Capítulo 33

180 24 2
                                    

El pasto seco se quebraba debajo de las pisadas desesperadas de los hombres que corrían con un hermano herido entre sus brazos. Pattel, el patriarca, presentía que algo no estaba bien cuando los pájaros dejaron de cantar sobre ellos. Abrió los ojos lentamente y observó todo a su alrededor, pero sólo vio árboles y maleza. Se levantó de la manta que había puesto en el suelo y después bajó a las carpas, saltando entre las rocas con mucho cuidado de no caer.
El sol le iluminaba el rostro con fuerza, haciendo que sus ojos azules parecieran prácticamente transparentes. Era un hombre joven y atractivo, que había tomado malas decisiones cuando estaba en la adolescencia y sólo pudo encontrar su paz mental mientras pasaba diez años en prisión. Después de eso, se dedicó a unír a personas que se encontraran en la peor etapa de su vida y poder salvarlas. El estaba al mando, pero adoraba a su familia con todo el alma. La conexión se había hecho tan profunda que él podía sentir cuando algo no estaba bien, pero así debía ser, ¿no? Después de todo, Pattel era el patriarca.

-Patriarca, irmão ferido!.- Hasel y otros cinco hombres aparecieron en el campamento, cargando al herido.

-Los insumos los trae Ruby y los otros chicos.- Naby le dio el bolso de frutas que traía a la joven Coco y le ordenó a los hombres que se dirigieran a la carpa de curación.- Unos jóvenes malcriados lo arroyaron mientras cruzaba la calle. Está mal, pero tiene remedio.- la mujer le explicó a Pattel mientras se lavaba las manos y después entraron a la carpa.

Naby terminó de romperle la camisa azul marino al hombre tirado sobre la mesa y comenzó a lavarle las heridas que tenía en el estómago.

-¡Zeyla!- llamó a su hermana.- Lava tus manos y ayúdame.

Zeyla hizo lo que su mayor le dijo y enseguida ya estaba a su lado, ayudando a lavar las heridas y a desinfectar.

Hasel, Vrick, James, Gigy, y Craigh se hicieron a un lado para dejar que el patriarca se acercara. Pattel comenzó a ayudar a las mujeres cuando se dio cuenta que entendía la parte en la que estaban las lesiones.

-Nos llamaron vagabundo, ¡Tonterías!- bramó furioso Craigh.

-¿Y un vagabundo te parece una ofensa?- Pattel le dio una mirada de reojo.

-No, patriarca.- negó.

-Sólo está molesto porqué lastimaron al hombre.- lo defendió James.

-Entonces salgan y respiren un momento- les pidió.

Los cinco asintieron después de que James le tradujera a Hasel y salieron de la carpa. Pattel, Naby y Zeyla se quedaron a curar al hombre.

Erín apagó el cigarrillo que estaba apunto de acabarse y observó extrañada como salían los cinco hombres de la carpa de curación. James caminó hasta a su lado y se dejó caer en el piso. Ambos se habían hecho muy unidos después de que ella casi sufriera pulmonía cuando se le ocurrió nadar en un lago de noche. Fueron compañeros en la carpa de curación. Él estaba por una picadura de serpiente. Después de eso, y un intento de ser amantes, se volvieron los más cercanos.

-¿Qué ha pasado?- lo miró burlona cuando él suspiró, agotado.- Sólo fuiste por comida, no a la guerra.

-Algunas personas de mente cerrada son más agotadoras que la misma guerra.- susurró, cerrando los ojos.- Unos chicos atropellaron a tu amigo.

Erín frunció el ceño confundida y miró en dirección a la carpa.

-¿Federick?- se puso de pie, a la defensiva.

-No puedes pasar, lo están curando, pero va a estár bien, son más externas.- extendió su brazo para tomar su mano y hacerla que se volviera a sentar.- A veces quisiera irme lejos.

El Placer De Morír En Tus Brazos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora