La paz

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Nadie, absolutamente nadie, ni siquiera Sully o Hugo que eran los más valientes a mí parecer, se atrevieron a contradecir a Maya.

- Venga, juntaos todos. Vamos a hacer un abrazo colectivo porque ahora vamos a ser todos amigos, ¿De acuerdo?

Nadie osó desobedecer a Maya, en ningún momento. De pronto estábamos todos abrazados y dando saltitos. Quién nos lo iba a decir, que iba a ser tan fácil.

Nos esparcimos en grupitos, o más bien se disiparon, dejándonos a Gero y a mí solos. Tragué saliva.

- Vienes genial.- le comenté.

- Y tú también... Quién lo diría, Fabio.- me sonrió y se llevó un vaso a los labios. Yo solo podía mirarle sin reaccionar.

De pronto, Javi se colocó a mi lado.

- Hola, soy Javi.- se presentó.- Soy compi de Flavio de clase y soy amigo de Jesús.

- Yo soy Gero, soy el vecino de enfrente de Flavio.

Me acababa de llamar... ¿Por mi nombre?

- Seréis buenos amigos, ¿no?

- Algo así...- dijo Gero y volvió a dar un buche.

Ana llegó corriendo hasta nosotros y se llevó a Gero, que me hace una señal de adiós llevando dos de sus dedos a su frente y los levanta.

- Parece simpático.- me dice Javi.

- Javi, no me dejes solo. Creo que Sammy quiere algo de mí y tengo: miedo.- le pedí ignorando que quería hablar de Gero.

Javi comienza a reír.

- ¿No quieres estar con ella? ¿Te da miedo?

- Es demasiado... Demasiado todo. Me asusta.

- ¿Te asusta no estar a la altura?

- Me asusta ella.- le digo, sinceramente.

- Pues vaya, yo no hubiera dicho que te hace tilín. Pensaba que quien te lo hacía era el Capi.

Se me cortó hasta el cuerpo. Algo frío me bajó por la espalda. No supe qué contestar, pero de pronto, Bruno y Maya estaban a nuestro lado.

- Soy fan de vosotros. Me encantan vuestros disfraces.- le dice Javi, presentándose, ya que yo sigo en estado en shock y me veo incapacitado para articular cualquier palabra.

- Eh, Fla. ¿Estás bien?- me pregunta Maya y tocándome el antebrazo que sujetaba un vaso, no recordaba haberlo cogido.

- Sí, sí. Me declaro fan de cómo has resuelto todo.- le confieso.- Y gracias por hacerlo.

- Yo quiero a la Chuletilla, no quiero no poder juntarme con ella porque a ellos les dé la gana.

Me había perdido en "Chuletilla".

- Julieta.- me aclara Bruno.

Le sonreí, Maya siempre tan especial y linda.

Dos horas después tenía un alto concentrado de alcohol en sangre y mi coordinación y visión me jugaban malas pasadas. No recordaba casi nada. Me levanté con dolor de cabeza, o eso intenté pero un cuerpo a mi lado frenó mi ruedo sobre la cama. Me levanté asustado a mirar de quién se trataba pero me relajé instantáneamente cuando vi que se trataba de Javi, que en ese mismo momento soltó un sonoro ronquido. Eso hizo que me doliera la cabeza.

Me levanté y abrí la persiana, cerré los ojos automáticamente. El sol también me molestaba. Claramente, estaba de resaca.

Salí de la habitación, con unas pintas desastrosas y me dirigí a coger agua del grifo del baño aunque fuera, para las pastillas que necesitaríamos Javi y yo.

Cuando entro veo que hay gente dentro. O más bien los oigo... De nuevo, sonidos que no me gustaría haber escuchado. No sabía quiénes eran pero tenía súper claro que no era Gero, tenía sus gemidos grabados en la memoria.

Esperé, escondidito a que se fueran, pero no lo acababan. Así que decidí ir a la máquina dispensadora a por dos botellas. Cuando voy de vuelta Ariadna y Eliot salen del baño, muy incómodos y arreglándose. No jodas, bro. Pero si se odian.

Siguieron hasta la escalera y afortunadamente no me vieron. Qué fuerte, necesitaba comentar eso con alguien. Cuando llegué a la habitación, Javi seguía dormido y eran ya más de las doce. Yo decido darme una ducha porque me siento fatal y necesito quitarme el verde del pelo, que me queda fatal. Le dejo una nota a Javi diciendo que estoy en la ducha, que no tardó mucho. Con Ari y Eliot fuera del baño, no queda nadie y me puedo duchar tranquilamente. Mientras me duchaba, empiezo a tener momentos de lucidez en la laguna de la noche. Una botella girando. Labios y un hielo. Baile con alguien muy cerca. No recuerdaba nada con coherencia, solo cosas sueltas y me filo por haber bebido tanto. Cuando llamase a Bea, no le diría que había bebido, al menos no tanto como para olvidar todo.

Estaba ya vestido y secándome el pelo con la toalla cuando alguien entra en la duchas. Es Fali.

- Hola, Flavio.- habla muy bajito, supongo que él también tenía resaca.- Menudo espectáculo distéis anoche. No sabía que pudieras soltarte así.

¿Distéis? Eso implicaba al menos a otra persona. Pero, ¿de quién se trataría? No quise demostrar que no recordaba nada, Rafa ya estaba quitándose la ropa y no es que me gustará verle más veces desnudo. Una vez fue más que suficiente. Cuando llegué a la habitación Javi estaba mirando al techo de la habitación como replanteándose toda su existencia.

- Buenos días.- le dije, pero no contestó.- ¿Pasa algo?

- Siento como si estuvieran dándome con un martillo en la cabeza.- me dijo y sonrió, pero al instante puso una mueca de dolor.

Yo sonreí.

- Menuda nochecita.- me comentaba, hizo una pausa para tomarse la pastilla.- Recuerdo que me suplicaras que me quedara aquí contigo.- dijo y rió pero no le seguí la risa.- ¿Te pasa algo?

Hice una mueca y me rasqué la nuca.

- No te acuerdas de nada, ¿no es así?

Yo negué con la cabeza.

- Suerte que tu amigo Javier sí tiene una memoria de elefante aunque beba garrafón.- me dijo orgulloso y me hizo una seña para que me sentara a su lado.- ¿Qué es lo último que recuerdas?

- Que hablé con Gerardo.

- ¿Hablar? ¿Es lo único que recuerdas que hicistéis?

¿Qué hicimos Gero y yo? ¿Y por qué se acuerda todo el mundo menos yo? Necesito respuestas.

Paralelas | FlaviardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora