esto de una forma que no quería.

- No, idiota. Yo tengo que practicar también. Quítate la camiseta.

- A mí no me engañas, Fabio. Tú me quieres hacer algo.

- Un masaje, eso es lo que quiero hacerte. Cierra el pico.

- Pues me parece que...

- Me vale verga lo que me digas, bitch.- le corté.

Gerardo comenzó a reírse a carcajadas. Madre mía, no era consciente lo que echaba de menos eso hasta que le escuché reír.

- Al menos ponme música para que me relaje.- me pidió.

- ¿Qué te pongo?- le pregunté a la vez que entraba en Spotify.

- A cuatro.- me contestó.

- ¿Eso es un grupo o...?- no me salía.

Gerardo estalló de nuevo en carcajadas.

- Dulce e inocente, Fabio. Siempre igual. Pon a Allen Stone.- me pidió.

Mientras buscaba al artista no podía parar de pensar que Gerardo me acababa de pedir que le pusiera a cuatro.

Ay Gerardo, llegas casi un mes tarde. Me lo llegas a pedir hace un mes y te hago lo que me pidas. Pero ahora estaba con Sammy, y él con Ana. Y al menos yo, tenía una relación de exclusividad, aunque clandestina. Y claro, al no saber que estaba con alguien, entiendo que Gerardo siguiera con ese tipo de bromas entre nosotros. Porque eran bromas, ¿cierto?

Cogí el gel del cuerpo de Gerardo que estaba en su escritorio y se lo extendí por la espalda. Él se quejó de lo fría que estaba pero le mandé callar y me obedeció al instante y sin rechistar. Me senté sobre él, sobre su trasero para ser exactos para alcanzar bien ya que no tenía camilla y así poder ejercer más fuerza al dejar caer mi peso. La verdad es que tener cierto poder sobre él me gustaba, pero tenía que concentrarme.

- Tienes bastantes contracturas, ¿has sopesado la posibilidad de pintar en una silla ergonómica? Esto es de estar mucho tiempo de pie.

Le oí gruñir por la presión sobre la contractura.

- Cabrón.- me dijo con la voz rasgasda.

Respira, Flavio. Por tu madre, ni se te ocurra empalmarte.

- ¿Lo has pensando o no?

- ¿Pero cómo quieres que te conteste si me has cortado la respiración? Madre mía, Fabio bájale.

- Si te puedes quejar, puedes contestar.- le dije y ejercí presión de nuevo y él gruñido de nuevo. Le oí respirar profundamente.

- No puedo pintar sentado y menos en sillas ergonómicas, son muy cuadriculadas, no me deja fluir la creati....joder... Creatividad.

Estuve dándole un masaje alrededor de media hora. Fue lo que conseguí durar sin empalmarme. Gracias a diosito me di cuenta antes de que se notara, o que él lo notara.

- Tengo que irme.- le dije y salí apresuradamente de su habitación.

No le permití ni que me siguiera a despedirme a la puerta. Cuando llegué a mi habitación cogí mi teléfono y me camelé a Sammy para que viniera a verme porque estaba muy excitado y era claramente visible.

POV Gerardo

Flavio salió huyendo de mi habitación. Quise levantarme a despedirle pero al intentar incorporarme me di cuenta de que estaba empalmado. Me cago en puta.

Solucioné mi pequeño problemilla y fui a buscar a Maya. Me crucé con Sam por las escaleras, a saber a dónde iría, esa loca de Sammy.

Cuando llegué al cuarto de Maya, Julieta estaba allí estudiando con ella. Esperé un poco que se fuera, me caía bien pero... Yo quería hablar con Maya a solas. Julieta es una chica lista y pilló la indirecta rápido.

- Bueno, ¿qué tal? Te veo ya bien con Fla.

- Creo que confirmamos que no soy tan hetero como pensaba.

- ¿Confirmamos?

- Confirmamos.

- ¿Pero que ha pasado?

- Pues que me estaba haciendo un masaje y de pronto se ha ido porque tenía no sé qué que hacer y menos mal que no me he levantado porque me había empalmado, Maya.

La cara de Maya era entre querer descojonarse e incomodidad.

- Bueno eso te confirma que te gusta Flavio.-  me dijo.- Por lo menos lo que se dice, sexualmente.

- Pero... Yo estoy con Ana, Maya... Y yo creo, intuyo que él se ve con alguien. ¿Quizás con su amigo Javi? Joder. No voy a dejar a Ana si no sé qué voy a tener a Flavio seguro.

- ¿Piensas seguir con Ana a pesar de que también te guste Flavio?

Esa, querida Maya, es LA pregunta.

- Sí.

- ¿Y estas seguro de que no vale la pena arriesgarse?

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora