Capítulo 51

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-¿Qué hiciste qué?- Abel dejó su gabardina en el perchero de la puerta y su elegante sombrero negro que le hacía sombra en el rostro.

Morgan esperó a que se acercara un poco más para contestar. Ella sabía que todo lo ocurrido en la mañana llegaría a los oídos de Abel antes de siquiera poner un pie dentro de la casa. Y estaba preparada para eso.

-¿Quién te lo dijo? ¿Xavi?- contestó con otras preguntas.

-Sabes que detesto eso.- sus ojos grises chispearon molestos.- Morgan, no entiendo que pasó entre esas personas y tú, pero haberle disparado a Hannah en la pierna fue demasiado.

-Sólo le dí una razón para marcharse.- se defendió con arrogancia y dio media vuelta, dirigíend4ose a las escaleras.- Tate tiene suerte de que mi padre tuviera un pequeño ataque, de lo contrario lo habría vuelto un simpático tablero para jugar canicas.- su voz estuvo cubierta de orgullo.

Abel caminaba detrás de ella, completamente sorprendido por las palabras y la actitud de Morgan, pero extrañamente atraído por la misma.

-Tate debe dejar esta casa mañana a primera hora, de lo contrario voy a hacerle lo mismo que a Hannah.- se detuvo frente a la puerta de su habitación y encaró a Phoenix.- Permití que se quedaran por mi madre, pero no soporto a ninguno de ellos y quiero que se vayan.

-¿Y sí Uvania decide seguirlos?- le preguntó.

Morgan no dudó en contestar.

-Pues lo hará.- se encogió de hombros.- y sí Casie también toma esa decisión podrá hacerlo sin ninguna intromisión de mi parte.

Abel levantó la barbilla lentamente, analizando la situación.

-Quiero llevar una vida tranquila. Contigo y con nuestro hijo.- puso sus pequeñas manos en el pecho de Abel.- Es verdad, perdí los estribos por un momento, pero eso es lo que ellos hacen...

-Nadie puede sentir lo que no desea.- Susurró bajito, acariciando su mejilla.- Morgan, soy consciente de que ésta no es la primera vez.- acercó su rostro al de ella.

Morgan abrió los ojos aterrada y se alejó. Comenzó a sentir esa presión en el pecho que la desnudaba ante las personas y causaba el escudo de púas. Pero no quería atacarlo, no a él.

-Elijah está durmiendo, pero voy a...

Abel la sujetó del brazo antes de que pudiera escapar dentro de la habitación y prácticamente la arrastró hasta la siguiente puerta.

-¡Abel, por favor!- le suplicó desesperada.

-¿Cuál es el problema?- cerró la puerta con fuerza detrás de él.- ¡Quiero y te exijo que me expliques porque te comportas de ésta manera!- su grito la hizo sentír pequeña.

Cuando Morgan creía estár en la cima, por delante de cualquier persona, tenía que llegar Abel Phoenix para tomar su cuerda con fuerza y detener su vuelo.

-Según entiendo, Hannah se volvió amante de Tate y esa fue la razón por la que los querías fuera. Pero te conozco y sé que esa fue la última de las razones.- Se recargó sobre el pequeño mueble de madera y espero por una reacción.- ¿Estás intentando marcar territorio, no es así?- sus ojos buscaron los de Morgan.

Justo en el clavo.

Se sintió completamente a la deriva y escuchar del propio Abel lo que pasaba en su cabeza, la hizo sentir miserable. Claro que estaba intentando marcar territorio, dejar un mensaje de mandato y hacer de todos ellos, sus soberanos. Porque era una pequeña mustia ambiciosa. Pero no había sido así al principio y se aferró a eso al hablar.

El Placer De Morír En Tus Brazos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora