Thea y Kiara pláticaban con Troy muy contentas mientras tomaban café. Al parecer todos se habían levantado de buen humor, menos ella. Seguía sintiendo la presión en su garganta al recordar esos ojos grises llenos de maldad. La aterraba, pero también la hacían sentir mucha curiosidad por saber de él y de su familia. Era una mezcla extraña de emociones. Se había negado a contarle lo sucedido a Thea, no quería preocuparla o disgustarla.
Moscú interrumpió su pequeña convivencia al entrar a la cocina con su porte elegante.
Saludó a todos amablemente y advirtió que los Phoenix no tardarían en bajar a desayunar. A Morgan, la sola idea de tener cerca a aquel hombre la erizó por completo. Pero no pudo negar la cierta excitación que presentía.-Todo está listo.- Thea comenzó a sacar los platos inmensos de comida hacia el comedor y las dos jóvenes de nombres desconocidos para Morgan, la ayudaron en seguida.
Troy salió de la cocina casi al mismo tiempo que Thea y así se quedaron solas las dos jovencitas. Tomando café y comiendo pan integral.
-¿Te gusta aquí?- preguntó de pronto Kiara.
Morgan asintió lentamente y le pasó la mano por su cabello. Ambas sonrieron contentas y Kiara dudó un momento en hablar, pero al final decidió hacerlo.
-Thea me ha contado sobre la escuela, y me ha gustado mucho la idea de ír.- murmuró la pequeña, con timidez.
Morgan supo en seguida de qué hablaba y se sintió herida al darse cuenta que a su hermana si parecía emocionarle la idea, y ella actuando tan mal con Thea. Se sintió tan tonta. Pero podía componer todo, apoyaría a Thea para envíar a Kiara lejos, como ellas querían y después la pequeña las apoyaría a ellas. Si eso era lo que Kiara quería...
-¡Me encantaría asistir!- chilló emocionada, como si supiera lo que Morgan pensaba.
Ya estaba. Pensó la hermosa joven.
Thea entró a la cocina con un gesto pasmado de confusión y asombro. Miró primero a Kiara, y después a Morgan, demorándose más en ella. Los ojos de la mayor parecían salirse poco a poco de su órbita. Kiara se levantó para dejar su taza en el lavabo y la limpió a como sus pequeñas manos le permitieron. Sin darse cuenta del ser vibrante que era su hermana. Morgan se levantó de la mesa y se acercó a Thea con cautela. Supo en seguida que no era nada bueno.-Kiara, ve a la cabaña un momento.- le ordenó Morgan, sin siquiera mirarla.
La menor iba a reprochar, pero pegó un salto fuera de la cocina cuando Moscú entró por la misma puerta que Thea, con una rapidez abrumadora y con la mirada herida.
Morgan se sintió doblemente confundida. No entendía que pasaba, y jamás hubiera creído que todo eso era por ella.-Thea, no creo que pueda ser de mucha ayuda, pero prometo hablar con él y...
-Moscú, no.- la detuvo Thea casi al instante.
No dejó de mirar a Morgan y de pronto, casi al instante su mirada cambió. Era como si Thea hubiera encontrado la perla, el tesoro más anhelado. Moscú le sonrió amable a la joven, pero la sonrisa era tensa y desagradable para Morgan.
-Morgan, vamos afuera. Tengo que hablar contigo.- habló la mujer de grandes ideas.
Moscú se hizo a un lado, como permitiendo que las hermanas salieran de la cocina, y ambas lo hicieron en seguida. Morgan sentía el corazón en la garganta y secó el sudor de sus manos con su vestidito color verde. Se quitó el listón negro de su cabello y lo sostuvo con fuerza entre las manos. Trató de recordar si había hecho algo malo, pero no encontraba nada Siguió a su hermana hasta el jardín trasero de esa inmensa casa y solo se detuvieron hasta llegar a la fuente de piedra. Ahí, Thea se sentó en una pequeña banca de madera y miró a Morgan atentamente. Sin esperar más, soltó la bomba.
-El señor Phoenix quiere conocerte.- murmuró fríamente.
Morgan pasó su peso de un pie a otro, en señal de nerviosismo. ¿Para qué querría conocerla aquel hombre? Tal vez se había enfadado de verla hablando con sus trabajadores, pensaba aterrada.
-No he hecho nada.- se defendió la joven.
Thea puso los ojos en blanco y escondió la cara entre sus manos. Comenzó a sentir muchísima pena por su hermana menor. Se lamentaba que no entendiera las cosas rápidamente porque entonces le haría pasar la vergüenza de explicarlo.
-No se trata de eso. Él quiere conocerte ésta noche.- levantó la mirada un momento.
Morgan sintió las piernas tan temblorosas que tuvo que sentarse al lado de Thea. Miraba fijamente hacia el frente y comenzó a apretar más fuerte su listón. Eso si podía entender, y no le agradaba tanto la idea. Estaba segura que se trataba del demonio de ojos grises y eso la aterraba demasiado. Él no parecía muy amable. Pero eso no era lo importante para ella, lo importante era que Thea no lo permitiera. Miró a su hermana y se sorprendió al ver la determinación con la que Thea la miraba. Morgan se hizo pequeña en su sitio y suplicaba mentalmente; 《Por favor, no lo permitas.》
Pero la decisión ya estaba tomada.-Si lo haces, podría pasar. Kiara en Europa, podría pasar.- susurró Thea, imaginando todo.- Solo será un momento, sólo eso.
Morgan no podía creer lo que escuchaba. Solo llevaba dos días ahí y ya era parte de acuerdo no escrito. Sentía pavor solo de pensar en estár a solas con el señor Phoenix. Nisiquiera la mirada llena de lástima que le puso Thea era capaz de rebajar el miedo y la decepción. Su hermana la estaba vendíendo, así de sencillo.
-No.- la voz de Morgan salió llena de rencor.
Thea sabía que diría eso, pero estaba preparada. Ella ya había dado demasiado para ese entonces. Trabajaba como desquiciada solo para enviarles dinero a ellas y a sus padres, a pesar que su padre la trataba de bastarda y una basura. Aceptó que le enviaran a sus hermanas, sabiendo que sería difícil. Solo para que ellas no continuaran en aquella agonía. Sacrificó mucho, y ahora era el turno de su hermana. Sería el empujón perfecto para Kiara, salir de ahí y estudiar en un sitio dónde tendría la mejor de las oportunidades. Pero la respuesta de Morgan era un rotundo ¡No!.
-Estás siendo egoísta.- habló Thea, tranquilamente.- Te prometo que sólo será una noche, y yo seré quién lo presione para que nos apoye con lo de Kiara. Sólo te pido una noche.
-¿Por qué la quieres lejos?- Morgan se levantó de la banca, aún más furiosa.
Thea ya había perdido la paciencia.
-No es eso. Quiero que tenga una buena educación, tiene siete años, no sabe ni siquiera leer ni escribir y tu no te has molestado en enseñarle nada.- la enfrentó.- Si te niegas, nos vas a arruinar Morgan. ¿No lo entiendes?
Lo entendía. Morgan era una chica muy inteligente y claro que lo entendía, pero quería luchar por su dignidad. No quería terminar en la cama de un hombre por capricho.
-¿Así es esto?, ¿El señor Phoenix ve algo, le gusta y lo toma?- miró con repugnancia a Thea.
-¡Si! Así es aquí, él que tiene el dinero y el poder manda. Personas como nosotras sólo obedecemos.- la tomó con fuerza de los hombros.- Sólo te pido una cosa, y eso es que des algo por tu familia. Da esto y después volveremos a la normalidad. No tienes que siquiera volver a verlo.
Quizás fue el momento, o la mirada suplicante e intensa de Thea. Quizás fue la ilusión de una mejor vida, por medio de su hermanita o el miedo de que al negarse, todo se volvíera un infierno para Thea. Quizás fue su profunda curiosidad por aquel hombre lo que la hizo ceder. Pero sin duda, no tenía ni idea en lo que se había metido. Pero ya estaba, la decisión ya había sido tomada.
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El Placer De Morír En Tus Brazos.
RomanceMorgan Wright llegó a la mansión Phoenix creyendo que había llegado al paraíso mismo, sin saber que se convertiría en la obsesión del hombre que jamás creyó poder poseer. Cuyo deseo desmedido los llevará a los bordes del bien y el mal. Él, un hombr...