La alfombra roja que cubría el pasillo que llevaba hacia el salón, era el tono perfecto para hacer contraste con las costuras delicadas que tenían los bordes de la bata perla de Morgan. Sus pasos eran seguros y su respiración pausada. Esos preciosos ojos marrones estaban dilatados y sus mejillas sonrosadas. Los guardias que estaban descansando fuera del salón, se paralizaron al verla, y ella les sonrió amable. Ella iba a dar la cara, sin temor y sin dudas. Ella iba a arrastrar al consejo. Puso sus manos sobre las puertas de madera y suspiró antes de empujarla.
-Morgan Wright debe estar presente.- La voz de Guiordano quedó suspendida en el aire cuando las puertas se abrieron.
Todos quedaron admirados al ver el destello con el que Morgan entró. No pensaron jamás que esa joven sería capaz de entrar por esa puerta sin que Abel estuviera a su lado, pero estaba sucediendo. Morgan estaba dando la cara.
-He llegado.- su voz fue un susurro placentero.
Abel hizo caso omiso a la desagradable sensación que lo consumía por dentro y extendió su mano izquierda hacia su amada. Y ella la sujetó enseguida, porque después de todo, eran ellos dos contra el mundo. Esa acción provocó diferentes reacciones a los presentes. En las mujeres, hubo un sentimiento de empatía por la nueva madre, en Ruppert D'Nally y Anthonie Guiordano, una simple indiferencia y agotamiento. En Jahír Fusco, un alivio, al saber que después de todo, lo de ellos podría ser real. Pero en el resto, una poderosa sed de ver eso destruido.
-Supongo que he llegado a mis disculpas.- miró fijamente a Arlo y él elevó su ceja con ironía.
-Oh, querida Morgan. Después de todo lo que has pasado, luces estupenda.- Samadhi volvió a hacer honor a su trato.- Estás aquí, porque necesitamos paz y eso sólo podrá suceder, cuando aclaremos nuestro último pendiente. Tú.
Morgan sujetó más fuerte la mano fría de Abel y lo miró a los ojos un instante, dándose fuerza. Fusco, como el más antigüo miembro y la cabeza del consejo, se levantó de su lugar e hizo a un lado su silla, para poder sentirse más libre. Observó a cada uno de los presentes y su recorrido terminó en la única joven, no miembro del consejo.
-Las fechas han encajado a la perfección. Te felicito, has dado a luz al heredero del imperio Phoenix.- Le sonrió con cierta emoción.- ¿Cuál es su nombre?- preguntó con mucho interés.
Todos esperaron atentos y Morgan le dio un apretón en la mano a Abel, cediendo el momento. Él sonrió un poco y asintió, aceptando.
-¿Va a llamarse "Ezra"?- se burló Arlo, sacando un puro de su bolsillo y lo encendió.
-Soy un fiel creedor que no debes ponerle el nombre de algún fallecido a tus sucesores, o vas a recrear su misma suerte y eso no va a pasar con mi hijo.- contestó con voz fuerte, pero sin mirar a su hermano.- Se va a llamar Elijah.
-¡Elijah Phoenix!- dio un grito de jubilo Creta, elevando sus manos al cielo.
La piel de Morgan se erizó al escuchar por primera vez el nombre de su hijo. Elijah Phoenix sería conocido alrededor del mundo en un futuro, sería tan temido, como amado y admirado. Los dos sonrieron, orgullosos de la vida que habían creado juntos y que sería inolvidable.
Arlo dio una enorme calada a su puro y se levantó de su asiento, dispuesto a recordar lo que para él, realmente importaba.-Morgan, has sido el centro de muchos problemas en esta casa y me parece que es momento de aclarar la situación para poder darle fin a una de las épocas más memorables en la Dinastía Phoenix.- Su voz salió ronca debido al humo.- Habló con la verdad a lo que el bebé respecta o eso es lo que parece. Pero no olviden que fue cómplice en la huida de mi esposa y eso cobró con su vida. No olviden que debido a su curiosidad insaciable, el esposo de su propia hermana terminó con un disparo en la cabeza y por favor, no hagan menos el hecho de que Morgan Wright en realidad se metió con mi hermano a cambio de favores que tuvieran efecto inmediato en su beneficio propio. Morgan, has navegado con una vela de inocencia que no le hace justicia ni a la palabra misma.- terminó su mensaje, mirándola directamente a los ojos.
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El Placer De Morír En Tus Brazos.
RomanceMorgan Wright llegó a la mansión Phoenix creyendo que había llegado al paraíso mismo, sin saber que se convertiría en la obsesión del hombre que jamás creyó poder poseer. Cuyo deseo desmedido los llevará a los bordes del bien y el mal. Él, un hombr...